Foto: Daniel Nicolás Aguilera

09 de noviembre 2020

Como ACABar con la policía: Una Bomba de Tiempo

por Lautaro Llao

– ¿Qué pasó?

– Los pacos mataron un peñi.

Esa fue la respuesta que me dio mi papá ante lo que yo no podía entender, los adultos de mi casa callados y tensos miraban el televisor, un presentador hablaba cosas que yo no entendía: enfrentamiento, terrorismo, confuso incidente. Mi mente infantil no entendía los eufemismos de la prensa, lo que sí percibía era una atmosfera donde se podía sentir la pena, la rabia y el miedo. Yo era un niño Mapuche de 7 años, hijo de una familia de pobladores de Pudahuel, mi mamá había decidido que volviéramos al wallmapu, fue en parte una decisión política, pero en gran medida buscaba alejarme de los peligros de Santiago y llevarme a la seguridad y tranquilidad que podía ofrecer Nueva Imperial, un pueblo del sur que había construido un relato de amistad entre mapuches y chilenos.

 En el colegio lo mismo me habían hecho bailar cueca junto con todos los bailes “autóctonos”, cada 27 de Abril se hacían actos en la plaza de armas y nos llevaban a conmemorar el día del carabinero, puertas afuera de mi casa existía un mundo de gente despolitizada, sumisa con la autoridad, en el  que un paco es un carabinero (como me corrigieron muchos profesores), en este mundo mis percepciones de desconfianza con esta institución transmitidas por mi familia (que vivió los abusos y represión de la dictadura) no tenían lugar y confieso que los primero años en Nueva Imperial me evocan una ingenua armonía parecida a la felicidad, eso se acabó con un escopetazo disparado por el Mayor Marco Aurelio Treuer  a la cabeza de Alex Lemún de tan solo 17 años.

Desde ese fatídico 12 de noviembre de 2002, en que la sangre del Weichafe regó las tierras que hemos habitado por milenios, la desconfianza hacia carabineros, se transformó en odio hacia los pacos, empecé a mirar con desconfianza sus esfuerzos comunicacionales, sus actos, sus himnos, sus símbolos, toda esa impoluta arrogancia se me reveló en plena infancia, ellos hablan de proteger al débil, al indefenso. ¿No era Alex Lemún el débil frente ellos? ¿Qué amenaza constituía un joven y su honda frente a sus rifles y escopetas? Ellos cerraron filas y protegieron al asesino, la sociedad apenas habló de ese joven, siguieron honrando a esta institución fundiéndola con los colores patrios, fue en ese proceso en que comprendí que esa patria que me estaban enseñando a amar, que esa institución que me obligaban a respetar, no eran para mí, que había ciudadanos de segunda clase: Alex, yo y muchos más pertenecemos a esta categoría.

Hoy ningún chileno está al margen de como ha sido el proceder de esta institución con (o contra) el pueblo mapuche, más de 15 jóvenes Mapuche han sido asesinados por pacos, han sido la mano ejecutora de la política despiadada del Estado Chileno, militarización y contrainsurgencia, el Estado eligió vernos como enemigos y a la vez anular nuestra existencia, violentar a las comunidades con toda la maquinaria bélica por un lado, por otro negar la raíz del conflicto en la afirmación de nuestra identidad y nuestra pertenencia a esta tierra. Con la contrainsurgencia se aísla, se infiltra y se destruye la moral de quienes apoyan la causa, para eso hace falta meterse en el barro, vestirse del enemigo y deslegitimar su lucha, ensuciarse las manos; toda esta jerga militar la tiene Carabineros desde antes de su formación y su expresión está en la Operación Huracán y en el Comando Jungla.

La doctrina ideológica

A todos nos enseñan en el colegio que esta institución fue fundada por el caudillo del ejercito Carlos Ibáñez del Campo, pocos hablan de su otro precursor: Pedro Hernán Trizano, quien según Jorge Lara en su libro: Trizano, el Búffalo Bill chileno: precursor del Cuerpo de Carabineros de Chile (Santiago de Chile, 1936)  fue quien levantó la estructura de las primeras Policías Rurales. Luego de la mal llamada “Pacificación de la Araucanía” se recurrió a este mercenario Italiano enrolado en el ejercito chileno, para controlar el “bandidaje de los indios”, poniéndolo desde la perspectiva mapuche, mis antepasados debieron someterse a vivir el hacinamiento de las reducciones, siendo despojados de sus tierras, sus siembras y la libre circulación; en ese contexto de etnocidio silencioso, fueron muchos quienes salieron a “robar” sus propios animales, a recuperar algo de sus cosechas o simplemente se negaron a abandonar sus terrenos, ahí entraban estos primeros Pacos, para quienes mis antepasados no eran mas que indios salvajes, sin derecho alguno.

