Fotos del autor: @martinlopez000111 // Galería: @tim_arte_contemporaneo

26 de abril 2022

Cerebro de nuez y ojos transparentes

por Martín López

Sobre la serie “Salón Veneciano” de Pablo Ferrer, presentada en la muestra colectiva “Nightclubing” en The Intuitive Machine entre el 11 de diciembre del 2021 y el 14 de enero del 2022

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Ferrer es lo que podemos llamar un “pintor de la pintura”, en tanto que sus preocupaciones suelen oscilar entre ya sea pensar la imagen, la iconografía, el plano, la profundidad, la observación, dígase, entregado al labor de “mirar el ojo”. En este sentido es ineludible pensar en el gesto de que aprovechara las molduras predispuestas por la galería para así generar ventanas, propias del “cuadro como ventana a la historia”, resaltando así su voluntad autoreflexiva sobre la práctica y el medio.

En Salón Veneciano vemos pájaros y vistas de pájaro, que en su mirada en picada parecen algo como lo que sería la vista de dios en un registro de sátira realista. Es el vistazo que, porque es desde lo alto, es una mirada a nuestras pequeñas vidas, aunque insignificantes no menos conmovedoras.

Está de más decir que el pájaro no es un ser todo poderoso, que es un cerebro de nuez, y cerebro de nuez no es como decir tonto, sino en lo que va al caso, falto de ideas que obstruyan la vista.  Transparencia, honestidad de lo sin ideas, el ojo que ve bien cuando la mente no mira por él, sin prejuicios, sin intenciones, solo aquel es el ojo que todo lo ve.

A la viceversa también podemos entender al pájaro como a un paradigma de la mirabilidad, cercano a la tradición floral pero encarnado en un código particularmente huidizo, que por ser de este modo no nos dejó una tradición de pintura de pájaros igual de contundente que la floral. Pensemos en el “Estudio de un ala de pájaro” de Durero, que es el ala de una taxidermia y no podría haber sido de otro modo.

Es el pájaro como objeto estrecho a la tradición floral, pero pintados cada uno en blanco y negro, luz y sombra a secas, haciendo resaltar por contraposición a las coloridas vistas y su diversidad de horarios solares y temperaturas del espectro lumínico.

Se intercalan vistas de pájaro y los pájaros mismos, pero también se intercalan paneles de diluidas manchas como de piedra marmoleada solo que sin cualidad noble, más cercanas a lo terroso, al barro del caldo primigenio. Manchas en que predomina una condición de estar formándose, con trazos de lápiz que develan una planificación, si bien blanda, no del todo azarosa: manifestación de una simultánea desfiguración y configuración de ambigüedad exacta.

Si la vista del pájaro sin ideas es un paradigma de honestidad del ojo, la ocurrencia de masas coagulándose y deshaciéndose es quizás el estado más alto que se pueda alcanzar en cuanto a transparencia de la mirada respecta. En el ojo de un recién nacido no existen los límites claros entre una cosa y otra, todo se haya entre despedazado y perteneciente a una misma masa indiferenciada, incluso entre el propio cuerpo y el espacio exterior. Luego la guagua diferencia y clasifica, aprende que siente dolor solo cuando se aplica estímulo al propio cuerpo, aparece el propio cuerpo, que es asunto separado de lo demás. Después llegan las palabras y largo etcétera de clasificaciones que organizan el disfuncional, desaforado torrente informe que implica todo lo visto a través del ojo virginal: indigestión de masas y luz.

Este “en sí mismo” lo vemos emerger a su manera en la dinámica bucle del “observar la mirada”, articulado por la consideración del “lo que sea” en la variada sucesión de vistas. Deambulando sin esperar nada y entregado a un proceso indiferenciante, “Salón Veneciano” es una suerte de tratado sobre aquella inocencia que le es menester al ojo para lograr acceder a una experiencia plena de la observación incondicionada. 

En un contexto donde la renovación expansiva de los medios artísticos nos ha arrojado hacia el desarraigado paradigma de la novedad, exhibiendo una desesperación ante el agotamiento de los recursos y el lenguaje, este trabajo forma parte de un inminente programa de repliegue hacia los fundamentos.

Egresade de Artes Visuales en la Universidad de Chile, becarie de la Fundación Neruda el 2018. Participó de la residencia internacional de poetas jóvenes en el Festival Internacional de Poesía de Rosario (Argentina) aquel mismo año. Publica el libro Consideraciones para reconstruir una playa el 2019 por Jámpster. El 2021 traduce y publica Rascarse de vez en cuando, una selección de haikus de Jack Kerouac, autoeditados bajo el sello de la microeditorial Hmm…

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