El caso Bolaño: Editora francesa habla del chileno y la edición independiente
Dominique Bourgeois es la presidenta y directora de la editorial Christian Bourgeois éditeur una de las editoriales independientes más importantes de Francia, que lleva el sello de su difunto marido Christian Bourgeois, fundado a mediados de los años 60
y en su lista de autores publicados figuran escritores como Henry Miller, Susan Sontag, Enrique Vila-Matas, Hanif Kureishi, Fernando Pessoa, J.R.R. Tolkien, Toni Morrison además de un amplio espectro de latinoamericanos como Gabriel García Márquez; los argentinos Rodolfo Walsh, Roberto Arlt, Jorge Luis Borges, Bioy Casares, Ricardo Piglia, César Aira, Alan Pauls y los chilenos María Luisa Bombal (1984, con un prólogo de Borges) y Roberto Bolaño, entre otros. Invitada especial a la 7ª Furia del Libro, durante la inauguración de este encuentro de Editores de Chile dialogó con Paulo Slachevsky, presidente de la agrupación editorial y director de LOM Ediciones.
En la presentación de la invitada francesa, Slachevsky recordó que la editorial fundada por los Bourgeois cuenta con uno de los catálogos más interesantes del mundo editorial francés, especialmente por su riqueza en lo que los galos llaman literaturas extranjeras. Su relevancia es tal, que cuando la editorial cumplió 40 años se hizo una gran exposición en el Centro Georges Pompidou, dando cuenta del catálogo y de la producción editorial, tratada como una obra en sí misma.
Bolaño y el hilo rojo
Uno de los autores latinoamericanos de Christian Bourgeois editores es Roberto Bolaño. La editorial tomó la decisión de publicar sus libros en distintas colecciones. Según explicó Dominique, ella y su esposo supieron del escritor chileno a fines de los 90 a través de su editor Jorge Herralde. Entendieron, dijo, que se trataba de un escritor clave en su generación, alguien que marcaba un “corte”. Recordó el encuentro entre Bolaño y su marido: “Ni Christian hablaba español ni Bolaño hablaba francés, pero conversaron horas sobre los libros que habían leído. Hay una explicación muy bonita del escritor Patrick Deville sobre esa faceta de Bolaño: Cuando leo Los Detectives Salvajes o 2666 tiro un hilo rojo y me parece toda la literatura. Es como si todo lo que alimentó a Bolaño se encontrara en sus textos. Y sí, era un lector magnífico. Era voraz, una biblioteca ambulante y por eso me gusta mucho. Es emocionante lo que pone en sus libros y su literatura se alimenta también de sus vivencias, alguien que se exiló, que estuvo en México que estuvo en la cárcel. Por eso se volvió de culto…”.
El primer título que sacó la editorial en Francia fue Los Detectives Salvajes (que catapultó su carrera literaria) y luego la monumental 2666, que alcanzó a terminar antes de su muerte. Eso fue previo a que Bolaño se deviniera en mito. “Bolaño se transformó en un clásico muy rápidamente, cuando todavía estaba vivo. Me gustaría que todo Bolaño estuviera disponible en francés y sigo buscando y encontrando lectores que entiendan por qué era tan importante. Lo único que me preocupa es que a veces parece haberse vuelto un escritor para escritores. Incluso hay escritores que se creen Bolaño: hace dos meses recibí un manuscrito en que los personajes principales eran Christian Bourgeois y Bolaño que no me gustó”.
La vida por un catálogo
“Mi catálogo esmi vida” es una de las frases atribuidas a Christian Bourgeois, quien dejó sus estudios en la Escuela Nacional de Administración de Francia para dedicarse al mundo editorial, primero en la casa de René Juillard –quien le advirtió que el único puesto interesante era el suyo– y luego a cargo de su propio sello. Tal como señaló su esposa Dominique, “el mundo de la edición era su vida; le encantaba pensar en los libros que publicaría y en los que estaba leyendo”.
Como un trabajo conjunto con otras editoriales, se desarrolló un catálogo de libros convencionales, pero a un precio más barato, fue creada a fines de los años 60 y rápidamente se transformó en éxito: “Se podía publicar de todo, se sentía una gran libertad –recuerda Dominique– había lectores para todo tipo de ámbitos, librerías, críticos literarios… Eran años bendecidos”. Después de la muerte de Christian en 1997, Dominique Bourgeois debió enfrentar sola el desafío de dirigir una empresa independiente cuyas tareas compartía con su marido.
“Ser independiente es difícil y hay que buscar un equilibrio entre placer y realidad lo cual suele costar: no puedo publicar todo lo que quiero sin considerar cuántos lectores hay en librerías y si se tiene los medios para publicar autores poco conocidos. Uno debe tener dos o tres bestseller para sacar adelante al resto”. Después de aquel tiempo bendito de los años 80 la situación se hizo más difícil, cuenta, pero también asume que hoy existen nuevos lectores, nuevas librerías, nuevos críticos y también que es posible publicar libros más antiguos a precios interesantes. “Si no fuera independiente tal vez tendría la misma libertad editorial, pero a lo mejor debería sortear otros escollos. Acá soy yo la que me impongo los límites”.
La cadena editorial
Siempre haciendo un paralelo entre la producción independiente en Francia y en Chile, que a su juicio enfrentan problemas similares, en la presentación en la Furia del Libro Bourgeois enfatizó la necesidad de establecer una cadena desde la producción a la difusión de un texto: “Cuando uno firma un contrato con un autor no solamente se está comprometiendo a hacer un libro bonito, sino también a difundirlo y a crear una demanda donde solamente hay una oferta” dijo. Añadió que críticos literarios, traductores y libreros forman parte de esta cadena favorecida en Francia por el rol de verdaderos centros culturales que asumen las librerías. Al respecto piensa que junto con medidas como la supresión del impuesto al libro –“no creo que sea antidemocrático, es una lucha social”– hay que tener más librerías y eso se logra con una política pública, como el precio fijo al libro; en Francia la hubo, de otro modo no es posible.
La idea es dar una coherencia y continuidad tanto en lo que se refiere a un autor determinado como a una línea de publicación. “Un editor es una marca. Según el sistema francés, cada mes se envía a las librerías una lista con lo que se está publicando y sus dueños saben a qué atenerse cuando les llega esa lista de una determinada editorial. No hay que decepcionarlos.”
Bourgeois tiene en su catálogo una amplia gama de autores argentinos y entre ellos figuran algunos que están en las antípodas políticamente, como Borges y Walsh (autor de Operación masacre). Su propósito es dar una mirada más amplia sobre la escritura y su contexto. Así, bien puede convivir un estupendo libro sobre jardines ingleses con un escritor de vanguardia del mismo país. Su tesis es que un editor no tiene que justificar sus elecciones, pero sí explicarlas. Y si hay contexto propicio, ¿por qué no?
* Conversación entre Dominique Bourgeois y Paulo Slachevsky: “La edición independiente, placeres y desvelos”, en 7ª Furia del Libro, GAM, Santiago de Chile, 20 de diciembre de 2013.
Patricia Moscoso y Equipo CARCAJ.