Un electroshock menos, una vida más
Durante el mes de Diciembre del año 2019 una compañera del colectivo recibió un mensaje de un número desconocido por whatsapp. En el mensaje se solicitaba ayuda para una mujer que estaba siendo presionada a ser sometida al TEC.[1] Para saber más de la situación, la compañera invitó a la reunión de Libre-mente a esta persona, para así poder atender de forma colectiva la situación, vivida y conocida por algunos integrantes del colectivo.
Así fue como Germán [2] llegó al colectivo Autogestión Libre-mente. El joven en medio de la angustia contó su testimonio, describiendo cómo llevaba un tiempo siendo testigo de la presión a la que venía siendo sometida su novia Nora en el Hospital psiquiátrico El Salvador por parte de los profesionales que trabajaban ahí, ya que la parte del equipo tratante de Nora insistía en aplicarle el Tratamiento de Terapia Electroconvulsiva.
La forma en que esta presión se ejercía, puso de manifiesto el poder bajo el cual a muchos integrantes les había tocado estar, desde distintas experiencias vividas. Esto generó que se diera procedimiento a una primera alternativa, la que fue sacar a Nora del hospital organizando una fuga.
Los dos integrantes del colectivo que habían recibido el TEC, advirtieron a Germán que, ante todo, debía hacer lo posible para que el electroshock no se llevara a cabo.
La misión se puso en marcha y la fuga no pudo realizarse. El área de psiquiatría dentro del hospital estaba ubicada en un sector muy distante de la entrada. Los conductos regulares que se exigían en la entrada para las visitas lo hacían más evidente de lo que era; un lugar donde estaba privada la libertad de las personas. Rodeado de cámaras. Cercado por rejas. Limitado por puertas. Con guardias que resguardaban el efectivo aislamiento de las personas que permanecían en su interior.
A pesar del fracaso del primer intento de salvar a Nora, el compromiso con la situación adquirió una disposición humana más contundente. Germán ya no era el único que quería evitar que Nora firmara la sentencia que la llevaría a recibir las descargas eléctricas sobre sí. Ya que esta posición fue respaldada por muchos de los integrantes del colectivo.
Nora era una joven de diecinueve años. Hace un año se le había diagnosticado cáncer. Los jóvenes eran mapuches, oriundos de la región de la Araucanía. Parte de su relación se había desarrollado entre los viajes que hacían juntos para el tratamiento de la enfermedad de Nora. Viajes que realizaban los dos solos la mayor parte de las veces, ya que la familia de Nora no podía pagar los pasajes ni tener el tiempo para acompañarla siempre.
El estado de salud de Nora pasó por muchos procesos desde que le detectaron la enfermedad. Entre uno de esos ocurrió un trasplante de médula, en el que su hermana fue donante de plaquetas. El tratamiento y la recuperación habían sido lentos.
Todo esto transcurrió en el ambiente político del estallido social en Chile. Germán, para costear sus viajes, vendía merkén por algunos barrios centrales de la ciudad.
La decisión de traerla al Hospital El Salvador en Santiago en esta última oportunidad fue idea de Germán, después de ver a Nora perdiendo el sentido común de la realidad, pasando por situaciones de riesgo que él ya no sabía cómo atender. Así fue como Nora volvió a entrar al Hospital. Buscando ayuda. Los médicos que habían atendido a Nora durante el tratamiento de su enfermedad habían sido cercanos y esto le hizo suponer a Germán que se repetiría con la situación que estaba viviendo en esta nueva oportunidad.
Lo que obtuvo Nora, en ese nuevo proceso de internación, como ayuda, fueron drogas psiquiátricas, acompañadas con algunas explicaciones que aludían a definiciones del estado en que Nora se encontraba. Crisis y otros términos, en el usual vocabulario extendido, descriptivo, basado en estudios en los que se soporta esa área de la medicina.
Desconociendo lo que hasta ese momento significaba, Germán depositó la salud de su compañera sobre la validez de la psiquiatría y sus conocimientos, desde donde los profesionales de la institución decían que ayudarían a Nora. Así fue como Nora comenzó a pasar a ser una paciente psiquiátrica.
Las descripciones y las soluciones ofrecidas por los profesionales de dicho hospital fueron variando mientras Nora era “tratada”. Las visitas, como es regular en dicho lugar, sucedían una vez por semana. Germán no dejaba de llevar en cada una de ellas un chocolate a Nora. A lo largo de la estadía de Nora en el hospital, había visto cómo el motivo de su amor se marchitaba. Se apagaba. Se dormía. Ella ya no está, contaba con su voz temblando a los compañeros del colectivo que ya eran más próximos a él. Había pasado ya un mes desde que en Libre-mente la vida de Germán y la situación por la que él y su compañera estaban pasando hacían resentir la vulnerabilidad a la que está expuesta la experiencia humana cuando es abordada desde una pseudociencia.
Al cabo de un mes más, esta agonía llegó a su fin. Después de que las medidas que se tomaron en el segundo plan fueron llevadas a cabo.
La estrategia esta vez fue que una compañera entrara como visita, para conocer a Nora. De esta forma también se podría saber directamente cuál era la voluntad de ella. Qué era lo que ella quería.
Las visitas de la compañera se mantuvieron durante tres visitas más. Y con evidencia de pruebas se envió el siguiente mensaje al INDH (Instituto Nacional de los Derechos Humanos) el día diecinueve de enero del año 2020:
“Estimados,
Por medio de este mail entrego mi testimonio de la vulneración de derechos que está sufriendo Nora Cáceres Pérez, RUT 11111111-k, en el área de psiquiatría del Hospital El Salvador. Ella se encuentra internada contra su voluntad desde el 29 de noviembre hasta la fecha, adjunto videos y audios en los que se registra dicha situación. Durante el último tiempo de su internación ella se ha visto sometida a continuas presiones por parte de psiquiatras que insisten en aplicarle la Terapia electroconvulsiva. Ella se ha negado hasta el momento, pero la presión también ha caído sobre sus familiares, a quienes se les insiste en firmar la autorización para aplicar dicha terapia. Nora está siendo expuesta a situaciones de agresión psicológica por el equipo médico tratante, ya que ellos no consideran que su capacidad de discernimiento está afectada por la cantidad de fármacos que le están administrando, el detalle de las dosis de estos fármacos también se encuentra adjunto.”
A los pocos días se comunicó a los familiares de Nora que sería trasladada a Temuco. A Germán se le prohibió volver a visitarla.
En el colectivo quedó abierta la fisura en donde la vía
de acciones es la que profundiza el ejercicio de las acciones humanas,
revalorando el ímpetu de exigir que los derechos humanos sean respetados,
avivando la lucha que el colectivo autogestión Libre-mente mantiene desde el año 2015, y considerando el nefasto
escenario que sigue validándose cuando se encubre como tratamiento a la
tortura.
[1] Acrónimo de Terapia electroconvulsiva (terapia por electroshock).
[2] Todos los nombres aquí utilizados han sido modificados para resguardar la identidad de las personas detrás de esta crónica.
1 comentario
¡Qué pasó con Nora?
Lamento profundamente q esté pasando por esta situación, cáncer… nop me sorprende la insensibilidad d los médicos, en el área d Trabajo Social quizá encuentren a alguien q quiera ayudar. Saludos desde México.