Grabado de Laoconte (Detalle), William Blake
Urizen, genealogía poética de un cataclismo
Con motivo de la traducción de El Libro de Urizen
de William Blake publicada por Agnición Ediciones (disponible a pedido en
@agnicionediciones y en Pedaleo Librería @pedaleolibreria), su traductor ofrece
un primer acercamiento, una interpretación introductoria a dicho libro y al
autor. Interpretación que no es “explicación”, como si el texto quisiera decir
otra cosa de lo que ya dice, sino exposición de una lectura. Blake mismo lee y
se apropia de la Biblia, de Paraíso Perdido, Las Metamorfosis, La
Divina Comedia, etc. Sus lecturas e interpretaciones, acopladas a una
particular concepción estética del mundo, dan forma a la totalidad de su obra
doble e indisociable: escritural y pictórica.
Debo Crear un Sistema, o someterme a otro ya creado
No me concierne Razonar ni Comparar: mi asunto es Crear[1]
Es en la trayectoria del arte pictórico y plástico que podemos reconocer las fuerzas cosmológicas, es decir, las fuerzas materialmente creadoras y destructoras, visionadas en una multiplicidad de formas. Formas que, por lo demás, nunca podrían estar dadas de antemano, nunca podrían constituir una imagen perceptible única y definitiva. Sin embargo, la tendencia doble de una moral universal y la razón vuelta sobre sí misma, en sus terrenos de imaginario valorativo colectivo y del quehacer científico objetivante, impide la emergencia y la realidad de tales formas visionadas, fijando, en cambio, imágenes a través de su bien y su mal y sus abstracciones mentales, respectivamente. Sanciona una actividad que no se trata de ver formas en tales fuerzas cosmólogicas, ni tampoco –trampa de la gramática– exactamente de dar forma (a la manera del Deus ex-machina), sino de discernir las formas percibidas por una mente imaginadora, activamente perceptual y no pasivamente impresionada por imágenes externas. Se podría decir que ha estrechado y encauzado orgánicamente la percepción de la mayoría de los cuerpos a partir de la generalización de la experiencia y la primacía de un sistema ya imaginado, previamente sobrepoblado de imágenes[2]. Por ejemplo, a través de la objetividad de la pequeñez contraintuitiva del átomo y las partículas subatómicas, imágenes que proponen la visión de un mundo que no es mucho más que una tormenta de arena informe, caótica, una lluvia tupida de puntos infinitamente pequeños, y que a los sentidos humanos dice: todo lo que percibes como formas distintivas se desintegran en una imagen básica y general que compone toda materia y que es su “verdadera” imagen, el átomo (e incluso menos que el átomo; incluso, eventualmente, la nada). El poder en la imagen de la célula como unidad primaria de la vida se resiste a la hostilidad de la imagen disolvente del virus, del ADN y el ARN, como imágenes aun más básicas y generales de la vida: su juicio es que aquella imagen no está ni viva ni muerta; pero por sobre ellas, la imagen perceptual de un árbol es ella misma la imagen de una unidad viva irreductible, no compuesta por una multitud de células, no un mero puntillismo. Se propone, dado el carácter de ese tipo de conocimiento, un mínimo común múltiplo de la percepción que buscaría un entendimiento general a costa de la percepción particular: la mente, empujada por un poder mayor, deja de ver a través del ojo y pasa a espectar, a constatar, por detrás del ojo,[3] vuelta hacia sí en una perpetua labor de abstracción. No se trata de negar o afirmar la realidad de aquellas imágenes generalizadas y de aquellas otras abstraídas, sino de ubicarlas como imágenes que corresponden a un tipo de realidad, a imágenes concebidas por un afán creativo en particular (afán que Blake verá operando en Newton y Locke, y su expresión material en la revolución industrial) y que presupone que una verdad, universal e inmutable, se encuentra de algún modo oculta ahí afuera, que existe ya ahí, y que la mente es una entidad pasiva que tan solo recepciona parcialmente los datos perceptuales, la información previamente contenida en ese afuera.
Una rebeldía y quizá un terror debe haber agitado Blake al ocupar la pesada y tremenda prensa con que imprimía sus grabados en papel. A lo largo de su vida se negó a concebir su mente como una hoja en blanco, una tabla rasa, donde las imágenes meramente se van imprimiendo una tras otra.
