Imagen: La Grande Jatte, por Georges Seurat

08 de junio 2020

Lynn Margulis: La simbiosis como principio de la evolución

traducción: Vicente Lane y Nicolás Slachevsky

No deja de ser irónico que desde cierto imaginario preponderante se sienta una suerte de empequeñecimiento o incluso humillación al comenzar a considerar la vida de la especie humana dentro de las magnitudes temporales de las mutaciones vivas sobre la tierra. Algo quizás parecido a esa inquietante sensación que sobreviene cuando pensamos en las dimensiones espaciales de nuestra experiencia cotidiana y tratamos de medirlas en el contexto de las distancias galácticas. Lo mismo ocurre cuando comprobamos luego que la primacía de la vida sobre la faz de la tierra le corresponde al dominio de las plantas y las bacterias, éstas últimas profundamente sub-estudiadas, groseramente malentendidas como meros agentes patógenos en su relación con el ser humano y blanco de absurdas neurosis higienistas. Irónico en tanto en esa escala, para nosotrxs microscópica, la vida asume modos complejos de perpetuación y cambio que se alejan considerablemente de las maneras algo estrechas que observamos principalmente en animales y plantas. Allí no sólo se dan claves para entender el enigmático comienzo de la vida multicelular, sino que sus dinámicas impugnan los fundamentos mismos de nuestra concepción de vida, altamente parcializada por la perspectiva del animal mamífero como cúspide de evolución y por la predominancia de la concepción de la “selección natural” como motor de la evolución.

En estos momentos, cuando el fantasma del contagio recorre el mundo y es en el espacio micróbico donde se quiere instalar al nuevo “enemigo invisible,” leer a Lynn Margulis puede ser una buena manera de extender nuestras perspectivas acerca de la vida y ahuyentar la tentación de atrincherarnos en falsas hostilidades. Nacida en Chicago en 1938 y fallecida el año 2011, las investigaciones de Margulis en torno a las bacterias han sido decisivas para entender la importancia de los microrganismos, y su pensamiento sigue, hasta el día de hoy, poniendo en tensión y revolucionado el pensamiento de la evolución. En 1967, la concepción de la teoría de endosimbiosis seriada, según la cual las células eucariotas (origen de toda vida multicelular) habrían evolucionado a partir de una serie de relaciones de interacción y fagocitación entre células libres, cambió para siempre el campo de la biología teórica, poniendo la simbiosis en el corazón de uno de los acontecimientos más importantes de la historia evolutiva y dando lugar a una nueva forma de pensar lo viviente muy distinta de la de una guerra generalizada entre las especies por la sobrevivencia favorecida por la vulgata neo-darwinista.

La siguiente entrevista, publicada en el año 2011 por la revista Discover, es una contundente introducción a su pensamiento y una buena invitación a replantearnos los términos en los que se piensa la vida, algo que hoy, ante las consecuencias catastróficas de un desprecio ya demasiado prolongado por toda forma de vida no-humana y el peligro todavía palpable de aquellos que, repitiendo el discurso de la “selección natural”, buscan explotar sus consecuencias hasta en la organización de la vida social, parece más necesario que nunca.

[Entrevista realizada por Dick Teresi y publicada en Discover Magazine el 17 de Junio del 2011.]

Dick Teresi: La mayoría de los científicos dirían que no hay controversias acerca de la evolución. ¿Por qué estás en desacuerdo?

Lynn Margulis: Todos los científicos concuerdan en que la evolución ha ocurrido, que toda la vida proviene de una ascendencia común, que ha habido extinciones, y que nuevos taxones han surgido, nuevos grupos biológicos. La pregunta es, ¿es la selección natural suficiente para explicar la evolución? ¿Es el motor de la evolución?

DT: ¿Y no crees que la selección natural sea la respuesta?

