Ilustración: Entierro del Cacique Cathiji, de Claudio Gay
Valoración: Con(trans)humante
Sobre Con(trans)humante, de Kalani Shaira; Editorial Desbordes, 2021.
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Con(tras)humante es un libro de poemas de Kalani Shaira, poeta joven chileno de Magallanes. Es una prosa poética, y el héroe de las aventuras nos otorga mediante un canto épico un homenaje a Chile. Durante las peripecias que le toca atravesar al protagonista, nos devuelve la música del lugar austral de ese país. Entre la isla de Chiloé y el Cabo de Hornos estamos en baile con el Universo entero. Numerosos pueblos indígenas nos danzan tal como en la cultura del siglo XIX. Diezmada junto a sus kultrunes, al entrar en contacto con la civilización occidental.
Relajadamente nos cantan los archipiélagos húmedos y canales, tierra de voces naranjas, cielos violáceos. Inhóspita tierra. Belleza. La trashumancia se define como un tipo de pastoreo en continuo movimiento, adaptándose en el espacio a zonas de productividad cambiante. Lluvia y estrellas tan anchas que alumbran al héroe desde antes de todos los siglos. Ese gusto del Arte cuando se difumina su identidad en manos de la otredad. Aún nos navegan los pies los lobos marinos, aves, peces y mariscos de los Chonos, Yámanas, Kawéskar, y otros pueblos originarios del lugar.
La letra con sangre entra fue un lema de la modernidad. Extinguidos los ancestros, el héroe vocifera un relajado y grave grito de revolución a los actuales descendientes. Magallanes nos anuncia el ostracismo y la rudeza en la que sobrevivieron cientos —quizás— miles de años al yugo occidental de misioneros jesuitas, navegantes ingleses y franceses.
La ruta con Punta Arenas nos eleva a un sonido ancestral en este épico poemario, dividido por cantos al estilo de la Odisea, de la Eneida, y nos fortalece el espíritu para ir con él en este camino y recorrido ancestral. El primer planteo estigmatizante con saltos auditivos, y en las almas es ver frente a frente la pérdida de un físico nutrido y un estado mental en calma. Calma. El héroe con grandes llantos, que atraviesan kilómetros, nos inunda de recuerdos del Estrecho de Magallanes, donde los paisajes son: Coirón y gramíneas, área de camélidos como el guanaco, roedores y ñandúes.
En estos pueblos robustos vivían los Aónikenk, que es el grupo más austral de los Tehuelches. Los occidentales inculturaron con el bautismo, la cruz y la espada, pero también el ganado ovino que alteraron su modelo de vida. Los pueblos que nos rondan en nuestros cuerpos, mente y corazón de la parte más austral de Chile tenían profundas creencias religiosas, y ritos complejos que la mirada del occidental nos distrajo y quedaron sepultados en la sangre y las balas para el recuerdo del héroe. Este en un comienzo se encuentra a la espera de la muerte, quizás como un sacrificio porque el sacrificio vale. La Idea de morir por un propósito válido y vigente es un fenómeno de todas las sociedades mundiales, incluso las tribales. Olemos su estirpe y nos lleva a un viaje ancestral donde está en la tierra de sus antepasados, pero vacío. Está desocupado.
Las sensaciones de perplejidad nos inundan la desierta soledad del alma humana. El ser es un ser para la muerte. El ser y sus circunstancias como mencionó Heidegger empieza a gastar un tiempo en el ocio; porque pensar en todo el sentido de vida—muerte—vida nos resulta un océano que nos ahoga, y nos deja sin las semillas para levantar campos enteros de sembrados y productos. Anula. Cancela. Reprograma. Las estrellas del protagonista son testigos de su dolor. Lacerante, a golpe de sonidos musicales, tan antiguos como los que esa mujer inalcanzable primera él la pierde. Niebla. Engaño. La energía del corazón y de la mente está bloqueada y la energía sexual es inconducente a los propósitos del deseo, saber y poder. No hay sexo porque la atadura es el camino de la opresión y de la represión. Pelea eterna contra su propia elegía. No puede navegar aguas adentro e ir a buscar su destino.
Suenan tantas voces en ese desierto y en esos cielos pero, se ven: Los antepasados con lucha, cansancio, hambre y que igual se ponen a jugar en las aguas heladas y en las ventiscas nevadas, una vez más entre tantos siglos de historia. La praxis del antepasado vuelve. El incendio. La vendetta. La ira. La llama y la lumbre que transmuta todo. El patibulario y el santo deseo de matarlos a todos los traidores, secretarios y demás que han vendido Chile es un aguafuerte de la serpiente que envenena.
Mordedura. Las catástrofes humanas del planeta entero, que arrasaron en todos los tiempos con la teoría más aceptable del genocidio es finalmente la anagnórisis del héroe. Se reconoce moralmente y mientras elabora la catarsis, va a la deriva y comienza el periplo histórico de su propio destino. La Moira. A pesar que siente una falla y les avisa que no podrá luchar ya ha tomado una decisión. El hecho de reconocer la falla hace que pueda avanzar por sendas musicales, ríos y tierras arriba. Sin un futuro identitario y con una nostalgia que le cala los huesos y el alma en el frío más austral que se da en Chile.
