Foto: @pauloslachevsky (intervenida)

19 de mayo 2024

Una inmanencia algo bastarda. Apuntes en torno a «Mundana(L)» de Tuillang Yuing-Alfaro

por Nicolás González Rodríguez

Los sentidos -o, sin-sentidos- que en torno a lo mundano y lo mundanal despliega Tuillang en el libro, pareciera que, de una u otra manera, se relacionan subterráneamente con la máxima pascaliana: “Burlarse de la filosofía es la verdad del filosofar”. Y aquí la palabra sentidos de lo mundano/mundanal, la tomaremos en dos acepciones: lo palpable y lo vibrátil. Y burlar, no dirá tanto hacerle bullying a la filosofía, sino más bien evadirse de la filosofía. O, mejor, evadir la filosofía. Desde aquí, entonces, intentaremos otra cosa y no decir tanto del libro (o hacer spoiler) como sí tomarlo y ver cómo funciona si lo enchufamos a otras cuestiones.

Frente a ciertas perspectivas que anhelan distanciarse de éste mundo agitado, mi apuesta persigue sumergirse en ese ruido enarmónico y caótico, expresa Tuillang de entrada su método el cual, en éste libro al menos, tiene por objeto el mundo que le rodea. Así, mundo para Tuillang “sería ante todo, una atribución de sentido común a aquello que se entrega a sí mismo como heterogéneo”. Por contraparte, “si el mundo con Mayúsculas es la completa atribución de sentidos y direcciones, lo mundanal es una estadía cautiva en su incompletitud y en su inaprehensibilidad, pero sin que ella se traduzca en total renuncia, sino que por el contrario, anime el campo jovial de lo inconcluso”. La verdad última del fenómeno mundo con Mayúsculas, no está sólo en la aparición o en la manifestación que evoca una forma -común y heterogénea-, sino en la resonancia o vibración de su contenido posible. En otras palabras, y sumando al método de Tuillang que dice “otro mundo es posible solamente porque ese mundo se declara como inexistente”, -es decir en su imposibilidad- agregaremos que lo palpable de ese otro mundo posible es precisamente dado en las vibraciones de un otro mundo ya en curso, que por imposible, se ha vuelto posible. A fin de cuentas, por ejemplo y como bien sabemos, la potencia de la revuelta de octubre no nace en octubre de 2019 ni acaba con el acuerdo por la paz. La potencia imposible que toma cuerpo, corre a lo largo de toda una historia de luchas sucesivas, de ondas vibrátiles en expansión. A nuestro entender, es inevitable la insurgencia de otro mundo. Y si lo inevitable muchas veces no se realiza porque lo imprevisible tiende a prevalecer, entonces lo inevitable será imprevisible. Lo imposible, en otras palabras, se ha vuelto inevitable e imprevisible. Lo pre-sentido, es decir, lo vibrátil se puede entonces siempre ya palpar. Sin embargo, no faltarán los despistados que dirán “nadie lo vió venir” (otra vez). 

Hay una frase de Óscar del Barco que anoté: “igualmente algo siempre se sustrae y se fuga. Un núcleo luminoso, un resplandor sin nombre”. No recuerdo, para mal o para bien, el texto en el que ésta frase del maestro aparece ni a qué se refiere. Pero, me parece, que la escritura de éste libro de Tuillang se infiltra en la doxa indexada para asaltarla, y en su fuga crear nuevas armas. Acá, el personaje del profesional de la filosofía es desenmascarado en su engrupimiento por la escritura fiel, mundana y algo menor del profe de filosofía que se mete a los café con piernas, (al igual que en el libro) a etnografiar allí donde pareciera ser que ciertos cuerpos, ciertos encuentros, hablas, códigos y pliegues del mundo se sustraen, se fugan. Ésta  re-escritura de la doxa es un pasaje entre lo posible y lo imposible, por donde se cuela -por la ventana y sin pagar pasaje- lo mundano, que tiene “en primer lugar, bastante de humanidad, de aquello que socialmente y hasta banalmente entretiene al gentío. Guarda también, una cuota de abyección, de renuncia a lo trascendental; apunta también a los placeres, a la banalidad y a la frivolidad. Lo mundanal reivindica también el lugar de lo in-mundo, aquello que para algunas miradas sólo es basura, suciedad, desecho”.

