Imagen: @amaru.aks

28 de septiembre 2020

Un paseo por la capital desde la lírica del hip-hop nacional.

por Matías Martínez Morales

La ciudad siempre ha sido un elemento central de las representaciones que se realizan de la existencia. Muchas veces se torna parte del relato o la proyección, configurando no solo un escenario, sino un aparente personaje, como Ciudad Gótica, especie de isla urbana que se precipita a una decadencia donde no sabemos si son los habitantes los que perjudican a la urbe o es el ethos de la urbe la que impregna sus ciudadanos.

Este hábitat caracterizado por el siempre hostil asfalto ha experimentado transformaciones que se han acelerado en el transcurso del siglo XXI. Como un organismo vivo, la ciudad cambia, muta y está lejos de ser un espacio neutral y abstraído de simbolismos que cruzan nuestras creencias políticas, sociales, religiosas, personales y colectivas. Para el caso nacional, Santiago es la representación arquetípica de “la gran capital”. Moderna desde su adolescencia republicana, imaginada más que construida, a dicha y semejanza de las orientaciones estéticas de Europa y luego de Norteamérica. Palacios y paseos aparecen en la foto promocional de una precoz ciudad que deja fuera de campo rancheríos y conventillos.

Esta doble ciudad, esta dualidad no solo la mencionan aquellos a los que algunos señalan como resentidos, sino también sujetos de elite como Benjamín Vicuña Mackenna quien describió detalladamente el desprecio por el sujeto popular urbano de finales del siglo XIX. Desde aquí en adelante la ciudad se transformará en referencia obligatoria para escritores y testigos virtuosos del desarrollo de nuestra capital, describiendo muchas veces con crudeza el habitar marginal urbano como lo hizo Alfredo Gómez Morel en su obra literaria “El Río”.

Este relato se ha mantenido, pero sustentándose en otras formas de registro y representación. Una de ellas, de una fuerte raigambre popular, es el Hip-Hop, el cual en la escena nacional ha mostrado un profundo y obsesivo interés por describir y reflexionar sobre Santiago y el habitar urbano. Liricas que hacen referencia de manera constante a las experiencias que deja la ciudad, donde una característica fundamental es la optimización del tiempo, donde la rapidez es la principal aliada de una constante productividad y un ritmo esquizofrénico y vertiginoso:

Así es la vida, el mundo corre rápido como avenida
Santiago es el barrio de la ilusión perdida y aferrada al pavimento en esto
El valle central y la gente en movimiento
Santiago es el barrio y las vidas el instrumento (1)

La manera de plasmar y comunicar esa velocidad como característica de vida de cierta manera se ajusta a las características musicales del Hip-hop, genero donde la lírica en ocasiones excede los límites de velocidad concertados por la industria y el consumo occidental. Por otra parte, los y las exponentes nacionales en su gran mayoría provienen del histórico pueblo mestizo que se encuentra desparramado por rincones y parajes de este angosto país, por lo que su experiencia vital cruza sus producciones musicales y configura un relato en común sobre una reivindicación del habitar popular, al cual me referiré mas adelante. En esta cruzada por reconfigurar la ciudad y transmitir no solo una experiencia sino también una nueva lectura de la urbe, el hip-hop levanta una arqueología urbana en sus letras, sacudiendo el polvo del relato oficial y haciendo aparecer a ese otro y otra que quedó fuera del cuadro.

De hecho Santiago mismo es como un toy que se superpone a un antiguo asentamiento incaico y donde la calle bandera no es más que la pavimentación del camino del inca. Esa historia soterrada estalla entre bombo caja, abriendo un espacio para todo y toda aquel que no es bienvenido desde los tiempos de Vicuña Mackenna a las postales arquetípicas de los StgoAdicto. No es una ciudad turística la que nos muestra el rap nacional, es una real, no plástica ni superficial sino mas bien, profunda y contradictoria.

el traficante, el almacén
haber yo y el de el
si el me pide un yonki en la esquina
y le digo que no tengo
vecinos peruanos, gitanos, mapuches, colombianos
anarkos, comunistas, evangélicos, cristianos
el día a día la alegría la porquería mía (2)

Los cambios urbanos asociados a la globalización capitalista neoliberal han posicionado a Santiago en las manos del mercado desde el proceso dictatorial y con un recrudecimiento de esta situación durante los gobiernos de Concertación y la derecha nacional. La vivienda como un bien de consumo, la separación espacial en función del poder adquisitivo de las personas y la estigmatización policial son denuncia en el hip-hop. Portavoces de una memoria colectiva que se propaga mucho más rápido que la textualidad, se sustenta en la oralidad de la reflexión cotidiana y también de la reflexión política desde un (sobre)vivir en los bordes.