Y Urizen (tal su
nombre eterno)
Su fértil deleite opacó más & más
En obscuro secreto ocultando en palpitante
Sulfúreo fluido sus fantasías
(Capítulo Cuarto, El Libro de Urizen)
A todo ello también debemos el que las personificaciones y los nombres dados a aquellas fuerzas nos generen de inmediato una extrañeza, algo venido del lastimero lugar que se les asigna a las narrativas de fantasía. Blake nombra particularmente aquello de lo que percibe ya su forma: las formas de su visión, que no es mirada reflexiva, introyectada, sino mirada proyectada, propiamente visión. ¿Nos hace algún sentido esto? Concebimos el futuro y el pasado como un adelante y un hacia atrás y cuyas variaciones imaginales históricas predominantes se caracterizan ya sea por la ausencia de la herramienta en un mundo cataclísmico y salvaje –las eras geológicas y las eras zoológicas– o por la proliferación de la herramienta y su final integración al cuerpo biológico: la visión de la ciencia ficción como literatura del futuro ha quedado casi completamente reducida al horizonte de la viabilidad de la producción tecnológica y a la miserable imagen de la contingencia política, tambaleándose entre los lugares comunes del “progreso” o su fracaso, en sus formas utópicas y distópicas. Los nombres creados por esa visión, nombres que maliciosamente se conciben de forma general, en cambio, nos suenan ya familiares: cyborg, robot, realidad virtual, inteligencia artificial. ¿Cuáles son sus formas? ¿Qué las forma? Por otra parte ¿Quién percibirá la forma de Siri o Alexa?
¿Qué es lo que crea, genera, la forma, la imagen percibida, sino lo que deberíamos llamar imaginación? Imaginación no desligada de su actividad, de su hacer imaginador, y definida como nada más que la fuerza que crea imágenes percibiéndolas. Constatamos esto de forma evidente con los sueños: cuando se huele un aroma, cuando se escucha una melodía, cuando se ve un amplio paisaje ¿es la nariz, el oído, el ojo, lo que percibe? ¿o es más bien la mente la que percibe creando? La diferencia entre vigilia y sueño quedaría marcada no por la supuesta diferencia entre realidad y ficción, sino por la relación de la mente con los sentidos y el cuerpo.
Miren, una sombra de horror surge
En la Eternidad! Desconocida, infecunda?
Ensimismada, repulsiva: qué Demonio
Ha formado este abominable vacío
Esta vacuidad que estremece al alma? Unos
dijeron
“Es Urizen”, Pero desconocido, abstraído,
Incubando secreto, el oscuro poder se ocultó.
(Capítulo Primero, El Libro de Urizen)
Se nos cruza el dilema moral acerca del por qué una mente perceptual proyectada
a través de los sentidos, universalizadora para sí de lo particular de su
percepción, es más deseable, es “mejor”, que una mente introyectada por la
razón en un interior ensimismado, abstractiva de lo que encuentra en sí hacia
el exterior en generalizaciones. En otras palabras, la diferencia entre la
mente que reconoce la belleza de algo como una cualidad perceptual propiamente
suya frente a la mente que concibe la belleza como algo que es una cualidad
general perceptible por todas las mentes en tanto se encuentra desde ya en
las cosas y que posee una realidad distinta e independiente de la mente que
percibe. Dilema que solo se presenta como tal a mentes ya de por sí reflexivas,
ya de por sí ensimismadas. A las demás, constituye quizá un momento terrible de
espanto, como cuando el mundo de la experiencia sobreviene con fuerza al mundo
de la inocencia y toma primacía perceptual sobre él, habitando desde ese
momento –diría Blake– en el espectro de la memoria. Y, sin embargo, restémonos
de la formulación de este dilema como algo que podamos escoger libremente, una
supuesta elección entre un camino y otro, y concibámoslo, en vez, como mero
acontecimiento, como mero cataclismo, actualizado permanentemente a través de
la historia de la razón. El Libro de Urizen se nos presenta entonces bajo la
forma de una genealogía poética de este cataclismo:
Del primer Pastor y su arrogado poder
Cuando los Eternos rechazaron su religión:
Y le dieron un lugar en el norte,
Oscuro. solitario. sombrío. vacuo.