Quisiéramos, a modo de homenaje, quedarnos aquí un rato con la figura del profe de filosofía, opuesta a la del filósofo profesional. Como bien deben saber, a las personas que venimos de las clases populares, quienes logramos salir de la media (o más bien, sobresaliendo de la medianía de edad dando prueba de algún mérito, convirtiéndonos así en sujetos acreditados, sujetos del crédito, sujetados al crédito… en fin), a quienes logramos salir de la media casi siempre se nos abre otra opción que la de meternos a paco o ponernos a trabajar con el título que algún liceo técnico nos entregó. Y es la opción de estudiar alguna carrera en la enseñanza superior vinculada, la mayoría de las veces, a trabajos de cuidado. Dentro de esta opción está la de estudiar pedagogía. La escritura de éste libro de Tuillang es una escritura de profe. El profe, para el caso el profe de filosofía, es un personaje menor -en el sentido que le dan Deleuze y Guattari a esta palabra: de minoritario ante lo hegemónico-; personaje menor que en su escribir sin engrupo transforma la doxa en vulgata y nos entrega las ganzúas, oxicortes, mañas y códigos con los cuales reventar la caja negra de la filosofía y comprender allí que en la fuga no necesariamente hay filosofía con Mayúsculas -esa que inventaron los griegos- pero que sin duda hay un pensamiento y que es preciso también, pensar con-desde-para y contra lo que nos rodea: es decir, lo mundano. Tuillang nos dice en este libro con la máxima: “politizar el saber, indisciplinar el pensamiento” que todo indisciplinamiento es político y que nos es preciso pensar maneras de indisciplinar el mundo.

La escritura de Tuillang en este texto, no es filosófica en ningún caso (o muy raramente) más bien, evade la filosofía porque se piensa en movimiento y de manera situada, y no trascendentalmente; para poder así, torcer la tradición filosófica y mirar detrás de cada una de sus perlas, lo mundano que ocultan. Tuillang no escribe como filósofo -al menos no en éste libro-, mucho menos como intelectual engrupío cuyas entrevistas aparecen en alguna revista facsimilar del mercurio (si las hay aún), ni sus columnas se publican en alguna revista vinculada con algún cártel, como puede ser el llamado cártel Amarillos por Chile.

La historia de la filosofía no es más que un gran engrupo, elaborado por esa pálida ficción universal que es el hombre con Mayúsculas. Es preciso que, para que lo mundanal acontezca, la noción de individuo sea minada, nos dice Tuillang. Agregamos por nuestra parte, y con León Rozitchner para quien desintegrar al hombre con Mayúsculas significaba introducir en él “la imposibilidad de referirse coherente y suficientemente al mundo humano que lo produjo”. Esta insuficiencia, nos parece, es aquella afectividad desconocida que nos pasa y habita, al momento de encontrarnos con el mundo: provocando una indisposición corporal, sensible y ominosa que resuena en lo más próximo, es decir, en nuestra compostura. Ahora bien, a nuestro entender y siendo justos, no porque éste libro contenga o no vinculación alguna con la historia de la filosofía, Tuillang no deja de elaborar conceptos vitales, cuya importancia y relevancia (va a decir la Internacional Situacionista) dependerá de los usos -ciertos o falsos- que de ellos se dé, intentando despejar la confusión y los contrasentidos de la época. No hay duda de que Tuillang logra fugarse de la época, pero sólo para meterse más hondamente allí en lo que de más mundanal contiene, y así lograr rescatarse del engrupo de los filósofos profesionales y sus onanistas juegos mentales.

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*Este texto fue leído el día 25 de abril en Alma Negra Librería y Plataforma, durante la presentación del libro Mundana(L). Notas y re-escrituras de Tuillang Yuing Alfaro, publicado por Pecado Ediciones. En la presentación participó también Verónica González. 

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