LM: Este es el problema que tengo con los neo-darwinistas: ellos enseñan que lo que genera novedad es la acumulación de mutaciones aleatorias en el ADN, en una dirección fijada por la selección natural. Si quieres huevos más grandes, sigues seleccionando las gallinas que ponen los huevos más grandes, y así obtienes huevos cada vez más grandes. Pero también obtienes gallinas con plumas defectuosas y patas tambaleantes. La selección natural elimina y tal vez mantiene, pero no crea.

DT: Esa parece una objeción bastante simple. ¿Cómo, entonces, crees que la perspectiva neo-darwinista se volvió tan arraigada?

LM: En la primera mitad del siglo XX, el neo-darwinismo se convirtió en el nombre adoptado por la gente que reconcilió el tipo de cambio evolutivo gradual descrito por Charles Darwin con las reglas de la herencia de Gregor Mendel [quien recién comenzó a ser reconocido alrededor de 1900], según la cual los rasgos fijos se transmiten de una generación a otra. El problema era que las leyes de la genética mostraban la estasis, no el cambio. Si tienes flores rojas de pura crianza y flores blancas de pura crianza, como claveles, las cruzas y obtienes flores rosas. Luego las vuelves a cruzar con el padre rojo y puedes obtener tres cuartos de rojo, un cuarto de blanco. Mendel demostró que las flores-abuelo y las flores-hijo podían ser idénticas entre sí. No había ningún cambio a través del tiempo.

No hay duda de que Mendel estaba en lo cierto. Pero el darwinismo dice que ha habido cambios a través del tiempo, ya que toda la vida proviene de un antepasado común, algo que pareció confirmarse cuando, a principios del siglo XX, los científicos descubrieron que los rayos X y algunas sustancias químicas específicas causaban mutaciones. ¿Pero acaso los neo-darwinistas salieron alguna vez de sus oficinas? ¿Acaso ellos o sus seguidores modernos, los genetistas de población, fueron alguna vez a ver lo que ocurre en la naturaleza, de la misma manera en que lo hizo Darwin? Darwin era un buen naturalista. Si realmente quieres estudiar la evolución, tienes que salir alguna vez, porque verás simbiosis en todas partes.

DT: ¿Entonces Mendel se perdió algo? ¿Darwin se había equivocado?

LM: Yo diría que ambos están incompletos. Los rasgos que siguen las leyes de Mendel son triviales. ¿Tienes un pico de viuda o una línea de cabello uniforme? ¿Tienes los lóbulos de las orejas colgantes o adheridos al resto de la piel de la cabeza? ¿Eres mujer o hombre? Mendel encontró siete rasgos que seguían exactamente sus leyes. Pero los neo-darwinistas dicen que las nuevas especies emergen cuando se producen mutaciones y que estas modifican un organismo. Una y otra vez me enseñaron que la acumulación de mutaciones aleatorias conducía a cambios evolutivos, que conducían a nuevas especies. Y yo lo creí hasta que busqué pruebas.

DT: ¿Qué clase de pruebas te volvieron en contra del neo-darwinismo?

LM: Lo que a una le gustaría ver es un buen caso de cambio gradual de una especie a otra en el campo, en el laboratorio o en el registro fósil, y preferiblemente en los tres. El gran misterio al que se enfrentó Darwin era por qué no había ningún registro antes de un momento específico [fechado hace 542 millones de años por los investigadores modernos] y que de pronto en el registro fósil se encontrasen casi todos los tipos principales de animales. Los paleontólogos Niles Eldredge y Stephen Jay Gould estudiaron los lagos de África Oriental y las islas del Caribe buscando el cambio gradual descrito por Darwin de una especie de trilobita o de caracol a otra. Lo que encontraron fue un montón de variaciones de ida y vuelta en la población y luego, ¡pum!, una nueva especie. No hay gradualidad en el registro fósil.

DT: Gould acuñó el término «equilibrio puntuado» para describir lo que finalmente interpretó como verdaderos saltos en el cambio evolutivo. La mayoría de los biólogos no estaban de acuerdo, sugiriendo que aún quedaba una gran cantidad de evidencia fósil por encontrar. ¿Dónde te posicionas tú en tal debate?

