Pintura: Cuatro Árboles, Egon Schiele
Cuatro Poemas
Se levanta el polvo
Patricia Águila
Grandes cajas pintadas de verde
Pasean por el barrio
Ostentando perlas falsas
En sus dientes
El chalo escupe la tierra
Las perras cubren a sus hijas
El negocio de pirata baja la reja
El silencio camufla las noches de invierno
Mientras jugar al escondido, resulta eterno
Los cabros de la otra población
Dicen que anoche mataron al vecino Pablo
La vereda ya no sería la misma
Una caja verde patrulla
Bajando por la cuesta “El Tejar”
Donde las mamás reconocen
Una casa, como la torre 10
Saltamos sobre un bote abandonado
Los de caja verde huelen igual que nosotras
¡Nos van a pillar! dijo la Mirella.
¡Es la perrera nomas cabros salgan! dijo Juan Alberto
Que de pelo muy corto se soplaba las manos
Y paseaba su índice por los fierros del portón
El frío tenía las calles a media escarcha
Un susurro de pies con suela de alquitrán
Se despedían
Recordando el cumpleaños de Pablo
Mañana por la tarde.
– ¡Juaannnn!, ¡Mirellaaaaaaaa!, ¡Tatannnn!
¡Juaannnnn!, ¡Mirella!, ¡Tatannnn!
¿No los ha visto usted vecino, Juan?
* *
Corasound Valiente
Patricia Águila
Tengo hambre de un presente rasgado
Como mis viejos colchones de infancia.
Mis uñas amarillas
Limpiaron tantos urinarios
Que las viejas del almacén, confunden su color con esmalte.
* *
Los hijos de la miseria
Yessica María Rengifo Castillo
Las leyes
establecen que las hierbas verdes y el polvito blanco
desentonan las calles.
Suele ser irónico pero las leyes
con todos los decretos que recorren
no hablan que el hambre,
las tristezas, los golpes y los miedos
son ecos de la desigualdad.
Desigualdad que pinta
el desconcierto de hombres, mujeres y niños
que han perdido la primavera.
Hijos de la miseria
que se levantan en noches de invierno,
jugando con las hierbas verdes y polvitos blancos.
Alucinando un mundo mejor o quizás
olvidando a seres
que dejaron de lado, el nosotros
en una tierra que llora egoísmos
de noviembres fríos.
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Diez cosas que de ti no olvido
Andrea Rios
Como olvidar tus duras palabras exhortando a callar
Desconocía el ruido del mar tu viajando más y más
Mi cuerpo bramando orgasmos que no pudiste entregar
Comencé a hundirme en un océano de mentiras
Te pensaba luchando y tú engañando
Un prestigio mal entendido dejó muertos en el camino
Te rodeas de animitas medallitas y medallitas
El más diestro en la estafa y en la vida
Me decías, talento, belleza, ¿qué cosa es esa?
Obesos e infames puños casi anularon mi esencia
Que tus santos enmudezcan
Que el propio infierno te aborrezca
Que tu violencia no alcance a otra en esta tierra
Que el inframundo cierre sus puertas
Que el cielo envíe ángeles y detengan tu vileza.
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