[Preludio al Libro de Urizen]
Un primer momento de esta nueva fuerza es el escindirse, separarse de aquellas otras, informes y eternamente creadoras y destructoras de mundos. Su escisión va de la mano de su arrogado poder, el nacimiento al interior de la eternidad de aquella religión que concibe a un creador legislador de las formas de la creación (resuenan aquí las supuestas “leyes” de la “naturaleza”), un creador que dirige al rebaño de su creación a través de la senda trazada por sus dictámenes. Su lugar, relegado y solitario, es propio de aquello que encuentra poder en apartarse. En la copia de 1794 de El Libro de Urizen (titulado en esa versión El Primer Libro de Urizen), se escucha al Pastor, al Sacerdote, y el malestar que le aflige. A los Eternos habla:
Desde las profundidades de
mi oscura soledad.
Desde
El eterno aposento en mi sacralidad,
Oculto, apartado en mis severos juicios
Reservado para los días de la posteridad.
He buscado un goce sin dolor,
un sólido sin fluctuación
¿Por qué morirán, O Eternos?
¿Por qué vivir en fuegos insaciables?
(Capítulo Segundo, Copia A de El Primer Libro de
Urizen)
Fuegos que son, dice una voz distante y melancólica, el mundo: el mundo, que es el mismo para todos, no ha sido creado ni por dioses ni por humanos. Sino que siempre ha sido, es y será un Fuego insaciable, medible en cuanto amaina y aviva.[4] Un afán se rebela contra este mundo y su poder busca dominar aquel fuego, encauzarlo en formas finitas y reducidas, restar de él el azar de las formas creadas y su indeterminación. Aquel poder no deja de ser creativo y destructivo: una esfera renegrida, bañada alrededor por las cataratas de los fuegos eternos, es creada por Urizen. Al interior de esta esfera se prepara el mundo concebido imaginalmente por el afán de un poder en cuya forma de antiguo Dios monoteísta Blake identifica la unión entre abstracción racional y ley moral:
Leyes de la paz, del amor. de la unidad;
De la lástima. compasión. perdón.
Que cada cual escoja su habitáculo:
Su antigua infinita mansión:
Un mandato. un goce. un deseo,
Una maldición, un peso, una medida
Un Rey. un Dios, una Ley.
[Capítulo Segundo, Copia A de El Primer Libro de
Urizen]
Es importante destacar ciertas equivalencias para dar cuenta de la particularidad de la forma vista por Blake como Urizen. En El Matrimonio del Cielo & el Infierno, Placa 4, escribe:
Todas las Biblias son códigos sagrados.
han sido las causas de los siguientes Errores.
1. Que el Humano cuenta con dos principios reales de existencia, a saber:
un Cuerpo & y un Alma
2. Que la Energía. llamada Mal. es separada del
Cuerpo. & la Razón. llamada Bien. es separada del Alma.
3. Que Dios atormentará al Humano en la Eternidad
a causa de guiarse por sus Energías
Pero los siguientes Contrarios a éstas son verdad
1. El Humano no tiene Cuerpo distinto a su Alma
pues lo que se llama Cuerpo es una porción del Alma discernida
por los Cinco Sentidos, los principales accesos del Alma en esta
edad
2. La Energía es la única vida y proviene del Cuerpo
y la Razón es la circunferencia delimitada o externalizada
de la Energía.
3 La Energía es Eterno Deleite
En esta esquematización de pensamiento reconocemos un
lugar vital de la razón: la energía es la única vida y la razón es la
circunferencia delimitada (presumiblemente como ratio, como proporción
proyectada) o externalizada de aquella energía (proyectada hacia afuera del
cuerpo). Si concibiéramos la razón como una pulsión vital, como un instinto
dentro de otros, podemos entonces comenzar a especular que aquella escisión de
Urizen corresponde a un momento en que la razón se vuelve tiránica, el momento
en que cobra primacía sobre el quehacer creativo vital. De este modo, Urizen no
es una mera equivalencia con la razón (Urizen = Your Reason), sino más
bien el nombre dado a la forma nacida de un momento histórico de la razón. En su breve composición No Hay Religión
Natural (1787) escribe:
“Si no fuera por el carácter Poético o Profético, lo Filosófico o Experimental pronto quedaría al interior de la ratio de todas las cosas, & permanecería inmóvil incapaz de hacer otra cosa que no fuera repetir el mismo tedio una y otra vez… Quien ve lo Infinito en todas las cosas ve a Dios. Quien ve la Ratio solo se ve a sí mismo. De ese modo Dios se asemeja a nosotros, en vez de asemejarnos nosotros a él.”