LM: La teoría del “equilibrio puntuado» fue concebida como una forma de describir la discontinuidad en la aparición de nuevas especies, y la simbiogénesis corroboraría la idea de que estas discontinuidades son reales. Un ejemplo: la mayoría de las almejas viven en aguas profundas y relativamente oscuras. Entre un grupo de almejas se encuentra una especie cuyos ancestros ingirieron algas -un alimento típico- pero no las digirieron y mantuvieron las algas bajo sus conchas. La concha, con el tiempo, se volvió translúcida, permitiendo la penetración de luz solar. Las almejas fueron alimentándose al modo de las algas que habían incorporado y su hábitat se expandió hacia aguas más luminosas. De este modo se presenta una discontinuidad entre el antepasado que vive en la oscuridad y que recoge comida y los descendientes que se alimentan de forma fotosintética. 

 DT: ¿Qué hay de los famosos estudios evolutivos del «pico del pinzón» de los años 70? ¿No reivindican de algún modo a Darwin?

LM: Peter y Rosemary Grant, un matrimonio de dos biólogos evolucionistas, en algún momento dijeron: «Al diablo con toda esta teoría; queremos salir y ver cómo van ocurriendo realmente los procesos de especiación». Durante años midieron los huevos, picos, etc., de los pinzones de la Isla Daphne, un pequeño y montañoso volcán inactivo de las Galápagos en Ecuador. Descubrieron que durante las inundaciones u otras épocas en las que no hay grandes semillas, las aves con grandes picos no pueden comer. Las aves mueren de hambre y se extinguen en esa isla.

DT: ¿Los Grant documentaron el surgimiento de nuevas especies?

LM: Observaron un gran cambio: las aves de pico grande se extinguieron, las de pico pequeño se extendieron por toda la isla y fueron seleccionadas por los tipos de semillas que comían. Vieron mucha variación dentro de una especie, cambios a lo largo del tiempo. Pero jamás encontraron una nueva especie, ni una en lo absoluto. Decían que si esperaban lo suficiente, eventualmente se toparían con una nueva especie.

DT: Algunas de sus críticas a la selección natural se parecen mucho a las de Michael Behe, uno de los más famosos defensores del «diseño inteligente», y sin embargo ha contestado las teorías de Behe. ¿Cuál es la diferencia entre sus puntos de vista?

LM: Los críticos, incluidos los creacionistas, tienen razón en sus críticas. Es sólo que no tienen nada que ofrecer más que diseño inteligente o «Dios lo hizo». No tienen alternativas que sean científicas.

DT: Usted afirma que el mecanismo primario de la evolución no es la mutación sino la simbiogénesis, en la que nuevas especies emergen a través de la relación simbiótica entre dos o más tipos de organismos. ¿Cómo funciona eso?

LM: Todos los organismos visibles son productos de la simbiosis, sin excepción. Las bacterias son la unidad. La forma en la que pienso el mundo entero es como una pintura puntillista. Te alejas y se parece a la famosa pintura de Seurat de la gente en el parque. Miras de cerca: los puntos son cuerpos vivos, diferentes distribuciones de bacterias. El mundo viviente prosperó mucho antes del origen de los organismos nucleados [las células eucarióticas, que tienen material genético encerrado en membranas bien definidas]. No había animales, ni plantas, ni hongos. Era un mundo totalmente bacteriano –las bacterias se habían vuelto realmente buenas para encontrar nichos especializados. La simbiogénesis reconoce que cada forma de vida visible es una combinación o comunidad de bacterias.

DT: ¿Cómo podrían las comunidades de bacterias haber formado niveles de vida completamente nuevos y tanto más complejos?

LM: La simbiogénesis reconoce que las mitocondrias [las fábricas de energía] en las células de animales, plantas y hongos provienen de bacterias que respiran oxígeno, y que los cloroplastos en las plantas y algas – que realizan fotosíntesis – provienen de las cianobacterias. Estas solían ser llamadas algas verde-azuladas y producen el oxígeno que todos los animales respiran.

