Allen Ginsberg en Chile y otros poemas
La vida del santiaguino
Audaz
el santiaguino
que resiste la presión
de las bocinas
el tubo de escape
y las ideas suicidas
que terminan siempre
en hora punta
Audaz
el santiaguino
que soporta el sol
y sus invitaciones
a gritarle al cemento
por un poco de sombra
Audaz
El santiaguino
que soporta
la idea de existir
en pleno siglo
sin más vida
que una silla
y una pared gris
*
Allen Ginsberg en Chile
un viejo librero
de una librería anciana
con añejados libros
en las últimas palabras que quedan
me contó la historia
de un joven Ginsberg
visitando un joven chile
con poetas
de todas las clases de poemas
la idea de la poesía beat
esnifando
en un país donde
no había mucho qué esnifar
más que el polvo
de un viejo mueble de Teillier
me parecía
una audacia
le dije viejo
libro
cuéntame más
me dijo joven
publicación
solo si te llevas
otro usado libro
*
Si hablamos de estatuas
si hablamos de estatuas
cómo quisiera
recitarle una
a la estatua de Darío
besar la bella cabeza
de Gabriela Mistral
y mear
la de Neruda
sí lo damos todo
por una estatua
cómo quisiera
ir a Concepción
y sentarme al lado
del joven Bolaño
y juntos los dos
escribir un poema
colgarme
en el más bello árbol
frente a la estatua
de Pablo de Rokha
*
Tardes de Santiago
pedaleando
escuché y sentí
el adoquín abajo
la llanta de mis pies
volví a escuchar
el escenario perfecto
del verde Bustamante
perfecta arquitectura
que pulió el mismo viento
corría extraño
ningún verano normal
da espacios tan refrescantes
y tan plácido momento
cómo se fue
un verano en mascarillas
sus últimas tardes
del maloliente
mundo moderno
mientras a mi lado
se incendia una patrulla