Allende los mares [y otros poemas]
Allende los mares
Allende los mares
las balas sobre sus cabezas.
En el Palacio de las Termópilas
soportan las embestidas
con la derrota en la garganta
con balas y fusiles
con balas y montañas.
Los guardias se alejan marchando.
Pájaros anidando bombas sobre sus cabezas.
Efialtes riendo
con las llamas de la bandera.
Allende los mares
las flores mueren.
La voz
del último venerable entre sus hermanos
tibia y sin prisa,
bosquejando su legado
en un frío salón de la Moneda.
Despedazan todo. Revientan todo. Entran con todo.
No son el mar. No son las olas. No son el aire.
Un solo golpe.
Los pies por delante.
Los lentes rotos.
Allende los mares
cae la cordillera.
*
* *
Oración por el Padre Pierre Dubois de La Población La Victoria
Pero dónde está Andrés [Jarlán] dónde está Andrés
y nadie sabía.
Subí al piso, al primero piso y ahí lo encontré
¿Pero qué te pasa Andrés?
Y estaba muerto.
Padre Pierre
con tu gorro de lana ensangrentado
con tus lentes de tanto leer de tanto leer.
Padre nuestro qué estás en el cielo.
Al medio de la trifulca con tu bicicleta.
Al medio solo con tus manos contra las escopetas.
Al medio solo con tus manos contra los uniformes..
Al medio solo con tus manos.
Hágase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo.
Al medio de las balas que mataron a Andrés.
Al medio de las balas y las lacrimógenas.
Al medio de las balas y las lacrimógenas y los muertos.
Con solo la biblia, tus palabras y tus manos.
Y perdona nuestras ofensas, así como también perdonamos a los que nos ofenden.
Padre Pierre
tanto rezaste por nosotros
tanto hiciste por nosotros
que tal vez un día
nos convertirás a todos en Santos.
Y líbranos del mal. Amén.
*
* *
Por Luisa Riveros de la Población La Bandera
Como cristiana y pobladora
Vengo a contarle un poco de nuestras penas y pocas alegrías.
Somos madres y esposas que buscamos el bien de nuestra familia.
Pero esto que parece tan sencillo es muy difícil para nosotras.
¡Ay Luisa!
¿De dónde tus palabras tomaron filo
para rajar como a un velo sus uniformes?
¿De dónde tus palabras resonaron
en los ecos de la historia?
¿De dónde tus palabras salvaron
quizás a cuanta gente?
¿De dónde tus palabras fueron mirra
que regalaron al Santo Padre una denuncia?
La población La Bandera
surge de la mugre con tus palabras de profeta.
Y así como Deborah
convocaste no a un ejército de hombres sino de miradas
de oídos y de lágrimas.
¡Ay Luisa!
¿De dónde tus palabras
se transformaron en oración perpetua?