* * * *
El Libro de Urizen, como proyecto poético genealógico debió abarcar, por la amplitud de su visión, también las escenas de su emergencia y desarrollo. En primer lugar, desgarrado de su costado, Los, que se presenta como una resistencia, una atadura, una necesidad de Urizen, un herrero que atiza la creación misma, y que lleva consigo la profecía, el Eterno Profeta, a su vez escindido, nacido de Urizen. Y desde la percepción de Urizen de sí, por medio de los ojos de Los, nace la Compasión, que divide al alma en dos, nombrada como Enitharmon. Volvemos al asunto del nombramiento de la mano del principio esbozado al comienzo: Blake no quiere decir nada de otra forma que no sea de la forma en que lo dice, no representa unas cosas por otras. Si hay necesidad de nombrar una fuerza humana con el nombre de Enitharmon, es porque la palabra “compasión” definida por el diccionario pareciera no tener origen, pareciera ser una esencia, pareciera impersonal, un acto natural, ahistórico, una generalización de algo que, en cambio, Blake percibió, visualizó, con una forma distinta y particular, relacionada al surgimiento, juego y conflicto de otros eventos. Percibe o –para él lo mismo– crea un mundo de fuerzas en tensión que se engendran y recomponen las unas a las otras y cuyas disposiciones dependen de las escenas que conforman, de momentos que no trenzan del todo una linealidad temporal de los sucesos, sino una actualización de fuerzas históricas.
Dados sus ataques a la pretendida objetividad generalizante cientificista y por la manera en que percibió al dios monoteísta manifestado en mentes creadoras cualitativamente distintas, diferenciables, más de una a lo largo de una historicidad, no niego que leo persistentemente a Blake, de seguro muy pese a él mismo, como un ateo; o al menos, como un hereje ejemplar (que no invierte la fórmula divina, sino que la extrema); o al menos, como el imaginador de la antesala del ateísmo más audaz: llevar al humano lo más cerca posible de Dios,[5] al punto de visionar las fuerzas de la creación solo como formas humanas y perderse en ellas, en la creación, del mismo modo que lo haría un dios activamente perceptivo no escindido de su creación, instalando justo ahí la contradicción de la percepción que prepara el terreno para algo más. Según el principio ser es percibir (o ser percibido), lo que percibe y sostiene la realidad en la ausencia de los órganos de percepción sería Dios concebido como mente omniperceptiva. Blake extrema la fórmula introduciendo su concepción de la imaginación y sostiene que percibir es crear y ser-percibido es ser-creado. Sin embargo, debe admitir al mismo tiempo que: nadie ha visto jamás a Dios porque Dios no puede ser creado, incluyendo Dios mismo: al igual que una mente, no sería capaz de percibirse a sí misma. Podría, en cambio, percibir cuerpos, la porción imaginal de la mente. De este modo aparece “el Cuerpo Eterno”. Pero, con todos estos gestos, el humano ya ha sido llevado a una distancia amenazante frente a Dios; ha acortado la distancia que en otras ocasiones le separaba abisalmente de la divinidad por medio de prohibiciones absolutas: ninguna representación imaginal de Dios, ninguna pronunciación de su nombre sagrado.
Tengo la impresión de que las visiones y profecías de Blake preparan un giro y un salto estético –perceptual antes que racional– subsumiendo verdad a sensorialidad y no al revés, sin por ello aniquilar una por la otra, y distinguiendo cualitativamente la sensorialidad pasiva racional de la sensorialidad activa visionaria. Intenta, a través de todos sus medios creativos, reconciliar y afirmar los hechos históricos de la religión, de la divinidad, del politeísmo y el monoteísmo, de la profecía, todo como visión.
Perfectamente se podría identificar al espectro de Urizen sobrevolando hoy las ciudades humanas: hay ansias de posthumanismo o transhumanismo, aun con torpeza de nombres, en buena parte porque hay rabia y vergüenza y cansancio desde el humano hacia el humano.[6] Seguramente es la expresión de toda la exasperación y desprecio desde la razón hacia la razón (que, dicho de paso, no es su única dirección). Hay también, como distracción –es decir, alivio– mucho deslumbramiento tecnológico. Incluso si las personas humanas acoplaran su mente a la red cibernética, integraran progresivamente prótesis de titanio o fibras poliméricas a su cuerpo, aumentaran la capacidad de procesamiento de “información” (concepción cuantitativa del concepto de “información”) a través de microprocesadores funcionando en conjunto a sus sistemas neuronales. ¿Les basta con esto para considerarse algo distinto de lo que ha sido hasta ahora el humano? ¿Del humano frente a Dios, del humano frente a la verdad?