En una estrofa de su himno puede leerse: duerme tranquila niña inocente, sin preocuparte del bandolero/ que por tus sueños dulce y sonriente vela tu amante carabinero. El bandolero y el bandido siempre fuimos los mapuches para ellos, está en su himno, está en su ADN, los primeros Pacos vivieron su propia película western, sucia, sangrienta y lo peor de todo real. Sus primeras leyendas épicas son las de darles caza a muchos mapuches que siguieron la senda del “bandido” quienes eligieron ir por las noches donde quienes los ultrajaron y robar lo necesario para comer o vender, en la historia antigua de Temuco se cuenta cómo cayeron en la rivera del río Cautín las ultimas resistencias de estos bandidos, cómo los colgaron de un gran hualle, así se fundó Santa Rosa. Esta historia demasiado honesta para los libros oficiales persiste en la practica actual de esta institución, primero ver al otro, al extraño, al distinto como el enemigo al que hay que darle caza (una lógica no muy distinta a la de los perros), segundo, el castigo como el único método eficaz, no solo un castigo personal que infunda dolor o incluso cueste la vida, además un castigo público que infunda miedo en los demás, que ni se les ocurra imitar al castigado, eso lo vemos hoy en las calles cuando los Pacos disparan perdigones a los ojos y esparcen el miedo como la peste.

Para que esa mentalidad haya durado tanto tiempo en la institución adoctrinando incluso a otros mapuches, que reniegan de su responsabilidad con su pueblo, para servir a su otra patria, no es suficiente con tener un pasado, se necesita adoctrinar, reproducir y familiarizar toda esta “herencia” en la tropa, un excompañero (hoy Paco) criado en Padre las casas (una comuna con gran población mapuche) me contaba cómo en el curso de instrucción les repetían que dentro del pueblo mapuche había elementos extremistas, en un inicio para él era algo esperable, pero a medida que lo que le decían empezaba a ponerse mas bizarro, comprendió que había un lavado de cerebro.

Otro testimonio es el de un amigo cercano, quien por vínculos familiares debe conversar seguido con dos hermanos, ambos (Pacos) operan en Ercilla, conscientes de que mi amigo apoya la causa mapuche, le mostraban imágenes de los murales del Ex Liceo Técnico de Pailahueque (una de las primeras experiencias interculturales mapuche) donde estudió Alex Lemún y Camilo Catrillanca, hoy convertido en cuartel del GOPE, un refugio para sus propios asesinos, en esos murales los alumnos de ese entonces pintaron imágenes de la Guerra de Arauco y las escenas heroicas de los pu weichafes, pu konas y los tokis mas ilustres: Kafulikan, Leftraru, Pelontraru. Escenas que incluían decapitaciones, esto se lo mostraron a mi amigo como una muestra del adoctrinamiento al que según ellos somos sometidos los mapuches, es esto y no los asesinatos por la espalda, ni las golpizas en los calabozos, ni los secuestros y amenazas que ellos ejercen, lo que radicaliza a los mapuches.

Como reflexión final, debo decir que no tengo grandes planes para terminar con esta maldita institución, expuse mi perspectiva para demostrar que ha sido su violencia, su prepotente actitud y sus oscuros métodos los que han puesto al pueblo en su contra, su historia los condena, pero su presente los hunde, también quiero dejar claro que si algo se tiene que acabar es la doctrina militarizada, que solo los condena ha ser los eternos sicarios de los poderosos, la militarización en el territorio mapuche es un problema de seguridad nacional, adoptaron el modelo Colombiano, modelo que ha dejado mas de 160.000 civiles muertos, ha propiciado la expansión del Narcotráfico y ha sido usado como método de control de masas por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, hoy acusado múltiples veces por narcotráfico, terrorismo y genocidios, solo sostenido por el poder de su propio partido.

Tenemos muchas razones para desconfiar de lo que está pasando hoy en la “zona de conflicto” y de esos atentados tan fortuitos y por alguna razón tan difíciles de perseguir, son más de 60.000 efectivos quienes han estado sometidos a esta doctrina-ideológica racista, particularmente en la zona roja sabemos que el GOPE y las FF.EE, ha convivido con muchos latifundistas que pertenecieron al Frente Nacionalista Patria y libertad, hoy algunos se identifican como el “comando Hernán Trizano”, sabemos por un reportaje de TVN llamado “las penas de Arauco” que dentro de la institución hay una estructura para ofrecer protección a contratistas forestales, los que pagan más pueden trabajar tranquilos, quienes no pagan se arriesgan a ataques (no se diferencia mucho a lo que hacen algunas Mafias en el mundo), por todos estos antecedentes me arriesgo a pensar que los pacos son una bomba de tiempo, queda una ardua tarea que todos debemos hacer por descubrir la verdad, perseguir y desactivar ese peligro en el camino que son los Carabineros de Chile. 

Mapuche-Nagche, del territorio Purén Indómito. Ensayista y estudiante.

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