Hace Medio Siglo un Jóven Llamado Yuri Gagarin…
*Texto escrito por José Miguel Varas para la revista Multitud nº5, en agosto del 2011.
El 12 de abril de 1961 a eso de mediodía yo estaba en Checoslovaquia, visitando la fábrica de automóviles Skoda en la ciudad de Pilseñ (o Pilsen), más conocida por su cerveza que por su poderosa industria metalúrgica, que fabricaba autos y tanques. Recorría, con un grupo de corresponsales extranjeros, las instalaciones de la industria –tan extensas, que para ir de una sección a otra era necesario movilizarse en bus- cuando por los altoparlantes interiores una voz solemne anunció: “En este momento la nave cósmica soviética Vostok 1, tripulada por el teniente Yuri Gagarin, gira en el espacio exterior en una órbita alrededor de la tierra”.
Quedamos estupefactos por la noticia. Era el primer vuelo espacial tripulado. Un periodista español que formaba parte del grupo rompió el clima comentando: “Cuando baje será capitán por lo menos”.
La Unión Soviética aparecía con evidente ventaja sobre Estados Unidos en la carrera espacial, que por sus implicancias científicas y militares era uno de los principales escenarios de la competencia entre los dos sistemas mundiales: el capitalismo y el socialismo.
El 4 de octubre de 1960 los soviéticos habían lanzado el primer satélite artificial de la tierra, el primer sputnik, palabra rusa que adquirió muy pronto ciudadanía mundial. El Sputnik 1 era una pequeña esfera metálica con largas antenas, cuyo agudo bip-bip se escuchó en las radioemisoras de todos los países como el anuncio de una nueva época portentosa de exploraciones del cosmos y, para algunos, como la evidencia de la superioridad del socialismo sobre el capitalismo.
El 3 de diciembre del mismo año, la Unión Soviética puso en órbita el Sputnik 2, que llevaba en su interior al primer ser viviente que viajaba al espacio: la perra Laika.
Luego, en la primavera europea de 1961, el vuelo de Gagarin, marcó el inicio de la época de los vuelos tripulados al espacio exterior.
En Praga, donde yo vivía y trabajaba esos años, como periodista y traductor de las emisiones en español de Radio Praga hubo una verdadera explosión de entusiasmo popular también, múltiples programas de análisis científico y político en la prensa y las radioemisoras (la televisión no era todavía un medio de uso generalizado). La fotografía del cosmonauta ruso, con su sonrisa tímida (que un comentarista demasiado entusiasta comparó con la de la Gioconda) aparecía en todos los diarios y en los noticiarios de los cines y el más popular de los cantautores checos creó una canción dedicada a él en la que se decía:
Tiene solo, mayor, Veintisiete
y el mundo es tan joven como usted…
Me tocó unos días después, junto a un batallón de corresponsales, cubrir uno de los muchos actos de recibimiento popular a Gagarin en una de las principales empresas de Praga. En medio de un mar de gente que aplaudía, lo vimos, asombrosamente joven, cara de niño, avanzar saludando con aire cohibido por entre la multitud hasta llegar al podio que se había levantado para la ocasión. Vestía su uniforme de la Fuerza Aérea Soviética, caracterizado por la combinación incongruente de casaca beige y anchos pantalones azules. Sorprendía su pequeña estatura: 1 metro 57. Después supimos que fue elegido entre los seis pilotos finalistas de un largo proceso, que comenzó con 3.500 postulantes, precisamente por su estatura: la cabina del Vostok 1 era muy pequeña.
Mentiría si dijera que recuerdo su breve discurso, aunque no me cabe duda que habló de la paz y de la necesidad de que los dos sistemas mundiales se enfrentaran en una emulación pacífica y no en una guerra nuclear capaz de destruir a la Humanidad entera. Eran los tiempos de la coexistencia pacífica, proclamada en la Unión Soviética por el Primer Ministro Nikita Jruschov, y que alcanzaba notable eco más allá de las fronteras del mundo socialista.
El 5 de mayo de 1961, 23 días después que el vuelo orbital de Gagarin, el norteamericano Alan Shepard realizó un vuelo sub-orbital de 15 minutos. Jruschov dijo que había sido un «salto de pulga». Shepard, que tuvo después una larga carrera de astronauta, fue proclamado, por los medios de EE UU, el segundo cosmonauta del mundo.
Yuri Gagarin fue ascendido a mayor luego de su vuelo al espacio (como lo previó el periodista español). Murió el 27 de marzo de 1968, al caer a tierra el avión MIG-15 que piloteaba.
*Foto de portada: Nicolás Slachevsky