27 de abril 2024

A propósito de Pistila: Una entrevista a Camila Almendra

por Argania Inostroza

Este 27 de abril, Camila Almendra (1991) lanza en Valdivia su tercer poemario: Pistila del gen lumínico (Tinta negra microeditorial, 2024), un texto poético de difícil clasificación en que se entremezcla ciencia ficción con animé, saberes orientales con posthumanismo, huellas digitales con hebras espirituales en un mismo cuerpo poético.

A continuación presentamos una entrevista realizada a la autora durante marzo de 2024.

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A.I: Una pregunta habitual, hasta típica, que suele hacerse al momento de lanzar un nuevo libro atañe a su origen. A sabiendas la escasa originalidad de la misma, quisiera formularla dada, justamente, la inhabitualidad de un libro así. En ese sentido, más que preguntarte de dónde o cómo nació, quisiera hacerlo por los modos en que cuajó en ti esta idea de insuflarla, darle tinta como vida.

C.A: No recuerdo el momento en que nació propiamente tal, pero sí deviene de haber estado girando un tiempo en torno a la ciencia ficción. Los trabajos con nuestra dupla de Amiga Marciana que teníamos con Dana Lima, una gran amiga y compañera también de ruta durante el tiempo de la pandemia. Ello en paralelo a los estudios del Tao con Osita, mi maestra de I Ching. Allí se comenzó a cruzar esta idea de la criogenia, como de una persona que se criogenizaba, y que de alguna manera tenía un algo, que podía haber sido un gen, un don, distintas interpretaciones según cada creencia, que lograba conectar como con el todo: con la naturaleza como si no fuera una parte nuestra. Y allí comenzó a trabajarse la idea que finalmente este ser criogenizado, que también fue llamada Criónica, asemejaba un pistilo. De ahí surge la idea de Pistila.

A.I: En este libro se entremezclan distintas temáticas, tanto de ciencia ficción (climática, ambiental, especulativa, otras) con dimensiones de clase y género. De hecho, y a propósito de lo que decías anteriormente, el libro está dedicado a tu maestra espiritual (Osa/Osita). De modo que la pregunta sería cómo fue el proceso de condensación de todos estos saberes en el mismo texto (Pistila), con sus nueve partes incluidas.

C.A: Lo cierto es que Osa es una cultora de la ciencia ficción. Ella es una mujer de 82 años, con quien nacimos 50 años y 2 días de diferencia, junto a quien, en nuestras conversaciones, van y fueron surgiendo temáticas “otras” que decían relación con lo distópico o con la unión que tienen los estudios taoístas también con la clase, porque de una u otra forma, el trabajo ético/moral que éste tiene también implica la conciencia del colectivo, la conciencia de tu posición dentro de una sociedad. En ese sentido, la conciencia de clase es algo que veo imposible disociar de mi escritura porque es también el lugar en el que habito, es una necesidad y un placer a la vez poder imbuir la escritura de estas intersecciones sin la conciencia de estar haciéndolo, [sino como] un proyecto inherente al acto escritural.

A.I: La monstruosidad de Pistila atraviesa todo el poemario, hasta el punto de abarcar incluso monstruosidades extra o intergalácticas. Sin embargo, y bajo diversas formas, Pistila suele aparecer bajo el signo mujer (cito, por nombrar un ejemplo: “¿el feminismo del cosmos = misterio receptivo?”). Leyendo el texto pensaba, al respecto, dos preguntas. La primera, si pensabas tú que la identificación con uno o más géneros puede operar sólo a un nivel humano o si, por el contrario, puede más ampliamente hacia otras especies en una suerte de contaminación mutua. Y a propósito de ello, si piensas que tiene sentido dicha pregunta todavía.

