Foto: @pauloslachevsky

04 de octubre 2021

La religiosa experiencia de lo íntimo

por Matías Hermosilla

Un dialogo entre Nocturnal y Ceremonias de interior de Micaela Paredes

Sobre Nocturnal, de Micaela Paredes. Santiago: Cerrojo Ediciones, 2017; y Ceremonias de Interior, de Micaela Paredes. Santiago: Cerrojo Ediciones, 2019.

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En la presentación de Ceremonias de interior la poeta española Sara Martínez introdujo a Micaela como “la última mística”. Realmente, no podría definirla de mejor manera luego de acceder a los versos de esta mística directamente. Declaro que la lectura de ambos poemarios me ha evocado el cuestionarme la relación de lo sublime y lo íntimo. Algo que la mística, con talento y sinceridad pone en liminal tensión a largo de sus escritos, enfatizando la relación entre lo herético de sus sentimientos y la religiosidad que conlleva este mismo acto. 

Nocturnal es un poemario acuático, la vibración de las pasiones húmedas y las frustraciones se esconden también bajo el empape de causes lentos y en pozos profundos, donde quizás “Dios quiso oír su eco”. Las sensaciones son vivas, intensas y problemáticas, la oscuridad es una presencia inmanente a veces explícita y otras tácita. Micaela valora los monólogos nocturnos, los cuestionamientos nihilistas de puertas cerradas y las miradas traslúcidas de sueños y pesadillas profundas. Micaela además de mística es una romántica, en el sentido de corriente literaria, vibran por sus venas los efectos naturales de sus propios sentimientos y es así como la luz, el cielo y la naturaleza se hermanan con los estados de meditación y ánimo –una viva representación del espíritu del joven Werther de Goethe–. A través de esa relación la mística escucha y grafica las penas silentes de las piedras y nos evoca esos cuestionamientos profundos de biografías sangrantes, el espesor del barro y las pupilas anonadas por el brillo de otra luna. El cause llega a los ríos interiores y a los humores que se revelan en la liquidez de transmutación sensorial en versos, olvidos, penas y frustraciones que observan el inarmónico vaivén de los ríos subterráneos. En Micaela las palabras duelen, fluyen y se convierten en silencios nocturnos de inconfesables meditaciones honestas. 

Ceremonias de interior es la profundización de Nocturnal, las pasiones y metáforas contenidas en la timidez de la sombra y la noche ahora se hacen carne, fuego, sangre y negación. Ceremonias de interior es una catarsis descarnada, es el desvelo por las frustraciones y fracasos. Como toda ceremonia comienza con una declaración de principios: la resistencia al presente, aquel que duele y que obliga a olvidar. Micaela nos invita a participar de su ritual profundo de dejar las entrañas sobre la mesa escurriendo el dolor a raudales y la nostalgia sin meditaciones. Se desglosan en el proyecto de olvidar las sentencias incontestables como “no intentemos el amor nunca” que fragmenta los mapas de navegación y obligan a repensar y aceptar el dolor. En estas ceremonias los instantes son violentos y los causes se desbocan anegando la vida en el solo acto de mencionar un nombre. El cuerpo se musicaliza y se recuerda el roce sincero de alguna tarde cotidiana en que se vive en el acto ceremonioso del tratar de vivir el olvido. Es en este proceso donde, por momentos, el progreso se detiene en rostros que quedaron congelados en algún espejo, en una palabra y, también, en la caricia residual que aun se siente en la piel. Micaela nos hace cuestionarnos junto con ella la sensación ingrata del amor fracturado, la extrañeza del volver y las heridas que se nos quedan eternas en la memoria.

Micaela, la última mística, como la llamó Sara, nos permite vivir con ella los descubrimientos interiores, las frustraciones, nostalgias y la relación sincrónica de su sentir retratado sobre todo en la noche y el agua. La escritura de Micaela emociona, te hace pender de un hilo y caminar descalzo sobre el vivo fuego de las memorias que queremos olvidar. La mística se mira y nos mira, nos obliga a confrontarnos con nuestro propio retrato y nos abre con valentía sus venas de ríos profundos e interiores nocturnales. No hay falsedad en Micaela, por el contrario, en ella prima la profunda y acertada búsqueda de un cause que demuestre una nueva vía donde a pesar de las turbulencias podamos conectar el exterior con la experiencia religiosa de la intimidad. 

(1990). Historiador y poeta, se dedica profesionalmente al estudio de la cultura popular, particularmente al humor, la música y la propaganda. En el ámbito poético ha publicado dos libros “Mi vida entre rotondas” (Eutôpia, 2017) y “Memorias incómodas de un mal viajero” (Ediciones Awayu, 2020). Actualmente conduce el podcast “La Verdad También se Inventa”, además es Investigador Asociado del Centro de Estudios Históricos de la Universidad Bernardo O’Higgins y coordinador general de RIEH (Red de Investigación y Estudios del Humor). Lo encuentras en las redes como: @ProfesorTernura.

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