Por debajo mi trabajo, sumergido en lo más bajo
De esta tierra movediza donde pisan nuestros pasos
La basura es el desecho
Como el que dirige el tránsito
Es el verde gusano disfrazado de parásito (3)

La configuración de una escala desigual de calidad en servicios públicos y privados según sea la comuna que se habite y, muchas otras formas de violencia y marginación desde la ciudad hacia sus habitantes, han generado una añoranza por el derecho a la ciudad. Derecho siempre negado. De todas maneras, esa y ese roto del siglo XX nacional no espero a que se lo dieran, vino y lo tomó. Vino del campo y de las minas del norte a paso lento y con lo puesto, arribando a una capital que no les tenía una bienvenida. Los desafíos de habitar desde la pobreza el Santiago excluyente están descritos magníficamente por Pedro Lemebel, quien nos hace sentir las pestilencias y la humedad del Zanjón de la Aguada. En este valle central, entre barro y pastizales a pulso y en comunidad se fueron desarrollando las tomas de terreno, improvisadas casuchas de material precario donde era más firme la convicción que la estructura habitacional. Una ciudad que se fue creando por este obrero, costurera, panadero, vendedora, prostitutos y alcohólicas, demostrando sus capacidades para tejer y producir la ciudad como lo mencionaba Henri Lefebvre 

El de montones de poblaciones
Que nacieron por los mismos pobladores en las tomas de terreno
El de casas bajas, pariadas y los bloques
Las casas chubis, los departamentos básicos pa’ pobres
El de los almacenes y bazares varios…

…El Chile de los carritos de completos
Y sopaipilla’ que siempre pilla’ en la esquina de un gueto (4)

El Hip-Hop se posiciona como un emisor de un mensaje político sobre el habitar la ciudad. No es panfletario, ni solo denunciante, es constructor de un proyecto y una reivindicación de la identidad de los sujetos marginados y marginadas de la planificación urbana. No solo cumple con la función de denunciar en su lirica las desigualdades existentes en nuestra capital, sino que han modelado una reivindicación de la vida popular urbana y el ojo del sujeto urbano en su tránsito por la urbe. Es un relato contrahegemónico, que bordea aquel mapa turístico de Santiago donde se omiten las comunas periféricas para el viajero que no quiere desencantarse de ese ficticio jaguar latinoamericano. Aquí, donde la modernidad al parecer nunca llegó, se fue gestando una manera de (con)vivir y preservar la identidad desde el reconocimiento y la humildad.

Porque orgulloso me siento de vivir en esta baja nobleza
Nunca voy a olvidar toda la alegría que te pude entregar
Ver a esos niños jugar
Al vecino cantar el domingo gritar
en la cancha ver a las familias en la plaza
Que tiñen con una manta de amor y el sudor del trabajador
el pueblo es amor (5)

Esta reivindicación al habitar la ciudad desde la mirada excluida por parte del hip-hop chileno ha sido un aporte hacia la acción de las ciudadanías insurgentes de David Harvey, que han girado hacia una revitalización de los barrios y las comunidades, resistiendo la máquina inmobiliaria que afecta de manera descomunal tanto lo material como lo simbólico. La inmediatez cortoplacista neoliberal ha destruido barrios, comunidades y memorias colectivas, homogeneizando y levantando nichos por departamentos ahistóricos, que nos dejan una sensación de que su origen se relaciona más con una caída del cielo, que con una construcción desde la tierra, el piso, el transitar, el peatón, de la comunidad hacia arriba. En contra de esta vacía y carente de sentido planificación de ciudad el hip-hop revitaliza de manera constante el sentido de pertenencia comunal, donde ya desde la especificidad, la lirica toca más hondo en la identidad del receptor urbano, vertiendo en ella una sensación de orgullo y pertenencia:

