Foto: @pauloslachevsky

07 de julio 2022

‘Los intramarchas’ como tú y yo ven series de Netflix

por Jorge Salvador

Sobre Los intramarchas: cómo el poder se infiltró en el estallido social, de Josefa Barraza. LOM, Santiago, 2022. 108 pp.

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Ya a principios del siglo pasado Walter Benjamin advertía el carácter espectral de la policía contemporánea[1], tanto en la capacidad de influir y accionar sobre todas las personas que habitan en el territorio soberano, como en su presencia continua, recordándonos que bajo la premisa de mantener la seguridad pueden también utilizar la violencia para asegurar los fines que el derecho no les permite; firme prueba de la degeneración de los estados democráticos en pura fuerza represora que en nada envidian a las monarquías absolutas. Es que la policía reúne esta terrible mezcla entre poderes legislativos y ejecutivos con nuestra incapacidad de saber quiénes son, a pesar de estar en todas partes dejando testimonio. Estos testimonios y aquellos “espectros” son los temas que se abordan en el libro de Josefa Barraza “Los intramarchas: cómo el poder se infiltró en el estallido social” (2022), editadao por LOM y número quince de la colección “estallido social” que -como su nombre índica- trata tópicos devenidos de la revuelta social iniciada allá por octubre del 2019.

Los referidos “testimonios” no son solamente un relato de Carabineros sobre algún hecho en particular; estamos hablando de declaraciones constituidas en prueba judicial que mantienen a distintas personas sujetas a prisiones preventivas, largos juicios incriminatorios, arriesgando altas condenas e hipotecando su libertad. Josefa Barraza nos ilustra, mediante conversaciones, cómo estas personas y sus familiares han vivido el ser inculpadas por agentes del estado que, provistos de capuchas, pañoletas o alguna Wenüfoye, se hacen parte de distintos grupos de la protesta social, persiguiendo manifestantes. Así es como operan, consiguiendo videos e identidades, para luego detener intempestivamente a las personas en automóviles arrendados sin dejar rastros, y  someterlas enseguida a distintos vejámenes.

Presentado como una investigación periodística construida por entrevistas, cartas y reconstitución de casos judiciales, la autora nos da bastantes y buenas herramientas para comprender a estos grupos de policías, que son en general jóvenes pertenecientes al 0S-9 y a la DIPOLCAR, y toman por inspiración una serie de Netflix con origen Israelí -“Fauda”- basada en agentes hebreos infiltrados dentro de organizaciones palestinas.Poseen canales de comunicación informal como grupos de WhatsApp y se hacen llamar “Los Cazadores” o “La patrulla de Los Cazadores”. 

El libro logra agrupar distintas piezas del rompecabezas del continuo de violencia estatal, jurídica y militarizada en Chile, pues recordemos no sólo las producciones audiovisuales que evocan patrullas de infiltrados provienen de Israel, también buena parte del equipamiento militar presente en el territorio mapuche o Wallmapu, lugar en el que ya trabajaron algunos de “Los Cazadores” (recordar también el bullado caso de un testigo infiltrado también por la Dipolcar en los juicios “Peaje Quino” y “Tur Bus” que hicieron conocido a Raúl Castro Antipan)[2]. Fiscales que hacen vista gorda ante la corrupción de grandes empresarios para luego ser férreos persecutores de la ley en casos del estallido social, jueces desinteresados sobre las condiciones humanas dignas y el debido proceso, gendarmes ominosos, maltratadores, con intenciones lesivas sobre sus prisioneros, todos estos son personajes reales presentes en nuestras vidas y expuestos dentro de la investigación periodística.

Nunca se debe perder de vista que quienes sufren las consecuencias de estos acontecimientos son siempre personas. Las entrevistas realizadas en su mayoría a jóvenes inculpados, sus parientes y sus abogados, imprimen una sensación humana y reflexiones válidas sobre el aparato estatal, aportando antecedentes sobre las inconsistencias administrativas de las instituciones de justicia y seguridad. Sin embargo el título es una promesa explícita de respuestas -cómo el poder se infiltró- cuando lo que sucede es que las preguntas se multiplican a medida que se aportan antecedentes, y en el mismo sentido que el libro nos invita a cuestionar las explicaciones convencionales de los organismos de seguridad y justicia, antepone argumentos jurídicos de las defensas muchas veces como única contraparte argumentativa. Dicho de otra forma: aunque desiguales, convierte el problema en uno de derecho contra derecho, poderes contra poderes. 

No por ello su valor deja de ser importante en un momento turbulento a nivel internacional, la crítica mundial hacia las policías y el uso “legítimo” de su violencia es algo que enfrentan todas las naciones alrededor del globo; en Chile heredamos este problema largamente, Carabineros posee una doctrina e historia que le sostiene, pero ¿qué son las ideas sin personas que las defiendan? Y ese es uno de los más grande aportes de “Los intramarchas”, pues devela la arquitectura institucional que da sustento al sistema de valores entre sus integrantes, incluso, otorgándonos pistas para romper el encantamiento de sus agentes, que, dicho sea de paso: al igual que nosotros/as, ven series de Netflix.   


[1] Benjamin, W. (1927). “Para una crítica de la violencia”.

[2] https://www.elmundo.es/america/2014/02/14/52fd988b22601d58678b456a.html

Antropólogo Sociocultural

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