Formas de personas flotantes, danzas ancestrales y lo amorfo. Antes de la materia regía el caos universal, porque la materia es la causa material —valga la redundancia— que luego da lugar a la causa formal, eficiente y final. En la causa final está el propósito de nuestro héroe. Callejeando a puro ají, pico e hiriente. Fuego. Incendio. Sus profundos deseos que brotan más allá de él, salen del centro del volcán ancestral para caminar y maldecir. Maldición. La matria, la matrix está ausente y están huachos nos dice. Nos canta. Nos relata en su épico canto que grita desde las tripas. Pero un susurro nos avisa y nos da la resolana: El Sol. Es un héroe afroamericano, que nos transmite la mordedura del can y es el perro en la yugular. Angustiosamente su planteo existencial es morirse así, sin identidad. Es un caminante fueguino con el esqueleto dolorido, el alma lejos y el espíritu sin vitalidad. La causa de esto: Totalitarismo de unos humanos contra sus ancestros. Ante ese reconocimiento moral con su aliento final nos eleva hasta el último cielo anaranjado, para amalgamarnos y morir junto al paisaje chileno. Ante el exterminio reconocido y vuelto a la memoria nos lleva elevados y nos pasea en otras verdes praderas. Inexistentes, y podemos visualizar los cuatro cielos originarios que son el Seno. Es la identidad más conocida como dignidad. La alegría nos conmueve por ser parte de toda la Eternidad. Punta Arenas. El letargo y esos recuerdos, y flotamos en los aires violáceos. Vemos a los hombres robustos volar tranquilos, y Chile en completitud de su paisaje se volvió un aluvión de la Araucanía. Un canto al bien, al Caos, a Chile.
Destajamos el trabajo como número humano establecido por el occidental y nos vamos muy altos para observar la eterna Lucha de clases. Sentados estamos todos con música, mundiales, la Batalla de Culloden del clan escocés, Napoleón, las bombas atómicas y nos servimos dulces, cafés. Suenan los platillos. Tambores en el néctar de todos los dioses de la Araucanía. Se fue la faena del proletario o precarizado Chilote. Reconociéndonos víctimas y victimarios en un mismo fuego transmutador.
Face to face. Un día cualquiera nos reconocimos volando y Chile paga hoy. Lo vemos como paga desigualdad. Y vemos unas Ménades, como dijo Cortázar que gritan desesperadas, matándose por una nueva clase media aspiracional. Vemos arriba de todo el cielo violáceo, anaranjado y rojo. Rojo fuego. Pasión. Volcán y revolución. Es el amor por la Matria. Ya no divisamos la Casta. La casta tiene miedo. Vemos frutos y somos fuertes junto al austral Chile y sus ancestros.
Homenaje. Hay huertas y están todos mejor. El barro de los antepasados y Cosme Canales, el tatarabuelo sigue respirando. Respira y sigue vivo en el recuerdo. Mente y cuerpo unido. El héroe lo retiene para que sea un interlocutor válido, pero lo dejará ir luego sin Miedo. Hay mucho aprendizaje sobre su muerte y no hay peligro externo. Esta estirpe histórica detiene al mundo, para cantar con una paz interior. El poema del Apocalipsis promoverá lo positivo. La tormenta no podrá pasar, gracias a los cielos. Las estrellas siguen siendo más brillantes, y nuestros cafés nunca se enfriarán. Es la memoria colectiva que bate tambores como en el ‘El emperador Jones’, de Eugene O’Neill. Es andar desnudos como en el Decamerón y nos hará: Follar, comer y defecar. Es el Ethos, y no es la norma. No es la ética ni la legislación occidental. Son los ancestros y viven con nosotros porque nos han devuelto el alma de la Araucanía. Volveremos al estado primigenio o al estado inicial del Homo sapiens. Es el propósito del dolor seguir flotando en el aire.
Amables y con el reconocimiento del dolor chileno vemos el dolor de todo el planeta. Sobrevivir pero de un paso a la vez. Si somos caníbales entonces la señora Cuicas nos da clases de cómo escapar por la vida. Oportunismo y el aprendizaje nos hace usurpar tierras. Confiamos en el proceso y que no vamos a paralizarnos. El héroe es el líder y nos anuncia que se han vendido mineros y campesinos. Obstáculos. Tumbados en el cielo vemos como la Araucanía se unió y a punta de rifle lucha contra el opresor. El héroe es increíble y preanuncia el éxito chileno. Pero pierde las certezas, y nos anticipa que han refinado el carbón y envenenaron a mucha población. El suicidado por el opresor es permanente. Pero el héroe cree y nosotros creemos en este propósito. Auténticos en estado puro. Vibración con generosidad. Sin miedos.
