Foto: Paulo Slachevsky
Saqueo y exterminio de la clase campesina chilena, de Hugo Villela
Presentación del libro de Hugo Villela “Saqueo y exterminio de la clase campesina chilena. La contra reforma agraria del régimen civil y militar, 1973-1976” (Santiago: Lom ediciones, 2019)
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1.- Me parece que el título del libro expresa bien el doble contenido que Hugo aborda en este trabajo: Por una parte, el saqueo y exterminio de una clase campesina; y, por otra parte, el proceso de contra reforma agraria de la dictadura.
Dos procesos inseparables, ya que como afirma Hugo, se trata, primero, de un proceso con un visible y radical contenido de clase: conjurar la constitución de los campesinos como clase y, segundo, favorecer y estimular la emergencia de una moderna clase burguesa en el campo chileno.
Este libro fue escrito en 1976, cuando el proceso estaba aún en marcha, o más precisamente en su fase inicial. Hoy conocemos grosso modo, el resultado del proceso, que constituye una verdadera paradoja histórica: la reforma Agraria que fue hecha para terminar con el latifundio y favorecer a los campesinos, terminó siendo el punto de partida para la mayor modernización capitalista del campo chileno, debidamente trans-nacionalizada.
2.- Siguiendo un lenguaje histórico más que sociológico, la estructura narrativa o más bien la trama que nos propone Hugo es la siguiente: En primer lugar, lo que denomina, el “transfondo modernizador” de la política agraria de la dictadura, en el que reconoce al menos cuatro orientaciones:
a) La modernización como restauración de actores sociales, que parte por identificar modernización con empresa privada y atraso con intervención estatal (p. 24), de tal modo que la democracia formal se muestra como mediación deficiente para el proceso de acumulación del sector empresarial-propietario;
b) La modernización como restauración de la estructura de valores, que básicamente apunta a la propiedad privada y la igualdad de los empresarios propietarios como base de la seguridad amenazada; la igualdad no queda asegurada por la propiedad sino por el mercado concebido como aparato de asignación de recursos y generador de planos de igualdad dentro de la gran diversidad de productores concurrentes (p 27);
c) La modernización como funcionalización de la estructura de clases. El proyecto capitalista en el campo necesita una redefinición de la estructura de clases que supone una política de tenencia de la tierra que privilegia al sector propietario-empresarial y que desarticula al sector reformado, cooptando a una parte del sector reformado y excluyendo a otra. A ello se suma una nueva política respecto al “mercado e la tierra”;
d) El “desarrollo rural” como modernización del aparato de “seguridad interna”. Se trata de generar un “ejército laboral de reserva” que evite su dispersión en procesos migratorios rural-urbanos así como focos de conflicto social.
En segundo lugar, Hugo pone su atención en el inmenso proceso de modificación de la tenencia de la tierra, que restituyó a los viejos patrones el 61,4% de los predios expropiados, entre 1965 y 1973 así como la cooptación de un segmento del sector reformado, buscando constituir pequeños propietarios campesinos debidamente seleccionados y funcionalizados con la clase patronal. Hugo se extiende largamente sobre el sector reformado, a los que se asignaron parcelas. Del total de potenciales asignatarios, se esperaba beneficiar a un 58,8 y excluir aproximadamente a un 41,2%
En tercer lugar, finalmente, el punto de vista de los actores, especialmente de los campesinos del sector reformado, subordinados e inhibidos en su capacidad de expresión, como producto de la represión que favoreció el “saqueo y exterminio” de la clase campesina chilena..
3.- Desde el punto de vista sociológico, Hugo sigue un método novedoso para su tiempo, especialmente en la primera parte del texto, en que realiza un seguimiento y análisis de los discursos oficiales, que prefiguran con sorprendente claridad, los propósitos clasistas y modernizadores de proyecto autoritario de contra reforma agraria. Hugo nos propone, desde este punto de vista, una verdadera genealogía de la política de la derecha chilena, al recrear el programa agrario de la campaña de Alessandri de 1970, que se enriquece y complementa con el proyecto autoritario de la dictadura.
Soy consciente que estoy haciendo una presentación hiper esquemática de la obra de Hugo Villela, solo con la intención de invitarlos a leer el libro, amén de mi escaso conocimiento del tema.
Quisiera agregar solo algunos otros comentarios generales sobre el libro:
1.- En primer lugar que, a contrario sensus, de lo que yo he hecho hasta ahora, su narrativa no es esquemática, sino que al contrario es fina y llena de matices. Me basta solo un ejemplo, Hugo sugiere como hipótesis de trabajo que no había plena concordancia entre los intereses patronales más inmediatos y el proyecto modernizador, una suerte de desfase entre clase económica y su representación política, un fenómeno relativamente frecuente en América Latina, que tomara tempo en irse resolviendo; también desde una perspectiva gramsciana, discute sobre el momento de la fuerza y el momento del consenso, con predominio de la coerción, en una primera fase, pero que no renuncia a la búsqueda de consenso en el mediano plazo.
2.- En segundo lugar, si se tiene en cuenta el momento en que fue escrito el libro, 1976, se evidencian los proceso trasformadores en curso, pero aún no se consolidan las nuevas formas que adquiriría la estructura agraria chilena, con sus actuales formas organizadas en torno al agro negocio de la fruta, las viñas, las forestales, etc. Es necesario complementar la lectura de este libro con trabajos más recientes, que leen e interpretan el nuevo escenario del campo chileno, con alta concentración y con campesinos empobrecidos o convertidos masivamente en trabajadores temporales.
3.- El principal valor de este libro. Creo que nos muestra con datos fuertes e incontrastables, el proceso de ajuste y transformación capitalista del campo chileno (y de la sociedad chilena) que no solo negó a la clase campesina, sino que también la democracia, en una suerte de doble venganza social con los sectores populares chilenos: ni democracia para procesar los cambios y las diferencias, ni clase popular campesina como obstáculo para el pleno desarrollo de una burguesía agraria.
Muchas gracias.
Museo de la Memoria, 29 de julio de 2019
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