Nietzsche, las mujeres y la verdad - Carcaj.cl
14 de noviembre 2011

Nietzsche, las mujeres y la verdad

Cuando los paradigmas parecen estar de nuevo en una fase de cambio y la amenaza del “caos” es agitada frenéticamente como arma de defensa de los valores más significativos de la sociedad conservadora,  Frederic Nietzsche reaparece como el profeta del fin de los tiempos, para unos, y como el preclaro anticipador de que algo está profundamente mal en la sociedad. Es, parafraseando al mismísimo filósofo alemán, el tema del eterno retorno.

Susana Münnich Busch, La profesora e investigadora de filosofía y literatura, ofrece una mirada particular en su libro Nietzsche: la verdad es mujer (LOM, ciencias Humanas, 2011). Bien vale la pena leerla, en tiempos  en que liderazgos emergentes asumen características que podrían considerarse femeninas o están encarnados directamente en mujeres.

Personalmente, mientras revisaba  el capítulo de este libro dedicado a los aforismos (De convicciones y mujeres) no he podido sino remitirme a las declaraciones de algunos políticos (de gobierno y de oposición) y personas que ocupan cargos de representatividad en referencia a la dirigenta estudiantil, Camila Vallejo. Partiendo por el  tristemente recordado Twitter de la ex secretaria Ejecutiva del Consejo Nacional del Libro y la lectura (“muerta la perra se acaba la leva”).

Quizá debería acotarse que Nietzsche aunque fue tratado como misógino por sus alusiones al rol de la mujer en su época (estamos hablando de la segunda mitad del S. XIX) fue reivindicado o releído en los años 60’ por filósofos como los franceses Deleuze o Derrida.

El primero asume que el pensamiento de Nietzsche es una crítica a la obra de Kant, y por tanto a su construcción de un mundo dual, donde la feminidad se asocia a fuerzas desbocadas, mientras que el segundo se refiere al discurso fragmentario en el cual caben definiciones positivas y negativas sobre las mujeres y su mundo. Más allá del campo de las ideas, hay quienes sostienen que también sus escritos fueron influenciados por su apasionada relación con Lou Andreas Salome http://www.ucm.es/info/especulo/numero30/lasalome.html y el tipo de vínculo que tuvo con su hermana Elizabeth.

Verdad / Mujer

La frase que da curso a este libro, proviene del texto Mas allá del bien y el mal y lo que despierta todo tipo de reacciones es que Nietzsche se haya referido a la verdad como una Frauenzimmer, cuya traducción –según la autora– podría ser mujer, dueña de casa, hembra o mujeruca (o mujercita). Más lo que el filósofo dice es: “En el supuesto de que la verdad sea mujer” poniendo en cuestión la forma en que los pensadores , no hayan llegado a la verdad porque sabían poco de mujeres, al usar “medios tan inadecuados como improcedentes para conquistar a una mujeruca”. Esta es la cita que rescata la autora y que desarrolla más largamente, en las cinco partes que constituyen su estudio.

Se trata de un trabajo extenso y documentado donde Susana Münnich va develando la contradictoria y tormentosa relación del filósofo con el ser femenino. Distingue en su acercamiento tres aproximaciones denominando cada voz como la tanto Académica, la Emancipada, y la Mujer = Verdad. Así, en tanto la académica nos orienta sobre lo que el pensador, entiende por verdad fustigando a sus colegas “por no proceder con la debida probidad, no obstante armar todos un grande y virtuoso alboroto apenas se aborda el problema de la veracidad (que  sería mujer)”. Esa sería en el fondo la cuestión: no tanto el determinar las virtudes o defectos de la mujer y la feminidad, sino el concepto de la verdad vaciada de la valoración positiva que la tradición le ha otorgado.

Cobran relevancia en esta posición (que, no olvidemos, es fragmentaria) los aforismos que le valieron la calificación de misógino. El aforismo 239, contenido en Más allá del bien y del mal, enseña según Münnich que “lo que en la mujer infunde respeto y con harta frecuencia miedo es su naturaleza, más natural que la del hombre”. Es decir más salvaje, más digna de temor y de compasión. “La mujer moderna en vez de suscitar el miedo y la compasión en los varones, como supieron hacer las grandes mujeres de la historia, prefiere desgastarse en la lucha por la igualdad de derechos. En cambio las sabias mujeres de la antigüedad supieron conseguir de los varones todo lo que deseaban”.

(De seguro más de una mujer “liberada” debe haber caído en la tentación de pensar lo mismo que el alemán al darse cuenta que junto con ganar su inserción en espacio público ha adquirido deberes que involucran una doble jornada de trabajo; en el hogar y en la oficina).

Junto con todo lo que puede ser leído como diatriba Nietzsche, en algunos momentos resalta el valor real de la mujer, diciendo que es tan débil  como aparenta, pero al mismo tiempo sugiere irónicamente que si un hombre va a salir con una mujer no debe olvidar el látigo (quizá de allí viene la foto que Lou Salome decidió tomarse arriba de una carreta llevando un  fusta, mientras que Nietzsche y Paul Ree –sus dos amantes– hacen las veces de animales de tiro).

Quede a modo de incentivo, para seguir leyendo el libro de Susana Münnich, la siguiente reflexión contenida en el aforismo 268 (del  texto citado anteriormente): “Cuando a los hombres se les pregunta por la mujer responden prontamente: sí un sexo débil… Así hablan también las mujeres de sí mismas. Pero quién sabe si (los dos) piensan lo mismo por estas palabras dejemos que los hombres piensen lo que quieran respecto de esto y preguntémonos: ¿qué piensa por lo general una mujer cuando habla de la debilidad de su sexo?”.

1 comentario

  • La verdad es que Nietzsche insulta, ridiculiza y desprecia la condición de mujer, tanto como desprecia y odia la verdad.
    Mis alumnas universitarias especialmente, me cortaban en clase cuando había expuesto cuatro o cinco citas textuales de Nietzsche contra la mujer, porque es insoportable. Dos como muestra para las que se pueden buscar también excusas estéticas: «Sí, yo te he matado, mi adorada Carmen», que Nietzsche considera el culmen del amor del hombre: matar a su amada («El caso Wagner»). O también: «Yo soy …un auténtico asesino» (en masa de mujeres, como Prado, Chambige, los días de Jack el destripador en Londres. Nietzsche se identifica con los criminales de la violencia de género, y los ensalza como hombres superiores, algo propio de un psicópate sádico como es Nietzsche.
    Centenares de citas más de crueldad y sarcasmo contra la condición de la mujer,en español y alemán, en mi página web non profit: http://www.alonsofia.com/nietzsche-loco.htm
    Un saludo, Patricia.
    Dr. Bernardo Alonso Alonso
    alonSofia.com

    Bernardo Alonso Alonso

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