Existió sangre por mercancía, y la desaparición no nos quitó la sonrisa. El héroe ama y nosotros amamos. Nos traduce que hay Artilleros y tenemos el control total de las emociones y es esto porque el proletariado está arrinconado, pero el héroe impacta poderosamente en todos los interlocutores del planeta y nosotros coreamos esos descubrimientos luego de 500 años de historia en el Chile austral. Es inimitable la peripecia. Solo se rodea de autenticidad. Los guantes blancos viven del que trabaja, y merodean la naturaleza haciéndoles a todos los chilenos promesas falsas. Amor incondicional aquí arriba. Los cielos no dejan pasar más que la música del kultrún, y el banquete de los dioses de los antepasados. Solo ellos viven en el inconsciente colectivo. Burócratas y clero es el Estado de derecho nos comenta, pero él nos dice nosotros vamos por la chilenidad. ¿Por qué? Porque han recibido azotes, violaciones, hambre y desnutrición por siglos. Hubo un día que la Patronal mató a púberes. Desconcierto y confianza en el líder heroico.
Hay humo y deseamos vivir como un espejo de la Araucanía y ver la pluriidentidad con riendas propias y éxito. Confianza arrolladora. Hartazgo de los plebeyos, y deseo de fuegos eternos que transmuten los cielos violetas, en una vida increíble. En aquellas otras playas, otras mujeres doradas trabajan en ellas mismas y no se cansan de generar brillo y riqueza. Nuestra vida también es plena. Viajemos. Flotamos con violines, y nos merecemos la abundancia y migrar con kultrunes y lengua propia. Resistencia y confianza. Somos alguien porque siempre nos divertimos. El héroe nos guía. Amamos la angustia de los pueblos antiguos porque el legado inculturado de las santas cruces no manda.
No hay flaneo, callejeamos. Salió la fiera al cielo, y el cielo abrió sus puertas. La pira volcánica de Chile país rugió fuerte. La felicidad viene fácil, y el karma de la chilenidad es inimitable porque es alguien con estilo de vida extraordinario rodeado solo de gente auténtica. Se condona y pasen y vean. Pasen y vean. Risas en el cielo. Bailamos las danzas ancestrales. Rondas. Pasen vean las estafas piramidales, la usura. El fraude. Nos amamos más en los cielos australes de Chile.
No es un sueño porque es una realidad que está sucediendo y aquel dicho: “Se busca trabajo”, ya fue el pasado de la modernidad. Es la era científica, y el cielo nos dijo que el cesante no es indigno. Ese recuento del “progreso” solamente nos llevó a caminar en círculos. Nosotros del cielo vamos a bajar, y hacer un periplo con el héroe por todo el continente americano. Las desventuras, el irse para estrellarse es un espejismo, que nos llena de fuerza para partir urgente. Estos proyectos de esos cinco pueblos Con (tras)humantes enterrados han sido increíbles para legar y desenmascarar al verdadero soborno, al secretario y la corrupción.
La autenticidad. Vida plena en todos los sentidos. Desde el norte, Santiago y las provincias dejarán el ser unitario y lo federal será el Chile país. Prolesdescendencia y nomen nescio son respetados. El interlocutor válido escurre en sus oídos los alaridos del líder que manda. Manda el amor y las oportunidades que conecta con la Araucanía. El otro abuelo del héroe, el bárbaro yace vivo. Y el austral Magallanes de 3000 Kmts se hace tan rojo que esa compañera que se fue volvió. Es la mujer. Auténtica y luchadora. El éxito llegó para el héroe que va a recorrer y subir al siguiente nivel de América. La ha elegido por amor incondicional de loba en celo. Se abren todas las conexiones: Mente, corazón y sexo. Un solo hilo y viaje chamánico ancestral de todas las culturas emerge como fuego y lumbre que otorga aliento vital. El merecimiento de Punta Arenas, en su realismo mágico lo vemos flotar también en la tierra y vamos sobrevolando Ecuador. Dejamos ese pasado de la Cosmoagonía porque hemos parado la Aracaunía con el valor de la Palabra. Recorrimos todo el paisaje americano y vueltos a Santiago nos servimos en los bares luego de mirar la Cruz del Sur a las 6 am, nos degustamos un plato de ají, miles de café, dulces y la tripa ya no trae hambre. Siempre hay gente interesante, extraordinaria para enfrentar todo el destino.
Leer a Kalani Shaira nos conduce a una fantástica vida de amor incondicional por el retrato de sus ancestros. Hemos aceptado las almas rotas para que vivan desde los recuerdos una vida amorosa. Este sueño no es un sueño porque es una realidad, y cada día al despertar el héroe sigue con su fuerza interior y los valores de la libertad y de la felicidad son los pilares de la condición humana. Todos los versos son para enfrentarse a retos increíbles y con mirar el cielo, el fuego, la tierra es momento de confiar en el éxito. La confianza es arrolladora porque hay una gran historia para contar. El poeta lo hizo y eso será válido y vigente para Chile y para el mundo entero.