El encanto del estilo: Whitman en Martí
En el ensayo “El poeta Walt Whitman”, José Martí prefigura el concepto de “enumeración caótica”, empleado por la crítica de Leo Spitzer y Amado Alonso. Sobre el poeta de Leaves of Grass, Martí señala: “Su ritmo está en las estrofas, ligadas, en medio de aquel caos aparente de frases superpuestas y convulsas, por una sabia composición que distribuye en grandes grupos musicales las ideas”. El juicio de Martí es atento y cuidadoso; llega incluso a materializar aquello que la poesía de Whitman hace. Con un “caos aparente”, pero una “sabia composición”, la prosa de Martí “liga”, “distribuye” y “superpone” palabras, cláusulas y oraciones. Para el autor de “Nuestra América”, el juicio crítico implica la aparición formal y la reproducción acústica de la obra estudiada. La lectura literaria es, así, el despliegue de un encanto: el estilo.
La fuerza poética de Whitman se emula, traspasa y encarna en la prosa ensayística de Martí. Sobre Leaves of Grass, el autor cubano sentencia: “sus frases desligadas, flagelantes, incompletas, sueltas, más que expresan, emiten”. A través del asíndeton y la enumeración de adjetivos, la oración en Martí es también “incompleta”, “suelta”. Más allá de “expresar” temas y motivos, su juicio crítico “emite” el ritmo y la dicción de Whitman; así, al incorporarlo en su estilo, lo “traduce” indirectamente en prosa y español para el público iberoamericano. Ya lo había señalado Juan Ramón Jiménez en Españoles de tres mundos: “Whitman, más americano que Poe, creo yo que vino a nosotros, los españoles todos, por Martí”. Este “viaje” no solo se materializa por las citas traducidas y la lectura crítica sobre Whitman; es también su estilo poético el que, siguiendo la etimología de “traducción”, es “trasladado” y “conducido” por la prosa ensayística de Martí.
Cabe destacar que, al final del escrito, el autor cubano se detiene en la analogía y el encabalgamiento. Para Martí, el símil constituye una figura retórica “natural”, pero también “vacía” en la poesía de Whitman: “Él no esfuerza la comparación, y en verdad no compara, sino que dice lo que ve o recuerda con un complemento gráfico e incisivo”. Así, la analogía es suspendida por la referencia, a veces directa o implícita. Sin embargo, en la siguiente oración, Martí declara: “mas luego, como si sólo hubiese aflojado las riendas sin soltarlas, recógelas de súbito y guía de cerca, con puño de domador, la cuadriga encabritada, sus versos van galopando, y como engullendo la tierra a cada movimiento”. De manera paradójica, para “decir” aquello que “ve”, Martí necesita de la metáfora y la comparación para ilustrar la versificación en Whitman. Así, el encabalgamiento en Leaves of Grass, entendido como figura retórica de quiebre sintáctico y de pausa semántica entre dos versos, estructura, a la vez que se imprime, en el símil y la imagen de Martí: Whitman, como “guía” y “domador”, hace “galopar” los versos. En este sentido, el autor de “Nuestra América” no solo identifica esta figura sintáctica; la explora desde la misma escritura como una analogía y una metáfora que revela su juicio crítico y su estilo ensayístico.
Esta imagen también sostiene la reflexión de Martí en torno a la cesura en Whitman. Usando, nuevamente, la oposición entre “caos aparente” y “sabia composición”, el autor cubano afirma: “Su cesura, inesperada y cabalgante, cambia sin cesar y sin conformidad a regla alguna, aunque se percibe un orden sabio en sus evoluciones, paradas y quiebros”. El adjetivo “cabalgante” no solo se amplía a la unidad dispar y cambiante del verso en Whitman; también lo hace en la prosa ensayística de Martí: las comas y frases subordinadas se instalan “inesperadas y cabalgantes”, como “paradas y quiebros”, en las mismas oraciones y párrafos. Ya lo habíamos indicado antes desde el asíndeton y la enumeración de adjetivos: “sus frases desligadas, flagelantes, incompletas, sueltas, más que expresa, emiten”. En otras palabras, Martí no solo lee y escribe sobre Whitman; lo hace a través y desde el autor de Leaves of Grass.
La eficacia crítica de Martí se ofrece desde su encanto por el lenguaje poético de Whitman. Por “encanto”, entendemos, como Rita Felski, aquella experiencia intensa con el habla literaria, seductora y envolvente, capaz de absorber, confundir y suspender al lector. En esta misma línea, el ensayo de Martí se configura como un espacio doble de encantamiento: primero, el del autor cubano, poseído y transfigurado por la lengua torrencial de Whitman; y, segundo, el de nosotros, sus lectores empíricos, hipnotizados y transportados por el estilo ensayístico de Martí. Así, el autor de “Nuestra América” se perfila, a la vez que asume, el rol del crítico como artista, figura indispensable para Oscar Wilde, de quien Martí ya había escrito un ensayo en 1882.
Es, precisamente, desde el encanto donde el lenguaje crítico puede trasladarse y transfigurarse como habla literaria. Para Felski, la crítica no es solo materia de contenido, sino también de estilo, método y orientación. En Martí, el uso de términos técnicos, como la cesura y la comparación, son explorados e interrogados desde su dimensión retórica y poética. En otras palabras, no son solo instrumentos de interpretación y conocimiento; son también huellas materiales del encantamiento estético. Si la crítica puede ser poseída e hipnotizada por la obra artística, entonces es capaz de conjurarse, transformarse y constituirse como lenguaje literario. La prosa de Martí es, en este sentido, fuente y modelo para la crítica y las letras hispanoamericanas.