San Juaka, Puente Alto,
Maipú, San Bernardo,
Renca, Independencia,
La Florida, El Salto,
San Ramón, Quilicura,
San José de Maipo.
Todos en la calle
Con esas manos en alto.
San Juaka, Puente Alto,
Maipú, San Bernardo,
Renca, Independencia,
La Florida, El Salto,
San Ramón, Quilicura,
San José de Maipo.
Todos en la calle
Con esas manos en alto.
Macul, La Pintana,
Pudahuel, Conchalí,
Cerro Navia, Huechuraba,
San Miguel,
Lo Prado con la Pac,
Lo Espejo, Peñalolén,
El Bosque, Barnechea,
Van escritos en papel. (6)

Para ir finalizando quiero referirme a la mirada nocturna de Santiago. El Hip-Hop acompaña y estas palabras nacen de las inquietudes que fue generando el rap como banda sonora de mis pasos más nocturnos que diurnos por la capital. Como he señalado, el hip-hop se ha configurado como un relato contrahegemónico del habitar, que lejos de idealizar una vida popular “pura y noble”, nos deja un gusto a realidad y crudeza. Porque Santiago es una ciudad hostil, que te violenta y te enrostra de manera constante que tu marco de acción será proporcional a tu capacidad de consumo. Lo interesante es que estos limites que nos establece el mercado se desdibujan con el caer de la noche, como una bruma que oculta el transitar de aquellos y aquellas que trasnochan en una ciudad sin dios ni ley.

Ya es de noche en santa sara
y… las micros ya no paran,
desamparados todos como en la isla de LOST.
Los que duermen de dia despiertan,
mientras luego de un dia de trabajo otros se acuestan
saca cuentas de su renta el dyler
por la venta de menta de yerba y observa
de una esquina a otra por si algo se acerca. (7)

La noche santiaguina se libera de la censura paradisiaca del edén comercial, eso sí, solo para aquel o aquella que se atreva a recorrer sus calles, escuchando sus historias, observando sus vergüenzas y formando parte de la subterránea trama que se teje entre postes apagados y pasos acelerados

Un niño sin cariño llora solo en un rincón
Pensando en otro saque y en otra botella de ron
Pasa un chorizo hampón
Alguien ahoga sus penas en alcohol
Lágrimas en el mesón, de una vieja cantina
 y una puta borracha espera clientes en la esquina
las luces de los autos al pasar mi rostro pálido iluminan
en mi bolsillo una quina
mientras otros disfrutan el glamour de la bohemia santiaguina
con visa y mastercard. (8)

La ciudad es la construcción del cúmulo de experiencias y sensaciones que hemos confeccionado como comunidad(es). En este proceso de planificación y significación urbana aquellos y aquellas que han ostentado el poder político-económico en nuestro país nos han excluido sistemáticamente de su maqueta obsesivamente fálica de ciudad del siglo XXI. El hip-hop nos habla de otro proyecto, uno que se lleva desarrollando hace mucho tiempo quizás sin saberlo y que tengo la sensación de que más temprano que tarde será una profecía, como el Neo-Tokio presente en Akira y tan similar al Santiago post octubre.

Matías Martínez Morales, 25 de Septiembre del 2020. Santiago

Playlist

1) Valle Central – Movimiento Original ft Excelencia Prehispana, Centinela Espectro y Guerrillero oculto
2) Cotidiano – Movimiento Original
3) Santiago – Calambre
4) El otro Chile – Portavoz ft Staylok
5) Población – Excelencia Prehispana
6) Be Proud – Jonas Sanche ft Hordatoj
7) Cae la noche – Portavoz ft Matiah, Funky Flu y Dj Cidtronyck
8) Santiago Nocturno – Natural Banda

27 años. Profesor de historia geografía y ciencias sociales, escribo sobre la cultura, la memoria y la en: porunminutoabandonoelfrac.blogspot.com

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