Contracultura y revolución: la poesía de Aníbal Malaparte – Carcaj.cl
12 de diciembre 2024

Contracultura y revolución: la poesía de Aníbal Malaparte

déjame una marca visible que nadie comprenda,
déjame cortar la lengua de parásitos anarquistas,
déjame arranco mi rostro para portar sólo una máscara
déjame regalarte amor, matando todo lo que odias de mí
déjame perpetuarte con una serie de atentados marxistas-leninistas,
déjame declararte amor de mi otra vida
y llora conmigo

Escribió Aníbal Malaparte en su poema Ruegos (Delirios Nihilistas, Mandrágora, 2023), uno de los libros más interesantes de la contracultura mexicana contemporánea.

Este poemario ha sabido convertirse en una desgarradora mezcla de visceralidad, claridad y rebelión juvenil que causa revuelo entre su estilo punk (¿o acaso post-punk?) con la cruel autodisciplina del leninismo cuya capacidad descriptiva se ha convertido en el desprecio de los recatados.

Esta sacudida a la contracultura se crea por medio de una vorágine que nace de una melancolía llena de violencia, de gritos, del desgarramiento de un yo lirico que lo mismo conversa con Sonic Youth que con Althusser. En efecto, los gritos y gemidos de la poesía atraviesan este libro: el de jóvenes que se encapucharon y salieron a la calle a dar la buena pelea, a las patrullas incendiadas, las asambleas furiosas, las consignas y el combate a una realidad de bohemia cultural que solo parece satisfecha cuando abandona sus postulados para aceptar la camisa blanca y el enajenante trabajo de oficina. 

Allen Ginsberg (Aullido y otros poemas, Visor, 1993) quien fue otro inmortal de la poesía rebelde en cierta ocasión escribió como profetizando el exacto mismo estilo de jóvenes que ha inspirado al propio Malaparte:

desbarrando gritando vomitando susurrando hechos y recuerdos y
anécdotas y excitaciones oculares y conmociones de
hospitales y cárceles y guerras,

Salvando las distancias ¿Cómo comprender al poeta de Xalapunk si no es por medio de sus versos apocalípticos y de denuncia de los miles de jóvenes que hartos del capitalismo mexicano y sus métodos de disciplina no tienen ni sueñan con otro futuro que el vengar los acumulados agravios contra su vida?

Aníbal es un escritor solidario, precisamente porque ansía la revolución no espera particulares ganancias por su obra, su compromiso con los movimientos de justicia social es innegable, este impulso lo ha llevado incluso a escribir un libro por los 10 años de la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa cuyas regalías van para apoyar monetariamente la lucha de los padres por encontrar a sus hijos.

Los libros de Aníbal pasan de mano en mano en universidades y maquilas, en salas de descanso para jóvenes que trabajan en Burger King o se lee en la eterna espera del transporte urbano, lo he escuchado recitado en tertulias góticas en cementerios o en encuentros culturales socialistas, en susurros inquietante o a capella (cuando no grito pelado) con una caguama en la mano. 

Al leerlo encontramos pesadillas por una sociedad que le ha declarado la guerra a su clase trabajadora, leemos los sueños frustrados, las historias que nunca tuvieron un final, la alineación con uno mismo y con los demás, la herida de la cual nos enorgullecemos, la constante rabia que nos lleva a tirar nuestra vida por la borda con tal de vengar el trauma que nos define, vemos su odio contra la desigualdad que nos impusieron y la rabia contra una moralista burguesía que ha perdido su misión histórica. Su poesía es el punk de los dementes, de los explotados, de los oprimidos, de los marginados y de aquellos a los cuales la censura les hace los mandados.

Sus palabras no pueden ser catalogadas como simple poesía sino como un híbrido entre poesía y rock, son poemas-concierto como aquellos que solo pueden imaginarse en algún concierto clandestino en algún okupa, en La asamblea de los fantasmas (Valparaíso, 2023) nos entrega versos como los siguientes:

una guitarra de intimidad distorsionada,
la batería gritando su confusión,
el ataque abrasivo de un bajo,
un grito que promete constreñidas angustias,

Estos versos, como experiencia estética son un llamado a la violencia, pero violencia con estilo, violencia revolucionaria no con el viejo estilo de realismo socialista sino bajo el influjo de la guitarra eléctrica y su amplificados. El desorden apenas oculto entre líneas es lo que permite que se comprenda mejor no desde el cursi cliché al que nos acostumbran las grandes editoriales sino desde la consigna escrita en la madrugada pidiendo revolución y besos con sabor a humo y sangre.

Aníbal dedica sus cantos a aquellos que como él solo pueden comprenderse a sí mismos desde los márgenes y el exceso (Mandrágora, 2023):

Y matando hasta morir,
vertiendo encantadora y psicótica claridad,
escuchamos el jazz del cementerio
y bailamos con un esqueleto transexual.

Pero también a los que luchan por un sueño que el capitalismo quiere hacernos creer imposible, los jóvenes que han dedicado su vida a la lucha revolucionaria y han pagado el precio por ello (Valparaíso, 2023):

aquellos que son dolor, venda y herida,
pero dispuestos a hundir el cuchillo
hasta romper cualquier punto medio
al cual los claudicantes quieran llegar.

Esta breve reseña de la obra de Aníbal es escrita y pensada en presentación a mis propias madrugadas en departamentos sin agua caliente ni electricidad, es mi enumeración continua a una vibrante poesía para un país herido por vuelos de la muerte, fosas clandestinas, partidos burgueses que se disfrazan de izquierda y un proletariado rebelde que poco a poco descubre que no tiene nada más que perder que unas cadenas heredadas por siglos de desigualdad, cuya existencia es descrita de manera alucinante por un poeta que escribe un manifiesto encabronado con la escopeta en la mano.

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