Si el humano termina meramente por ampliar el rango de su percepción diseñando y fusionándose con sus instrumentos de captación sensorial como lo son el microscopio, el telescopio, la cámara fotográfica, los instrumentos de captación ultravioleta e infrarrojo, los radares y antenas de recepción de ondas de baja o alta frecuencia, objetos ya altamente integrados ¿cambia con ello la manera en que la mente percibe, en que la mente interactúa con los sentidos? ¿cambia con ello el carácter de la mente, de la imaginación? Y si acaso cambia, ninguna de estas ampliaciones y modificaciones cuantitativas nos asegura la superación de nada, sino más bien la mera reformulación y agudización del mismo afán. Incluso en un pretendido “naturalismo” se expresa el horror de la razón frente a sí misma, practicando esa especie de renuncia que es la abstracción –es decir, y como ya se ha mencionado, el acto mental de colocar cualidades perceptuales propias del humano en las cosas–, anhelando violentamente el consuelo que le trae creer, por ejemplo, que la naturaleza, general y absoluta, siente independiente de los órganos de percepción, y que por lo tanto existe una mente perceptual en la naturaleza externalizada (mismo consuelo que trae la creencia en la existencia de Dios, misma fórmula), de paso maldiciendo a la naturaleza con su propia aflicción, colocando en ella los preceptos del orden, del equilibrio, de la armonía, y curiosamente junto a ello, también la punición, el poder del castigo, a la manera en que, por ejemplo, el cambio climático se entiende como “justicia” por “pecados cometidos”, como compensación y retribución por excesos. Distinta de ella es la mente que ve reflejada su propia actividad creadora por medio de su percepción de la naturaleza; distinta es la mente que se impone mesura a sí misma al identificar la proximidad de un peligro para ella.
* * * *
Toman Dos Contrarios que son llamados Cualidades, con las
que
Toda Sustancia se envuelve, les llaman Bien & Mal
De ellas hacen una Abstracción, que es una Negación
No sólo de la Sustancia de la que la derivan
Un asesino de su propio Cuerpo: pero también un asesino
De todo Miembro Divino: es el Poder Racional
Un poder Abstracto objetivador, que Niega todo
Este es el Espectro[7] del
Humano: el Poder Racional Sagrado
Y en su Sacralidad se encierra la Abominación de la Desolación
De ahí que Los se yergue sobre Londres construyendo
Golgonooza –
Obligando a su Espectro a tremendas labores; temblando de miedo
El Espectro llora, pero Los permanece indiferente frente a lágrima y amenaza
Debo Crear un Sistema, o someterme a otro ya creado
No me concierne Razonar ni Comparar: mi asunto es Crear
Entonces Los, en furia y fuerza: en indignación e ira
ardiente
Temblando el Espectro aúlla. sus aullidos espantan la noche
Deambula alrededor del Yunque, remachando golpes de severa desesperación
Maldice el Cielo & la Tierra, el Día & la Noche & el Sol & la
Luna
Maldice el Estero del Bosque & el Río, Desierto y Páramo arenoso
Ciudades & Naciones, Familias & Pueblos, Lenguas & Leyes
Llevado a la desesperación por los terrores de Los & sus miedos acechantes
Los grita, Obedece mi voz y nunca te apartes de mi
voluntad
Y seré misericordioso contigo: sé invisible frente a quien
Yo te haga invisible, pero sobre todo ante mis propios Hijos
O Espectro de Urthona: no Razones en contra de su valiosa llegada
Ni les obstruyas con tus tentaciones de la duda y la desesperación
O Vergüenza O irresistible & tremenda Vergüenza yo rompo tus grilletes de
bronce
Si te niegas, tus tormentos actuales parecerán frescas brisas del Sur
Frente a lo que sufrirás si no obedeces mi gran voluntad.
