Ilustración: Robert Gie

18 de agosto 2019

Carcajada – Vidas cibernéticas

por Carcaj - Convocatoria agosto 2019

No hay “revoluciones de Facebook”, sino una nueva ciencia del gobierno: la cibernética

El comité invisible – A nuestros amigos

Estimad@s amig@s, perfiles, nicknames, avatars, cyborgs, hackers, bloguers, gamers, seguidores, usuari@s, y toda clase de piratas y náufragos de internet,

Nuestras vidas han pasado a ser definidas, de una manera cada vez más intensa, por la cibernética. Nos constituimos como sujetos en medio de un gobierno de flujos y una economía de la información. Nuestra individualidad depende de la conexión con un todo que a su vez nos individualiza sólo para tenernos más aislados y mejor controlados.

Mientras, el mundo ha comenzado a ser determinado como un conjunto de circuitos de datos organizados, de conexiones y circulación ininterrumpida de la información, donde lo que cuenta es garantizar a toda costa la disminución de cualquier ruido o entropía, mediante el monitoreo y la gestión permanente sobre la vida. 

Cibernética es el mejor nombre para esta ciencia política -ciencia del control y la conducción, del “pilotaje” (kubernesis)-, que aparece como un saber de la comunicación entre los cuerpos, de los modos en que éstos se relacionan y son capaces de componer otros cuerpos. En palabras de N. Wiener, su fundador: “ciencia del control y la comunicación entre el animal y la máquina”. 

Pero, ¿existen otras cibernéticas posibles? ¿Cuál es el potencial revolucionario, si es que lo hay, de esta ciencia del control y comunicación? ¿Qué tipo de vínculos son los que podría haber establecido entre nosotros una cibernética de otro orden, como la del mítico proyecto Synco? ¿Es posible aún otro internet? ¿Es posible escapar aún a la dictadura de las password, del spam, de las fake news que se viralizan por redes sociales, y del árido reino de los like? ¿En qué medida la red es un espacio de dominación, hegemonía y control, y en qué medida puede ser un territorio en disputa y resistencia? ¿Tiene sentido todavía hablar de amistad, después de facebook? ¿Tiene sentido, en todo caso, seguir creyendo en lo real y en lo virtual como si fuesen dos universos separados? 

Nuestra relación con el mundo está cada vez más mediada por una serie de dispositivos y Apps. De pronto la vida se nos convirtió en un variado stock de información para ir posteando y compartiendo, aunque compartir ya no quiera decir nada, sino tan solo el reforzamiento de esa permanente ilusión de estar conectado al mundo entero, cuando en realidad estamos cada vez más distanciados de él. Sentirse llenos de amigos, mientras se desarrolla un autismo siempre más profundo, en el que sujetos inteligentes, acoplados a sus teléfonos inteligentes, se conectan a otra gente inteligente a través de una burbuja personal que los protege de todo contacto.

Uno de los mayores logros políticos de la cibernética en el contexto capitalista ha sido justamente “cerrar” los sistemas de vigilancia y control que se articulan en nuestro entorno, haciendo que los vigilantes sean a su vez vigilados, que los seguidores sean seguidos, y todo en nombre de la socialización, la comunicación y, cuando no, de la amistad. Predominio de la lógica de los flujos y la circulación, de la homogeneización y anulación de las diferencias, del monitoreo y el cálculo continuo de nuestras actividades. Ya no se trata solo de disciplinar los cuerpos, sino de someterlos a la transparencia y el control permanentes, a la predicción y anticipación de sus comportamientos. 

¿En qué momento se hizo realidad esta pesadilla -extraña mezcla entre Un mundo feliz y 1984-, de la infinita expansión del imperio de la vigilancia, una vigilancia descentralizada, donde todos vigilan a todos, y por otro lado hipercentralizada en grandes empresas, que manejan y utilizan enormes bases de datos a partir de los comportamientos de los usuarios? 

Pero nosotros no cabemos en sus patrones de conducta lineales. No somos predecibles. Nos movemos ocultos y opacos en una danza disarmónica de ruidos y silencios, y nunca se puede saber con certeza cuál será nuestro próximo paso. Así como otros buscan los motivos en nuestras repeticiones, así también nosotros hacemos emerger el caos, en cualquier momento lo impredecible, la interrupción. 

¿Cómo devenir hacker? ¿Cómo desviar las palabras, hackear la lengua? ¿Cómo interrumpir la comunicación incesante para dar lugar al encuentro, al acontecimiento, a la creación? ¿Es posible usar internet contra su propia vocación policial? ¿Tiene sentido luchar en ese espacio sin geografía, o ya ha sido ocupado y cooptado por el capital, como casi cualquier otro ámbito de la vida? ¿Cómo pensar nuestro destino conjunto con las máquinas sin vaciar lo que queda de vivo en nosotros y a nuestro alrededor?

Esas son algunas de las preguntas que ahora nos inquietan y quisiéramos compartir, de pantalla en pantalla, con ustedes.

Saludos, 

así nomás, sin likes ni #

Carcaj

Invierno 2019

Revista de arte, literatura y política.

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