C.A: Creo que es una muy buena pregunta porque la noción de género presente en el poemario es una mezcla entre la asunción de una categoría social de mujer que tendría Pistila, pero parte el texto señalando “presencia femenina u hermafrodita”. Es decir, opera una confusión genital que podemos ver reflejada, por ejemplo, cuando a Pistila la empiezan a examinar. Entonces es un intento que se hace de desdibujar el género desde lo femenino, que podría haber sido lo no-binario también, aunque en este caso yo escogí lo femenino porque dice relación también con el ying, con la tierra, con lo que recibe, con la yegua, con la tierra, con lo que se sirve mutuamente. En ese sentido, dentro de esta vuelta, yo tampoco resolví, sino que, más bien, abrí el campo de la duda dentro de ello. Si me interesa que haya una huella textual no hombre, porque creo que, en el fondo, los componentes y toda la historia androcéntrica y lo que hoy día tenemos, ha sido por un mundo gobernado por hombres, por bio-hombres. Entonces es también una forma de comprender que, si hoy en día estamos proyectando al 2050 toda esa destrucción, que por eso justamente Pistila viaja al 2050, ya que según la ONU y todos estos organismos, ese sería el año a partir del cual habría más plásticos que peces en el mar y todo el tema. De ahí que, mujer… no necesariamente; pero sí quizás esta idea de lo femenino como de la recepción que hay frente a lo macro cósmico del cielo. Es una mezcla entre la filosofía de lo femenino y lo masculino como el yin y el yang, y por otra parte, este cuestionamiento a la categoría mujer.

A.I: ¿Cómo ves el tono presente en el libro? Lo pregunto porque siento que el poemario no es siempre fácilmente asequible, tanto por la temática como por la forma de escritura, además que tiene por ahí unas palabras en mapuchezungún, alemán, inglés. Al respecto, quería consultarte cómo ves tú la, entre comillas, progresión de tu propia obra, tanto temática como estilística, desde el Viaje de la heroína (Editorial Alto Horno, 2016) hasta Pistila, pasando por Provinciana en colores (Ediciones Kultrún, 2022). Si lo consideras al modo de una, nuevamente entre comillas, progresión o hay devenires y trayectorias propias en cada uno.

C.A: Creo que la forma de escribir que me acomoda tiene que ver con la creación de mundos: Crear el mundo de la Heroína, el mundo de la Provinciana en colores. Y eso llevarlo a otros campos. Esta es una cosa que he estado pensando recientemente. Por ejemplo, con Pistila empecé a unir mis aprendizajes del kung fu, que llevo practicando interrumpidamente siete años, que no es menor; los cuatros años de los estudios con Osa, también vivencias corporales. Lo que fue Provinciana en colores con el trabajo de mi huerta, de la huerta de mi abuela. Por otra parte, El viaje de la heroína jugando con toda la idea del policonsumo, la psiquiatrización de lo que fue también esa época. Entonces voy construyendo mundos desde el arte-vida, de los propios devenires de mis mundos que, claro, se enrevesan con lenguajes, idiomas o drogas porque me gusta, entre otras cosas, que la gente quiera investigar un verso, me encanta eso, porque siento que abre el campo interpretativo no tan sólo en la composición del verso sino también por los hipertextos que va teniendo el propio texto. Es un juego. Y ese juego me entretiene porque yo también soy muy nerd, entonces me encanta ir investigando cosas nuevas. Con Pistila me trasnoché estudiando, tomé cursos de astronomía (risas), de modo que hay una búsqueda de mundos en cada proyecto escritural.

No creo que haya una evolución propiamente lineal, porque no creo en esa linealidad escritural, pero si que son mundos distintos, son formas de habitar el mundo distintamente, sobre todo, en mi caso, dentro de esta idea de las antiheroínas, que también se va repitiendo, sin querer, creo yo, y que viene a componer una especie de trilogía personal. Eso pienso: creo que es una trilogía personal (El viaje de la heroína, Provinciana en colores y Pistila) que, en cierta forma, viene a terminar un ciclo, lo que también coincide con el inicio de un viaje terrenal propio pronto. Cuando escribo, intento buscar en mi cuerpo aspectos para el texto. No sé, hay gente que lee otros textos para inspirarse. Además de eso, a mi me gusta llevar el cuerpo como campo personal a la propia construcción del mundo. Es muy divertido, para mí al menos, a la vez que complejo. Provinciana es quizás más una onda más sureña, más pensada para ser un souvenir subversivo (risas), mientras que Pistila busca ser más una experiencia sensorial. Estoy ahora trabajando en Experiencia Pistila, que va a ser un disco que estamos trabajando con Murra, que formamos un dúo llamado Kusama, con muchos guiños a los manga.

A.I: Pistila es, sin duda, un libro de una gran belleza editorial, manufacturado por Estela y Martina. A propósito de ello, ¿cómo se fraguó esta simbiosis entre Tinta negra y Pistila?

