LOS DATOS SON INCENDIOS – y otros poemas
JOVENCITOS RUBIOS E INTELECTUALES
No seré poeta-museo,
No publicarán una antología con mis mejores versos.
Mi nombre no será el nombre de una fundación cultural.
No ganaré certámenes nacionales ni internacionales.
No me adjudicaré becas de escritura.
Viajes y fama, no tendré.
Quizá termine leyendo canciones tristes a
un niño que a mi edad será lo más parecido a
mis abuelos muertos.
Quizá termine imprimiendo poemas como ejércitos
y regalándolos afuera de los bares donde toman vino y
café algunos jovencitos rubios e intelectuales.
*
NEGRURA DETENIDA, OLORES DESAPARECIDOS
Eres así: negro y hermoso (o quizá solo así te recuerdo)
Gemías, bufías, ladrabas poemas y panfletos.
Olías los rincones de todos los sitios donde hubo guerra y sangre,
señal inequívoca de que la alegría nunca llegó.
Por primera vez siento una pena profunda.
Creo que es momento de conocer el mar.
Voy a ti, padre, hombre sencillo.
Escondido en la fragilidad de las olas te
ofrendaré estas manos morenas que
rasgan y rasgan aferrado a tu belleza.
A tu negrura detenida.
A tus olores desaparecidos.
*
LUEGO CIERRAN SUS VENTANAS
Mujer. 22 años. Trabaja desde las 8 hasta las 17 horas.
Retorna a casa a las 18:30, aproximadamente.
Hombre. 53 años. Trabaja desde las 8 hasta las 17 horas.
Retorna a casa a las 18:30, aproximadamente.
Él la ve, la espera, la sabe, la espía.
A veces se masturba mirándola.
Ella lo sabe, le teme, lo odia.
Los vecinos saben, se esconden.
La escena es más o menos así:
Fisgonea, la vecina, masculla que ella es culpable.
Mucho escote, dice la vecina.
Luego cierra sus ventanas.
Rabea, otra vecina, su diatriba es contra el sistema,
que la culpa es de la prensa, dice la vecina,
que las cosas deben cambiar.
Luego cierra sus ventanas.
Mujer. 22 años.
Llora encerrada en el baño.
Sabe que mañana será otro día.
Los vecinos y ella (sobre todo ella) habitan un barrio sin luz.
Un país sin luz.
*
LOS DATOS SON INCENDIOS
La niña de vestido no sabe que la miro
(la miro cuando ella camina rumbo a la escuela).
Temprano camina, para agarrar desayuno gratis.
Temprano camina, para evitar la peste de mirarse en los espejos.
La niña de vestido se busca en las páginas raídas del texto de estudio (primer año de educación media, creo. Estudia en un liceo grande, muy grande, con nombre de presidente de la república). La niña de vestido espera que los poetas españoles la iluminen, o que
esos cuentos del boom latinoamericano contengan algo sobre la insoportable levedad de su país.
Tendrá:
5 clases en un día, 4 recreos, ½ pan, 2 sonrisas. Jugará a veces. Besará exploratoriamente al niño que la cela. Besará exploratoriamente a la chica que la cela. Leerá de pronto y escribirá más tarde, en el baño, que está aburrida, que pico pal que lee. Que odia su vida, que odia a su madre, que papi es un delincuente habitual.
En una esquina cercana, la iglesia y su cristo -y todos los fieles, incluso- saben de su soledad (me refiero a la soledad de la niña del vestido). Sobre todo él (me refiero a jesús),
porque todos sabemos que jesús sabe de la amargura de esa muchacha,
todos sabemos que jesús sabe de sus cortes en los brazos,
todos sabemos que jesús sabe que ha sido tocada por adultos
(familiares y vecinos, dicen que en un día de fiesta).
Todos sabemos que jesús sabe que llora en su almohada.
Todos sabemos que jesús sabe que ella silba canciones viejas.
La niña de vestido no sabe que la miro cuando camina a la escuela.
Jesús no sabe que todos sabemos que le consuela saber que no es el único abandonado por su padre.
La miro y pienso que alguien, algún día (quizá alguna noche) hablará de ella diciendo que ese tipo de cosas no ocurren; que ella que papi que mami son la familia perfecta, que los datos sociales son inventos.
Que los datos son incendios que se apagan.
Queman,
devoran,
mutilan,
pero se apagan.
*
ESPEJO DE SANGRE
Crecerá, inevitable, la ciudad.
Y nosotros, bastarditos de dios,
miraremos edificios,
detenidos como trenes en la noche,
desaparecidos,
pujantes.
Nos quedará un refugio, quizá,
una piedra, quizá,
tan sólo un espejo de
sangre para vernos
como en la ventana
que nunca abrimos.
*
DOS PREGUNTAS SIN RESPONDER
Ahora que nos han parido en la absoluta abulia del sol,
podemos ser más que perros salvajes,
o animales destellando en la memoria de los barrios,
eternos.
¿Qué rabias devoras, esquina bestial?
La casa se muere de a poco, siempre.
El zinc de mi pobre gente es una imagen detenida en
la siniestra soledad de las ciudades,
o tal vez una imagen detenida tan solo en
esta esquina sin luz ni agua.
¿De qué sitios vienes, rabia voraz?
*
CORNETE 1
Pichoncito mío: te escribí estos poemas para
que sepas que los pungas que dejaste pegados a
la ventana sucumben a veces en las entrañas del mundo.
Que seguimos siendo agitadores de lo
obsceno, vándalos incluso. Para que sepas, te
escribo, my love, la pastabase es el cementerio de
Shile, y Shile, tu Shile, sigue siendo un barrio sin luz ni agua.
*
CORNETE 2
Me las azuzaron, por eso mis perras saltaron
encima, señor, le juro que eran buenas, que
sólo comían de noche cuando diosito andaba
salvajemente llevándose abuelas a su reino.
Los incitaron, señor, por eso mi gente cerró el
barrio un par de horas y salió a caminar,
a comerse los mocos, a mirar el cielo.
Le juro, señor, que este afán de juntar huesos no
es más que la metáfora de un hombre que
quiere levantar a su padre del polvo para decirle adiós.
*
THE END
La ciudad avanza sin nosotros, alcanzo a
murmurar mientras alguien que relata el
fin de la pelea dice que el guacho
conchetumare que quedó en el
ring tiene ojos que lleva como
alguien que aúlla deshabitado para siempre.
Si me vieras, jesús, con qué humanidad lamerías
mis venas, hasta tiznar de rojo carmesí,
uno por uno, los ojos de mi alma.
*
DECLARACIÓN DEL PELEADOR EN RUEDA DE PRENSA DESPUÉS DE PERDER POR NOCAUT TÉCNICO UN 23 DE JULIO DE MIL NOVECIENTOS NOVENTA Y NUEVE
Algún día o de algún modo, yermo e indecente,
silbaré mientras algo sube entre nosotros y jadea
Como perros, entonces, heredando de los hijos el fulgor,
veré edificios y niños de escuela llorar a media tarde,
a punta de sopaipas y jugo yupi, ocultos en máscaras de
pobreza y frío.
Como bestia, entonces, sabrás que valió la pena verter sangre,
derramar, pelear, tocarnos de manos, de cuello, de venas,
RABIOSOS de heridas,
PERPETUOS
Ensimismado en la ventana de los días
y roto como el espejo de
una muchacha que se peina las
piernas y los bigotes,
te ofrendaré estas manos morenas,
eternas, my love
dulces, my love
tristes como yo, mi cielito de
aviones que no pasan
Tata, sabrás perdonarme / nunca podré ser tu epopeya.