26 de diciembre 2021

Rescatar, crear y soñar: un texto a propósito de Rodrigo Lira. Poeta en la tierra del cómic

por Matías Hermosilla

“Con respecto a mis textos y manuscritos –escribe–, no sé si se podrá hacer algo. Durante mucho tiempo les tuve mucho cariño y les atribuí importancia. Ahora las cosas han cambiado, pero de todas maneras sentiría que se destruyeran así nomás”

Carta de Rodrigo Lira a sus padres1

El arte de rescatar piezas perdidas es un ejercicio enriquecedor para comprender aspectos de personajes y creaciones olvidadas por el paso del tiempo, y el caso de Rodrigo Lira no es la excepción. La obra de Lira es dispersa y, aunque en los últimos años se ha comenzado a republicar sus trabajos (Universitaria 2003, UDP, 2006 y 2014 y, más recientemente, Alquimia 2021), lo más difundido han sido sus primeras publicaciones, las cuales datan del año 1975 con la publicación del poema “Grecia 907” y, más extensamente, con el Proyecto de sus obras completas, publicado póstumamente en 1984. En esta línea, Jorge Montealegre, el poeta, escritor y académico, nos ofrece un nuevo ángulo para pensar la obra de Rodrigo Lira:

“[En 1971] Rodrigo tenía 21 años, nos atrevemos a afirmar que la primera publicación con textos suyos corresponde, probablemente, a los argumentos de historietas que escribió para la revista Cabrochico. De esa época conocemos “Panchito en la tierra de la fantasía”, historieta continuada que se publicó en seis entregas, con guion de Rodrigo Lira y dibujos de Ariel (seudónimo de Carlos Cabrera)”2

Jorge Montealegre y la colección “La Castaña” de Ediciones Asterión se ha propuesto la búsqueda y el rescate de diversos momentos, autores y personajes de la caricatura y la historieta chilena. Pero ¿qué nos ofrece Rodrigo Lira. Poeta en la tierra del cómic para comprender la obra de Lira? Varias cosas. Por un lado, el texto reúne testimonios de contemporáneos de Lira, como Patricio Andrade y Óscar Gacitúa, que exploran su faceta personal al haber sido cercanos al poeta, además de conocer la relación que tenía el escritor con el mundo gráfico. Por otro lado, nos ofrece el testimonio del dibujante Carlos Cabrera, también conocido como Ariel, que da cuenta no sólo del desafío de montar la obra imaginada por Lira, sino que también una mirada pormenorizada de la industria de la historieta en Chile durante la Unidad Popular, por medio del proyecto de Quimantú y, particularmente, la revista Cabrochico, que ofrecía una propuesta política, identitaria y cultural alternativa a las producciones mainstream de la época, como lo eran y siguen siendo las creaciones de Disney. Además de esto, posee un largo estudio crítico de Jorge Montealegre que dan cuenta del rescate del texto, la vida del poeta Rodrigo Lira y también de una revisión crítica a la obra guionizada por Lira. Finalmente, se incluye por primera vez la reproducción de la historieta completa (aparecida en 6 números diferentes de la revista infantil) restaurada y a todo color gracias al trabajo del diseñador Hernán Venegas.

Entendiendo el contexto del trabajo, quiero profundizar algunos puntos interesantes de la obra misma de Lira y Cabrera. El diseño está hecho completamente desde una estética psicodélica y contracultural (Fig.1). De hecho, el propio Ariel menciona que para hacer la obra “me conseguí yerba, un paquetito de marihuana, y la dibujé volado. Lo llevé al color y después me dijeron ¿Qué te pasó?”3. Esa pregunta, puntualiza Montealegre, era el resultado en los códigos psicodélicos de finales de la década de 1960, que habían sido ampliamente difundidos por las audiencias de época. Una estética que en ese momento había sido adoptada por diversos medios como la revista Ramona, la revista La Firme o por los diseños de portadas de discos del sello discográfico DICAP, temática que ha sido trabajada en profundidad por Mauricio Vico.4 Lo curioso es que el juego de Lira es opuesto, la ensoñación gráfica de lo imaginario/lisérgico de la estética se contradice con el mensaje contra fantástico que tiene el argumento del texto de Lira.