C.A: En base a esa idea, de la experiencia, del tributo, del homenaje, es que el libro debía ser hermoso, debía ser cuidado. Y ese cariño y esa dedicación y ese talento, Estela y Martina lo tienen. Ahí hay un trabajo muy dedicado y pensado para mucho más allá que una gran editorial. Hay una admiración mutua de nuestros trabajos artísticos que ha hecho que me hayan esperado; Estela estuvo dialogando con, entre comillas, una inteligencia artificial, para la portada y todo el diseño interior del libro. Y por otro lado con Martina estuvimos dialogando este libro mucho tiempo, pensando en el título, en los distintos nombres que tenía Pistila (como Criónica, Rosa del desierto, toda esta idea de la línea secuencial que tiene, que es también circular porque, en algún momento, Pistila vuelve a ser semilla), entonces creo que tenía que ser Tinta negra. El libro va a tener unas letras que brillan en la oscuridad, o sea, para mí es un chiche, un bello libro.

Pensamos alguna vez publicarlo con el Fondo del libro, donde evaluaron muy bien la argumentación del libro, pero calificaron con menor puntaje el hecho que era de corte animé y hasta adolescente. Y a mi me da risa porque, efectivamente, es así, o sea tiene mucha influencia del animé. Entonces, podría ser también para público adolescente o joven. Pero es también porque la ciencia ficción está muy influenciada por la estética japo. La dupla Tinta negra comprendió el juego que ahí allí, y este libro es un objeto estético que ya acerca mucho más esta lectura que, a ratos, puede ser, como tú decías, no siempre fácilmente asequible, pero sí que este libro provoca acercarlo aún más.

A.I: Tengo la impresión, que me quedó tras haber leído y releído el texto, que éste, más que otros tuyos anteriores, es un poemario abierto, incluso coral, que se podría seguir escribiendo y deshaciendo a sí mismo constantemente. Preguntarte si percibes algo similar o, mejor dicho, cuál era tu apreciación a esos respectos.

C.A: A mí me inspiró mucho el libro Aniara de Harry Martinson, esta idea de epopeya poética de ciencia ficción, por una parte; y haber conocido, entrevistado, leído y releído también las Ovejas radioactivas de Kolimá de Ana Tapia, que es una escritora de ciencia ficción española, y que conocimos también en nuestros tiempos de Amiga Marciana, y que tiene que ver con una cosa que conversamos contigo, Argania, de una escritura coral. Pasó también con esta idea en Provinciana, que está siempre viajando; El viaje de la heroína que también, en algún momento, se agota de viajar. Pistila, en ese sentido, no es una: reencarnará, volverá a ser semilla, volverá a viajar.

Efectivamente, a mí me encantaría que Pistila desbordara en otros géneros, cómic, qué sé yo. Bueno, de alguna forma con la experiencia musical que estamos teniendo ahora desbordó en el trabajo que hicimos con Camila Contreras, diseñadora de vestuario, con quien trabajamos con las redes de pesca artesanales de acá que estuvimos recolectando, y que transformamos finalmente en un vestido que también, a su vez, es una performance en sí misma. Me interesa que tenga esa opción de crecimiento, me parece prolífico, a la vez que permite que todes interpretemos Pistila bajo nuestros propios imaginarios sci fi. Me parece muy hermosa esa idea de la ampliación, ¿no? Porque, visto al revés, la idea de la poeta como sacra, lejana, impenetrable, me parece que no, yo quiero salir de ahí. Todo el tema de las lecturas la verdad es que me aburre un poco. Yo me aburro. Necesito tener otros estímulos. Así que está muy divertido explorar esos otros campos.

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Camila Almendra
(Osorno-Valdivia, 1991)
Educadora, poeta y performer. Es profesora de Lenguaje y Comunicación y Magíster en Literatura Hispanoamericana Contemporánea, ambos en la Universidad Austral de Chile, Valdivia. Se desempeña como diseñadora de políticas públicas de género, sexualidad y afectividad. Sus creaciones están en revistas y antologías tales como Revista Ceres (Ediciones Mal Criada, 2015-2020), Silvestres y Eléctricas, poetas latinoamericanas (Cartonera Helecho, 2016), Maraña: panorama de la poesía chilena joven (Editorial Alquimia, 2019) y en Estuaria, visión de 9 afluentes (Tinta Negra Microeditorial, 2022). Ha publicado los poemarios El viaje de la Heroína (Editorial Alto Horno, 2016) y Provinciana en Colores (Ediciones Kultrún, 2022).

Pistila del gen lumínico (Tinta negra microeditorial, 2024)

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