foto: @nicolasslachevsky

21 de agosto 2022

Ay, no se ofendan. La criminalización de la crítica en la construcción del nuevo Chile

por María José Sepulveda Arellano

En el contexto de transformación social que vivimos, estamos deseosos y palpitantes por promover nuestras reivindicaciones, sensibilizando y reclamando con la esperanza de que sean estipuladas y reglamentadas. Somos habitantes dañados por un sistema tremendamente violento que no nos permite el privilegio de sentir dolor para interiorizar su pulsión, por el contrario tenemos un pase directo para entrar a un estado de histeria o paranoia por la legitimidad del ser/hacer. ¿A quién le sirve este status quo? ¿A quién le sirve ese miedo?.

Existen estudios neurocerebrales que evidencian las modificaciones en el sistema nervioso central al estar expuestos a situaciones sostenidas de miedo, incapacitando al ser a ejercer su poder de vivir emociones y experiencias de expansión, entre ellas el aprendizaje y crecimiento seguro.

Hace poco me desvincularon de mi trabajo como investigadora, me acusaron de ser demasiado profunda y detallista para un proyecto que exige ser simple y práctico, como si la principal característica de las ciencias sociales fueran su sencillez y practicidad; la ironía abunda pues el tecnicismo ha limitado el ejercicio profesional de muchos…

A comienzos de este año fui invitada a salir de un grupo de estudio ecofeminista, ya que luego de los incidentes de la marcha 8m defendi la causa trans desde mi lugar de género fluido, y un grupo de feministas radicales se sintieron amenazadas por mi presencia por lo que tuve que abandonar el espacio. Hace poco conocí a une chique no binarie y me acusó de ser TERF (otro término androcéntrico) por cuestionar la funcionalidad del término para una sociedad capitalista.

La ironía abunda nuevamente, ya que esta semana la corte de Santiago ordenó al registro Civil rectificar la inscripción de nacimiento de persona no binaria, pero durante la misma semana asesinan a un chef en Quillota y escriben insultos homofóbicos en su cuerpo, también asesinan y queman viva a una mujer trans en Valparaíso. Todo esto enmarcado en la misma temporalidad en que el director de la OMS vincula la propagación de la viruela del mono con la homo/bisexualidad.

Entonces, yo me pregunto: ¿de qué sirve adaptar mi cosmovisión de habitar este cuerpo y planeta a una nueva categoría impuesta para clasificarme si siguen existiendo estructuras y ambientes gobernados por la desigualdad donde reina el miedo? No, María José –me dijo mi ex jefa– lo que pasa es que tú quieres hacer más cosas de las que se te piden. Sentí alivio al salir de ese lugar…

Conecto mi ejercicio profesional con mi vida personal, porque tal como decía Simone, lo personal es político. A lo que yo le agregaría: pero también no lo es. El género une la clase separa: esta última frase suya ha calado hondo en mi experiencia humana, porque he sido testigo y he corporizado los cambios que presenta un individuo conforme la variabilidad de su entorno y afectos.

Orlando Fals Bordan, sociólogo colombiano que creó el término SENTI PENSAR junto a un grupo de campesinos con quienes trabajaba, debe estar muy molesto en la dimensión en la que se encuentre en caso que la magia sea etérea. Porque hoy día es despectivo decir sentipensar.

¿Qué, eri ñuñoino?- dijo-

Pff, me enseñaron el concepto en la universidad idiota, ¡mientras aprendia lo que es la Investigacion Accion participativa!- Lo pensé pero no se lo dije porque tuve autocuidado primero. Y porque explicarse en ocasiones es considerado paternalismo puritano así que, preferí callar. Estoy prefiriendo callar bastante.

Todo conocimiento científico y técnico incluso en las ciencias inexactas como son las sociales tiene relación directa con aquello que le ha dado origen: estrategias de poder puestas en práctica principalmente por grupos/focos de poder en situaciones económico-políticas privilegiadas. Entonces, en mi imaginación suelo desmenuzar la vida y las particularidades con que la nombran. En medio de este proceso de transformación constitucional que está atravesando el país, la discusión no debería ser motivo de ofensa sino ser vista como una necesidad. No basta con leer, también es importante conversar, debatir y contrariarse para atravesar la incomodidad.

¿Qué es la Plurinacionalidad? ¿Qué implica para el patrimonio material e inmaterial de los seres que habitan el territorio? Esas son algunas preguntas que me hago. También me pregunto, ¿qué dicen las culturas ancestrales respecto a la identidad de género? ¿Cómo reivindicar ese conocimiento ancestral donde se percibe lo vegetal como un alienismo que permite el tercer espacio ni masculino ni femenino que nos habita? ¿Se podría quizás prescindir de la necesidad de dualisarnos tal como lo impuso la ciencia moderna? Y el positivismo, desde luego…

Seguir con la pregunta, me dijo mi amiga Esteli, seguir con el problema, dice Donna Haraway, y lo cierto es que no podemos seguir profundizando para transformar la psicología y estructura social si prima el individualismo y nos sentimos ofendiditos. Tampoco quiero ser cínica, he salido de espacios corriendo al sentirme herida, desde trabajos hasta relaciones personales donde he terminado o me han terminado amistades por la falta de entendimiento mutua y comprensión. No someto a duda la acción de no permanecer en espacios donde nos violentan, pero sí con el tiempo he aprendido que lo que duele, duele. Y algunas amigas, amigos o amigues me han dañado y yo no he tenido la capacidad o tenacidad para sostener y reivindicar los límites que nos dan de dolor.