Fig. 2 y Fig. 3

Además de esta anécdota de producción y de la relación de la corriente estética con la época, el cómic tiene un mensaje muy contrario a lo que podría sugerir su estética. El guion de Lira era una crítica satírica al reino del mundo de hadas –nombrado en la obra como la tierra de la fantasía–. En la obra, Panchito, un niño chileno, se pierde en el universo fantástico e interactúa con diversos personajes clásicos de la literatura infantil, pero siempre dejando en claro la crítica a estas obras que empequeñecen lo que Lira concibe como el valor de la “realidad”. De hecho, cada personaje a lo largo del texto se queja por defectos propios de la imaginación de los autores de cuentos de hadas: el hada no puede dormir porque le molestan las alas, el ogro no puede afeitarse, y la bruja es fea y malvada. Pero ¿cuál es la salida que ofrece Lira –a través de Panchito– a estos personajes? Dejar el mundo de la fantasía y convertirse, en el contexto de la épica de la Unidad Popular, en personas normales/reales que contribuyan a la sociedad. Así, los personajes se transforman en mecánicos, profesores y estudiantes (Fig. 2 y 3) dejando atrás la inmovilizadora e ideal fuerza de la fantasía. Este anti-cuento de hadas ofrece una nueva oportunidad incluso al proyecto cultural de la Unidad Popular. El texto de Lira y las imágenes psicodélicas de Ariel dan vida a un relato de revalorización de los roles productivos –vale más ser un obrero que ser una bruja, un príncipe o un hada– y, al mismo tiempo, llenan de épica al acto cotidiano de vivir y producir en función de un proyecto común. El texto, como desarrolla Jorge Montealegre, también muestra la visión del propio Lira sobre los escritores (malos y buenos) y deja trazos de lo que será los diálogos intertextuales que serán parte distintiva del corpus poético de Rodrigo Lira.

En síntesis, Rodrigo Lira. Poeta en la tierra del cómic nos ofrece un punto de partida temporal para pensar la obra creativa de Rodrigo Lira desde las obsesiones, su relación con el mundo fantástico, y la característica cuestionadora e intertextual que plasmó en su poética –marcado por sus diversas versiones de su propio ars poético–. A su vez, nos proporciona testimonios personales que dan nuevas pistas para pensar la vida de este elusivo poeta. La lectura de este libro y la reproducción completa de la historieta Panchito en la tierra de la fantasía abren nuevas miradas para pensar la relación entre poesía y artes gráficas, además de la importancia de recuperar obras efímeras que quedan perdidas en el tiempo y que pueden ofrecernos nuevos ángulos para revalorar otras texturas de la rica obra del poeta Rodrigo Lira.


Notas

1 Extraído del prólogo de Pía Barros a Jorge Montealegre (Ed.), Rodrigo Lira. Poeta en la tierra del Cómic. Santiago: Ediciones Asterión, 2014. P. 8

2 Jorge Montealegre (Ed.), Rodrigo Lira. Poeta en la tierra del Cómic. Santiago: Ediciones Asterión, 2014. P. 9.

3 Ibíd. P. 18.

4 Mauricio Vico lo ha trabajado largamente pero recomiendo particularmente revisar el libro Todos Juntos. Iconografía de la contracultura en Chile (1964-1974). Santiago: Editorial Fulgor, 2019.

(1990). Historiador y poeta, se dedica profesionalmente al estudio de la cultura popular, particularmente al humor, la música y la propaganda. En el ámbito poético ha publicado dos libros “Mi vida entre rotondas” (Eutôpia, 2017) y “Memorias incómodas de un mal viajero” (Ediciones Awayu, 2020). Actualmente conduce el podcast “La Verdad También se Inventa”, además es Investigador Asociado del Centro de Estudios Históricos de la Universidad Bernardo O’Higgins y coordinador general de RIEH (Red de Investigación y Estudios del Humor). Lo encuentras en las redes como: @ProfesorTernura.

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