
Foto: @pauloslachevsky
Wiñol / Nütram / Cholguán
Wiñol (retorno)
Milla:oro/ Kaniu: cresta
La gallina al igual que el gallo tiene
cresta
La gallina es un pájaro que no
puede volar
-a diferencia de la mayoría
de las aves-
Pero aquello no le quita lo pájara
Así que… me decía yo:
si esto es lo que significa
entonces
yo vendría siendo una especie de
pájara
con una cresta de oro
que aún no ha despegado
pero que siempre
ha tenido la brújula en la cabeza
*
* *
Nütram
Ella era Inés Dionisia Pinchún Colicheo. Nació el 20 de abril del 43 en Pitrufquén. Tuvo 12 hijos: 10 vivos y dos que se fueron cuando era “angelitos”, como dice mi mamá. No es mucho lo que alcancé a compartir con ella -en lo que concierne a mi adolescencia en adelante-. Los problemas y la situación económica, no nos permitían solventar los viajes al campo. Pero lo que sí recuerdo, cuando éramos pequeñas (junto a mi hermana), es que nuestra abuela nos llevaba a alimentar a los pollitos. Nos encantaba. Los pajaritos saltaban y corrían entusiasmados a recibir el trigo que arrojaba desde sus manos -ese trigo cultivado hacia años por ella, mi abuelo y sus hij@s-, mientras los llamaba con un “kukú-kukuuú” y un reconfortante canto que, en ese entonces, yo no entendía pero que siempre nos enseñaba.
Unos años después, mi abuela enfermó. Nunca se supo con claridad lo que tenía. Lo más cercano a su diagnóstico, fueron las aproximaciones médicas conseguidas mediante la insistencia de mis tías; que sospechaban de una neumonía o de algún problema respiratorio similar. En lo que transcurría su padecimiento, ella y mi abuelo Juan Millacán cumplieron 50 años de casados. Por lo que decidieron celebrar sus “Bodas de oro”. Curiosamente, en el evento, se presentaron todos los hermanos y hermanas. Viajando desde Argentina, Curicó, Santiago y distintos lugares del territorio. Incluso, quienes tenían rencillas estuvieron presentes. Aquel día, todo pareció disolverse momentáneamente, porque cada vez que los escucho hablar de eso, sus semblantes y voces se vuelven cálidas y nostálgicas. Es como si todas las hermanas y hermanos, al rememorarlo, volvieran a jugar en el estero, a recorrer los bosques de boldos, alerces, canelos y pinos en busca de leña o hierbas para sanar algún malestar, a sembrar la huerta y los campos de trigo, a capear y agradecer las lluvias, a quedar con la boca negra de tanto comer moras silvestres y a bañasrse y pasar un ratito en el río Toltén. En fin, como si acudieran al canto que impregnó mi abuela en todos los seres de esta tierra.
*
* *
Cholguán
La puerta hinchada
el techo lleno de manchitas
-con el que jugábamos a adivinar
de cuál de todas de ellas
saldrían las primeras gotitas de lluvia-
Un póster de “Miki maus” vacío
de tanto esconder lo que se
comían las termitas
Pero esa vez fue diferente,
esta hueá se inundó:
Estuvimos todo el día flotando
en un río de caca
Pero ni a mí ni a mi hermana
nos importó
porque el día anterior
dieron Titanic en la tele
Así que estábamos felices
arriba de la cómoda
creyéndonos la Rose
Esperando a que Jack viniera a rescatarnos
Sin embargo, en ese entonces
ni siquiera sospechábamos
que ese era el juego que tendríamos que jugar
una y otra los próximos años
Para no terminar
destrozadas
perdidas y hundidas
como El titanic
como El titanic