05 de agosto 2010

La actualidad de Schiller

La actualidad de Friedrich Schiller para una crítica cultural al inicio del siglo XXI

Retomar y discutir el pensamiento de Friedrich Schiller, que busca un sujeto ideal cuya condición de realización es la Libertad, en una época donde la disolución del sujeto o su redefinición como fragmentario, transitorio o múltiple tiene coyuntura, y en donde la idea de una historia universal parece casi un sacrilegio y la idea de libertad se ha convertido en un argumento favorecido por el neo-liberalismo, parece completamente fuera de cualquier actualidad. ¿Qué se espera de una relectura o reinterpretación más de 200 años después de la publicación de las Cartas sobre la formación estética del hombre, del ensayo sobre Poesía ingenua y sentimental o de sus reflexiones sobre Lo Sublime? ¿Qué se espera, además, de dicha relectura mirando hacia una realidad latinoamericana?

Pensamos que hay tres argumentos muy válidos para esta revisión de los textos schillerianos en la actualidad:

En un momento en el cual las ideas de la modernidad están siendo rigorosamente cuestionadas, parece indicado retornar a la época de su primera crisis: las consecuencias de la Revolución Francesa. Friedrich Schiller, que fue en un primer momento gran admirador de esta revolución y que llegó a recibir de Robespierre el título de “ciudadano de honor de la revolución”, se horrorizó por la crueldad que ella desencadenó en los años siguientes. Sus Cartas para la Educación Estética pueden ser leídas como la tentativa de encontrar un camino que no renuncia a los logros de la modernidad y su ideal de libertad individual, a pesar del desastre que ha producido. Los paralelos con el siglo XX y la discusión actual acerca de la modernidad son evidentes.

Un segundo motivo ha sido retomar la discusión actual alrededor del concepto de sujeto y de subjetividad desde las propuestas de Schiller. Como discípulo de Kant y como lector de la Crítica del Juicio, Schiller toma estas reflexiones pero con el propósito de fundamentarlas en la naturaleza del hombre y en el proceso histórico. En este contexto se inscriben sus reflexiones sobre lo sublime y sobre el genio. En este libro el trabajo de Wolfgang Riedel, muy fundamentado sobre la discusión de la época, presenta este esfuerzo schilleriano de fundar su argumentación sobre una teoría antropológica y de superar así el idealismo subjetivo de Kant; los trabajos de Pablo Oyarzún y de Sergio Rojas muestran cómo en la experiencia de lo sublime se afirma para Schiller el valor y la cualidad moral de la subjetividad, y la contribución de Horst Nitschack intenta revelar cuál es el precio que Schiller tiene que pagar para insistir en la posibilidad de la libertad del genio, interpretado como una incorporación de la subjetividad.

La tercera propuesta que se encuentra en los artículos reunidos en este tomo es la de conectar el pensamiento teórico de Friedrich Schiller con algunas líneas o propuestas de teóricos actuales, como las de Grinor Rojo, Soledad Falabella y Reinhard Babel. Para Grínor Rojo, el proyecto schilleriano de una educación estética es motivo para dar una mirada crítica sobre la política de educación (universitaria) en el Chile actual. Soledad Falabella invita al lector a hacer un puente entre Las Cartas para la educación estética y los estudios de género, y Reinhard Babel examina en “Los ladrones” de Friedrich Schiller la relación entre cuerpos y signos.

No hay duda de que la extensa obra teórica de Friedrich Schiller –y para qué hablar de su obra poética y dramática, que conlleva igual importancia– daría para mucho más. Se encontraría en ella un gran estímulo para discutir sobre las ciencias humanas y el concepto de historia. La problemática de la relación entre cuerpo y poder, a la cual alude Reinhard Babel en su artículo, se dejaría abrir fácilmente para conectarla con el campo de la biopolítica. Sus reflexiones sobre lo nacional y lo universal podrían ser repensadas y reevaluadas en el contexto de las tensiones entre cultura nacional, regional y global. Instaurar un diálogo entre problemáticas y preocupaciones de nuestro tiempo con las reflexiones sobre problemáticas y preocupaciones parecidas de otras épocas y de otras culturas ha sido y continúa siendo uno de los métodos más productivos para las ciencias humanas en la confrontación con los desafíos de su propio tiempo. Nunca  se obtienen visiones innovadoras y creativas manteniendo una mirada obstinada en el propio ombligo, Friedrich Schiller –otra vez– aquí nos da el ejemplo: su horizonte teórico incluía tanto a los griegos antiguos como a los filósofos ingleses y franceses de su siglo. Él era un convencido de la necesidad de inscribir una cultura nacional alemana naciente, en un horizonte europeo que le servía de trasfondo, de referencia y de perspectiva.

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