En el principio de mi proceso de aprendizaje es bastante abstracto, por lo que parte mi cuestionamiento por las palabras y conceptos: el feminismo me ha vuelto a veces un poco demagoga al respecto forzando a sentir lo que leo, de ahí mi cuestionamiento a los conceptos y su ontología. Pucha que cuesta pasar algunas cosas por el cuerpo… ¡Amiga date cuenta! ¡Si duele no es amor! Son algunas de las frases cliché que coronan el positivismo tóxico. Honestamente, creo que al segundo año de mi primera relación supe física, emocional y psicológicamente que era tóxica. Pero tardé 5 años en poder salir de ese espacio físico, emocional y psicológico en el que me sentía segura.

Entonces no, no basta con darse cuenta, ni tampoco se sana dejando de doler. Por lo que la transformación social chilena requiere no solo del apruebo, sino de la voluntad de quienes quieren sostener la pregunta, el problema y la dolencia del cambio.

La gente del rechazo tiene todo el derecho a votar por lo que parezca pertinente, pero también como ciudadanos y seres que habitamos el territorio tenemos todo el derecho de debatir los puntos y argumentos que validan una postura. En ocasiones siento y pienso que la gente del rechazo es/son la María José que no puede salir de sus vínculos tóxicos, que prefiere quedarse y reformar bajo la base de algo que partió mal.

Nos queda menos de un mes para el momento cívico, y espero francamente que gane el APRUEBO para vivir tranquilamente mis cuestionamientos teóricos, porque espero todos estemos pensando en las transformaciones que requiere una nueva sociedad, que el estado nos garantice ese privilegio de pensar y accionar.

La segunda Disposición Transitoria de la nueva constitución señala que: Toda la normativa vigente seguirá en vigor mientras no sea derogada, modificada o sustituida, o bien, no sea declarada contraria a la Constitución por la Corte Constitucional. Se desarrolla un proceso nunca antes visto en nuestra historia. Y es que la Participación Sustantiva a la que aboga este nuevo documento, exige tenacidad en la defensa de nuestros ideales y cosmovisión. Habrá que disputar todos los saberes con todos los sentidos y no podemos enajenarnos en hacerlo.

Uno no es ninguno dirán, pero creo que si podemos sostener la incertidumbre vamos a poder sostener la pudrición del viejo sistema.

Este año tuve la suerte de presenciar la performance de Maria Landeta y Rodolfo Opazo titulada “Pudryendo”, donde en la era de la economía de atención nos invitaron a abrazar la espera como lugar político. Cito: “Pudrir lentamente, transformando lo indigerible en alimento, nos obliga a pensar en tiempos largos, en nuestra vulnerabilidad dependiente y en lo borroso que es el límite entre una y su ambiente”. ¿Podemos entender los procesos de pudrición y fermentación como un tránsito entre la autonomía y la colectividad?. Yo pienso que sí, pero también lo siento y deseo.

Lucía Lijtmaer en su libro Ofendiditos sobre la criminalización de la protesta, que inspiró este el título y la necesidad de este escrito, da cuenta de las características que tienen los ofendiditos:

  1. No cree realmente en la causa que propugna.
  2. Es sensible, dado a la emoción sin raciocinio interiorizado.
  3. Puede definirse en oposición a lo que hay al lado, su némesis: el políticamente incorrecto que no respeta las normas ni el status quo.

La autora advierte la importancia de la definición de conceptos, ya que el poder lo tiene el que define, no quien encarna el concepto. Por lo que el amarillo en si no tiene poder, pero si lo que representa. Ocurre lo mismo con el apolítico que piensa tener poder en sí mismo y su libertad de no interiorizarse en la política cuando es un concepto totalmente vinculante para el orden establecido. 

Por otro lado, es tremendamente placentero reírse de un ofendidito, he caído en la soberbia de reírme alguna vez de un niño debido a su falta de experiencia o ignorancia frente a un tema. Lo mismo ocurre con los ofendiditos. Pero nos equivocamos, me equivoco.

No es chistoso que se base una verdad en una mentira, en el desconocimiento o en el abuso y aprovechamiento del otro. Reírse del ofendidito es ningunear su intelecto y capacidad de decisión. Distinto es cuando no hay voluntad de entendimiento volviendo a la disputa de las emociones…

La tecnología no ayuda mucho, no al menos en una sociedad con déficit en educación cívica, emocional y social. Lo dice una Cyborg que depende de sus anteojos para ver. Eso hace que deba desarrollar otras habilidades para mi sobrevivencia. El oído lo tengo muy afinado, como también el tacto, por lo que comprendo la importancia de la comunicación kinésica y la responsabilidad con el cuerpo.

A quienes leen este texto, y están habitando al igual que yo la queja o nula apertura de un ofendidito, les digo que no caigamos en el paternalismo de enseñar si no se nos pide, pero si podemos hablar de cómo nos hacen sentir algunos términos y limitaciones conceptuales que hoy día operan. También es importante comprender que a veces algunos ofendiditos no tienen medios de comunicación o información al alcance por lo que la queja resulta ser lo más eficiente y real para ellxs.

Hay ofendiditos más preparados, que se defienden en el ciber mundo pero también en la calle. Es esa clase de ofendido que todo lo ofende porque todo está en contra de él. No importa la crisis climática mundial y la escasez de agua. Me ofendes.

En tal caso sugiero la pudrición. La espera como acto político tenaz pero no inmovilizante, pues el hongo crece en silencio, pero hermosamente. Esta transformación exige crítica y una mirada aguda pero amorosa…

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