Foto del proyecto : «La guerra que no hemos visto. Un proyecto de memoria histórica», realizado por la Fundación Puntos de Encuentro.
Patricio García Perez: «Historia de las Autodefensas Unidas de Colombia». Santiago, Lom, 2021
Texto leído el 31 de agosto de 2021, con ocasión de la presentación del libro Historia de las Autodefensas Unidas de Colombua (AUC) 1994-2006. Paramilitares y Autodefensas en el conflicto armado, del autor Patricio García Pérez, publicado por Lom Ediciones.
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La presentación del libro del historiador Patricio García Pérez, constituye un momento importante para la historiografía chilena, especialmente aquella que se preocupa para la historia reciente y ultra-reciente. La tendencia generalizada entre los especialistas nacionales ha sido concentrarse en el “caso chileno”, en el marco de una disputada “batalla por la memoria”, que tiempo en tiempo, se actualiza por tal o cual acontecimiento ocurrido en el país. Tomando en cuenta que Chile se ha convertido en el último tiempo en un lugar “muy acontecido”, es probable que esta tendencia se mantenga y profundice. Existen trabajos de historia comparada y también “transnacional”, que ubican nuestra historia en un contexto latinoamericano o mundial. También existen especialistas que han reflexionando sobre la historia de Chile en base a comparaciones con fenómenos políticos, económicos y sociales ocurridos en nuestro vecindario. Sin embargo, no es fácil encontrar monografías de la exhaustividad que posee el libro que hoy comentamos, sobre un país que no sea Chile, realizada por un historiador chileno radicado en nuestro país y, además, publicado por una editorial también chilena. Además, abordando un tema de altísima sensibilidad política y humana en Colombia, el país cuya historia aborda este trabajo. Por esta causa, el primer motivo de celebración de este libro, es demostrar la vigencia e importancia de llevar a cabo investigaciones de historia reciente de países latinoamericanos desde Chile. Venciendo obstáculos, atreviéndose a explorar una temática que en Colombia implica no solo dificultades propias de la disciplina, sino que vitales, Patricio García Pérez ha realizado un notable aporte al conocimiento de la historia reciente de Colombia.
En un plano de consideración completamente distinto, en este caso personal, estimo que la publicación de esta investigación hace un tremendo acto de justicia. Fui testigo cercano de cómo se construyó la propuesta que tuvo como resultado final este gran libro. También supe de las decisiones, siempre difíciles, sobre cómo acotarla y hacerla coherente. Todo este proceso implicó gran dedicación, en un contexto laboral y personal muy demandante para su autor.
Por ello, puedo testimoniar que el resultado final de este valioso texto, no fue producto de una idea surgida de un chispazo intuitivo o de la certeza dogmática de quien comienza una investigación creyendo que tiene los resultados de antemano. Por el contrario, fue fruto de numerosas lecturas, conversaciones en profundidad con diversas personas, de la suficiente flexibilidad para ir modificando algunos supuestos iniciales, de incorporar críticas y comentarios que se fueron haciendo durante el proceso de construcción de la pesquisa. En fin, de todo lo que tradicionalmente se entiende que debe ser una investigación de alto nivel.
Por estos motivos, me voy a permitir hablar brevemente a nombre del Departamento de Historia de la Universidad de Santiago de Chile, espacio institucional en donde se desarrolló esta investigación. Patricio hace muchos años se desempeña como académico en nuestro Departamento, relación que, en su origen, tiene una data mucho más larga. En efecto, hace algunas décadas, llegó como un joven estudiante de pedagogía en historia, durante los aciagos años de la dictadura. Más tarde realizó sus estudios de postgrado en la misma USACH. Así, a comienzos del año 2016, se convirtió en el primer graduado del Programa de Doctorado en Historia de la USACH. Difícilmente se hubiera podido escoger a una persona más identificada con nuestra universidad y departamento que Patricio para representar este honor. Por eso, a nombre del Departamento de Historia, queremos decirle a Patricio que estamos orgullosos por sus logros profesionales, representado por el excelente libro que hoy estamos presentando.
Bueno, también quiero referirme al contenido de este trabajo. La primera vez que lo leí, lo hice a modo de una saga, capítulo por capítulo, los que además tuve la suerte de ir comentando y haciendo intercambios con Patricio. Debo aclarar que no soy para nada un experto en la historia de Colombia o del tema en particular, así que para mí, siempre su lectura representó un proceso de constante aprendizaje. De manera sintética, podemos decir que este libro busca interpretar el significado histórico de las AUC en la historia reciente de Colombia. Para esto propone una hipótesis que atraviesa a toda la investigación, que señala, en primer lugar, que las AUC forman parte de lo que Patricio denomina como “la historia de la larga duración de la violencia en Colombia”. Es decir, que fueron una extensión de la cultura política violenta existente en el país cafetero desde por lo menos mediados del siglo XX. Pero, a la vez, también representarían una novedad respecto a esta tradición, ya que a diferencia de sus antecesores, las AUC habrían articulado un proyecto político. Este se habría caracterizado por su carácter “paraestatal” (cumpliendo actividades antisubversivas y tareas estatales en zonas en las que el Estado colombiano carecía de presencia o poder real) y por la “captura del Estado” (acción ejecutada a través del cohecho y la coerción, para lograr el control político de órganos de poder local y nacional, especialmente en el poder legislativo). Por último, dado su estrecho vínculo con el narcotráfico, las AUC se convirtieron en un actor no estatal transnacional, luego que EE.UU. los ubicara en el listado de organizaciones terroristas. Así, Patricio nos dice que las AUC podrían insertarse en lo que se ha denominado como las “guerras del siglo XXI”.
