[Introducción:] “Carlos Droguett: El crimen de escribir”
La escritura de Carlos Droguett (Santiago de Chile, 1912 – Berna, Suiza, 1996) excede lo que había sido el realismo de su época. Inauguró un estilo que aún cuesta encasillar y reconocer continuadores hasta nuestros días.
Escritor por oficio, cursó estudios de Derecho en la Universidad de Chile e Inglés en el Instituto Pedagógico. Premio Nacional de Literatura año 1970. Se dedicó en sus inicios al periodismo, prolífico en crónicas, reseñas, artículos y ensayos. Su primer cuento, “La pared” fue publicado en 1933. Pero sería la matanza del Seguro Obrero en 1939, el hecho que lo marcó profundamente y, en sus palabras, lo hizo conocer su capacidad de odiar: “Traté de trabajar entonces con las dos manos para no perder detalle ni hilo, para recoger toda la sangre”, advierte en el prólogo de 1940.
Droguett encarna en su obra la honesta definición de una literatura radical, sin superficies, extraída de lo más genuino de la propia vida. La naturaleza de sus personajes son un correlato existencial y profundo donde la acción describe la pulsión de sus páginas, donde la memoria, el crimen, la violencia, la traición, logran conjugar sin concesiones lo peor del ser humano, pero a la vez lo mejor de la humanidad.
Sus últimos veinte años transcurren en un departamento de Berna, Suiza. Llevando una vida alejada de las vicisitudes de la escena literaria local: “En un país de pusilánimes y genuflexos no es raro que yo tenga fama de escritor agresivo”.
En julio de 1996, mientras visita con su familia el Museo de Sherlock Holmes, sufre un accidente al precipitarse en una escalera. Es operado de urgencia, pero el desarrollo de una embolia pulmonar le quita la vida a fines de ese mes. Tenía 83 años y había jurado jamás retornar a Chile, mientras continuara el régimen de gorilas y asesinos, como afirmara en la entrevista póstuma aparecida en revista Punto Final. Un año antes a una corresponsal de El Mercurio, había dicho: “Tengo nauseas de Chile. Tendría que decir todo lo que pienso de ese diario y no me lo publicarían”.
Este año es fundamental relevar su obra, que sigue más viva que nunca, confirmando sus propias palabras: “Opino. Pues, reiteradamente, que la literatura chilena, y en esto también me incluyo en la parte que me corresponda, es frívola, espiritualmente pequeña, irresponsable, no tiene garra, no tiene coraje, no tiene imaginación, profundidad ni estilo, vive de espaldas a la realidad chilena, no sólo la realidad histórica sino la realidad no escrita, desgraciadamente no escrita, que pasa por ahí afuera en estos momentos o que pasará mañana o esta noche cuando baje el viento de los cerros.”
Lo suyo fue escribir sobre el crimen y su memoria es inmortal.
Este 30 de julio de 2021 se conmemoran 25 años de su muerte, por esta razón hemos realizado este especial, «CARLOS DROGUETT: El crimen de escribir» y estaremos publicando en dos entregas un dossier con variadas colaboraciones, de afanados lectores, críticos, profesores y académicos, que verán a continuación en nuestro sitio.
Santiago, julio de 2021.