El Espectro contestó. ¿No te avergüenzas de esos tus
Pecados
Que llamas Hijos? He aquí que la Ley de Dios manda
que sean ofrendados en su Altar: O crueldad & tormento
¡Pues los tuyos también son los míos! He guardado silencio hasta ahora,
Sobre mi mayor deleite: pero tú has roto el silencio
¡Ahora haré hablar a mi mente! ¿Dónde está mi amada Enitharmon
O tú mi enemigo, dónde está mi Mayor Pecado? Ella también es tuya
Yo dije: Ahora mis penurias son peores: imposible
Superarlas: pero a cada momento acumulan más & más
¡Continúan acumulando por toda la eternidad! los goces de Dios avanzan
Puesto que él es Justo: no es un Ser de la Piedad & la Compasión
No puede sentir Aflicción: se alimenta de Sacrificio & Ofrenda:
Deleitándose en llanto & lágrima & envuelto en Sacralidad & soledad
Pero mis penurias también avanzan, por siempre & siempre sinfín
¡O si pudiera dejar de ser! ¡Desesperación! Soy la Desesperación
Creada para ser el gran ejemplo del horror & la agonía: también mi
Rezo es en vano pedí compasión: compasión burlada
Misericordia & lástima lanzaron su lápida & con plomo
Y hierro, la ataron por siempre sobre mí: la Vida vive a costa mía
Consumiéndome: & el Todopoderoso me hizo su Contrario
Ser todo maldad, y sin embargo no vivo; cómo podría contemplar
Y no temblar; cómo podría ser contemplado & no aborrecidoAsí habló
el Espectro temblando. & lágrimas oscuras corrieron por su rostro
ensombrecido
Que Los limpió ¡Pero no pudo dar consuelo alguno! ni atisbos de esperanza
Y sin embargo no cesó de laborar en sus feroces Forjas
[…]
(Placa
10, Jerusalén, La Emanación del Gigante Albión)
[1] Todas las
traducciones incluidas en este artículo fueron realizadas por quien escribe.
[2] “Puesto que a contar de ahora se le ordena al querubín con su espada ardiente que deje su guardia en el árbol de la vida y, apenas esto suceda, la creación se consumará, y aparecerá infinita, y sagrada mientras que ahora parece finita y corrupta. Sucederá por medio del goce sensual.
Pero primero debe suprimirse la noción de que el humano tiene un cuerpo separado de su alma; esto haré, imprimiendo con mi método infernal, ocupando corrosivos, que en el Infierno son saludables y medicinales, derritiendo las superficies, y revelando el infinito oculto.
Si las puertas de la percepción se depurasen, todo aparecería ante el humano tal como es: infinito”
[El Matrimonio del Cielo & el Infierno, 1790]
[3] “Todo
Ojo ve distinto. A tal Ojo, Tal Objeto.
Todo lo que es posible de ser creído es una imagen de la verdad.”
[Anotaciones
a los Discursos de Sir Joshua Reynolds, 1794]
[4]κόσμον τόνδε, τὸν αὐτὸν ἁπάντων, οὔτε τις θεῶν οὐτε ἀνθρώπων ἐποίησεν, ἀλλ’ ἦν ἀεὶ καὶ ἔστιν καὶ ἔσται πῦρ ἀείζωον, ἁπτόμενον μέτρα καὶ ἀποσβεννύμενον μέτρα
Fragmento 30, Heráclito. Adaptación, perversión, propia.
[5] “Dios
aparece & Dios es Luz
Para esas pobres Almas que habitan la Noche,
Pero exhibe una forma Humana
Ante aquellos que Habitan los Reinos del Día.”
[Augurios de
Inocencia, Manuscrito Pickering, 1807]
“El Humano es Todo Imaginación. Dios es Humano & existe en nosotros &
nosotros en él.
El
Cuerpo Eterno del Humano es la Imaginación, que es Dios mismo… Se manifiesta en
sus Obras de Arte (En la Eternidad Todo es Visión)
Todo lo que vemos es Visión
a partir de los Órganos Generados que van y vienen
Permanentes en la Imaginación; Considerados
Nada por el
Humano Natural”
[Grabado de Laoconte, 1815.
Imagen de comienzo de texto]
[6] “Él en oscuridad encerrado, vio toda su raza
Y su alma asqueó! Maldijo
Tanto a hijos & hijas; pues vio
Que ninguna carne o espíritu podría guardar
Sus férreas leyes siquiera un momento.
[Capítulo Octavo, El Libro de Urizen]
[7] El Espectro al que se hace ilusión aquí es una forma de nombrar a Urizen, presumiblemente por sus múltiples asociaciones (de persistencia como muerte que ronda, como pulsión de muerte) y por participar de una escena distinta a las que se relatan en el Libro de Urizen.