Desde el punto de vista de la investigación, esta intenta demostrar sus planteamientos en base a una frondosa bibliografía especializada en la materia, documentos emanados por la organización, prensa cotidiana colombiana y especialmente por los sitios de Internet que han documentado el accionar de las Autodefensas Unidas de Colombia, como Verdad Abierta o Rutas del Conflicto. Gracias a esto, a lo largo de las páginas de este trabajo, el lector se encontrará con una detallada reconstrucción de la prehistoria de las AUC, hasta su declive hacia el segundo lustro de la década de 2000.
Para el interesado en conocer la historia que se relata en este libro, agradecerá que este se encuentra diseñado de manera coherente. En la introducción se exponen de manera sintética y clara los objetivos de la obra. A continuación, el capítulo 1 aborda la “larga duración” de la violencia en Colombia; el 2º la prehistoria de las AUC durante la década de 1980; el 3º detalla la génesis del modelo que adoptaría la organización, centrado en la experiencia de las regiones de Córdoba y Urabá (que se exportaría a otras zonas del país); el 4º analiza la expansión territorial de las AUC (su actividad paraestatal golpeando y cooptando a fuerzas guerrilleras y de izquierda) y el 5º evalúa la modalidad de los intentos -bastante exitosos por lo demás- de captura del Estado, a través del financiamiento de políticos y control de elecciones en territorios bajo su tutela. Por último, el epílogo, en que se reseña el fin de las AUC, demuestra como la dimensión transnacional que estas adquirieron, fue fundamental para explicar su desaparición. El papel de Estados Unidos y la extradición de sus líderes a dicho país, acusados de delitos de narcotráfico, fue la expresión palpable de esto. De esta forma, el lector agradece la prístina relación de los hechos, la manera como estos están articulados y su diálogo permanente con la hipótesis.
Desde el punto de vista del valor historiográfico, como ya decíamos, la obra es una demostración palpable que desde Chile es posible hacer investigaciones monográficas profundas y acuciosas de otros países de la región. Con los respaldos institucionales correspondientes, pero sobre todo en base a su tenacidad, logró levantar una pesquisa original sobre un país que, a pesar de su cercanía con el nuestro, desconocemos su historia profunda. A contrapelo de enfocar la historia de la violencia desde las organizaciones guerrilleras o el terrorismo de Estado, el autor revela la existencia de una tercera vertiente, ubicada de forma paralela a las anteriores. En este sentido, este libro será referencia obligada para quienes quieran ahondar en las distintas formas que la violencia política ha operado en América Latina. Asimismo, revela la capacidad operativa y política que puede tener la llamativa combinación que originó a las AUC: delincuencia y anticomunismo.
El libro de Patricio García logra demostrar fuera de toda duda uno de los aspectos más polémicos de sus planteamientos: el que las AUC contenían un proyecto político. Acostumbrados a una lógica “ilustrada”, desde Chile solemos asociar dicha categoría a lo que Mario Góngora denominó como “planificaciones globales”: grandes ideas, que implicaban medidas en diversas áreas, creadas por intelectuales orgánicos y lideradas por líderes políticos que se desarrollaban dentro del sistema político. Sin embargo, la propuesta que hace este trabajo a partir del caso colombiano, es repensar la idea de proyecto político a partir de algunas definiciones gruesas (anticomunismo, conservadurismo religioso, libertad para hacer sus negocios, paz social y estrategias para ganar el respaldo de la población, entre otros), que se articulaban en pos del control de órganos del Estado (fundamentalmente el poder legislativo). Si en países como Chile y el Perú se habla de “poderes fácticos” o “captura del Estado”, estos hace referencia a los grandes grupos económicos, asociados tranversalmente a distintos sectores de la clase política. Pero en el caso de Colombia, lo debemos vincular al papel contrainsurgente de bandas criminales que lograron penetrar hasta las entrañas de la burocracia estatal.
Definitivamente, la lectura de esta obra obliga a cuestionarse las maneras tradicionales de hacer política, de entender la violencia y de comprender las relaciones entre el Estado, las organizaciones de la sociedad civil y el sistema político.
Por último, es necesario resaltar lo que el propio autor señala como la principal contribución que espera realizar este trabajo: Aportar a la paz y a mantener presente la memoria de las víctimas inocentes del conflicto armado colombiano. Alejado de la mirada academicista, supuestamente neutral y objetiva ante su objeto de estudio, Patricio se adentra en lo que podríamos llamar “las entrañas del monstruo” (las AUC), para comprender su terrorífico comportamiento, pero sobre todo, como un sentido homenaje a sus víctimas. Por eso Patricio nos recalca la importancia de la dimensión ética que cumple un investigador. En definitiva, a través de la impecable argumentación desarrollada por Patricio a través de las páginas de su libro, este aspecto queda totalmente plasmado, porque su autor demuestra está a la altura de aquellas obras historiográficas que logran fundir en una misma obra, rigor disciplinario y compromiso político.
Felicitaciones a Patricio García y muchas gracias