DT: ¿Está diciendo que una bacteria de vida libre se convirtió en parte de la célula de otro organismo? ¿Cómo pudo suceder eso?

LM: En algún momento una ameba se comió una bacteria, pero no pudo digerirla. La bacteria produjo oxígeno o vitaminas, proporcionando una ventaja de supervivencia tanto para ella misma como para la ameba. Eventualmente la bacteria dentro de la ameba se convirtió en la mitocondria. Los puntos verdes que se ven en las células de las plantas se originaron como cianobacterias. Esto ha sido demostrado sin lugar a dudas.

DT: ¿Y esa clase de asociación impulsa cambios evolutivos importantes?

LM: El punto es que la evolución se mueve a grandes saltos. Esta idea se ha llamado macromutación y fui denigrada en 1967 en Harvard por mencionarla. «¿Crees en la macromutación? ¿Crees en las características adquiridas?» me preguntó el importante profesor Keith Porter con una mueca de desprecio. No, creo en los genomas adquiridos.

DT: ¿Puede dar un ejemplo de simbiosis en acción?

LM: Mira esta portada de PlantPhysiology [una importante revista en este campo de investigación]. El animal es una babosa juvenil. No tiene ascendencia relacionada con fotosíntesis. Luego se alimenta de algas e incorporacloroplastos. Esta foto está tomada dos semanas después. El mismo animal. La babosa se ha tornadocompletamente verde. Se alimentó de algas, cloroplastos, y se ha convertido completamente fotosintética, echándose a gusto bajo el sol. A finales de septiembre, estas babosas se vuelven rojas y amarillas y parecen hojas muertas. Cuando ponen huevos, aquellos huevos ya han incorporado el gen de la fotosíntesis. O tomen como ejemplo a una vaca. Es un tanque de fermentación de 40 galones en cuatro patas. No puede digerir la hierba y necesita un montón de organismos simbióticos en su gigantesco esófago para digerirla. La diferencia entre las vacas y las especies relacionadas como el bisonte o el buey almizclero se debe, en parte, a los diferentes simbiontes que mantienen.

DT: Pero si estas asociaciones simbióticas son tan estables, ¿cómo pueden también impulsar el cambio evolutivo?

LM: La simbiosis es un fenómeno ecológico en el que un tipo de organismo vive en contacto físico con otro. La simbiosis a largo plazo conduce a nuevas estructuras intracelulares, nuevos órganos y sistemas de órganos, y a nuevas especies, en tanto un ser incorpora a otro ser que ya es bueno viviendo de otro modo. Este importante modo de innovación evolutiva ha sido ignorado por los llamados biólogos evolutivos. Creen que son dueños de la evolución, pero son básicamente zoólogos antropocéntricos. Están jugando el juego mientras se pierden cuatro de las cinco cartas. Las cinco son bacterias, protistas, hongos, animales y plantas, y ellos están jugando sólo con animales, una quinta parte de la baraja. Los biólogos evolucionistas creen que el patrón evolutivo es un árbol. No lo es. El patrón evolutivo es una red –las ramas se fusionan, como cuando las algas y las babosas se juntan y permanecen juntas.

DT: En contraste, la visión simbiótica de la evolución tiene una larga trayectoria en Rusia, ¿verdad?

LM: Desde el principio los rusos dijeron que la selección natural era un proceso de eliminación y que no podía producir toda la diversidad que vemos. Comprendieron que la simbiogénesis era una fuente importante de innovación y, en cambio, rechazaron a Darwin. Si el mundo anglosajón posee la selección natural, los rusos poseen la simbiogénesis. En 1924, Boris Mikhaylovich Kozo-Polyansky, escribió un libro llamado Simbiogénesis: Un nuevo principio evolutivo, en el que reconciliaba la selección natural de Darwin como eliminadora y la simbiogénesiscomo innovadora. Kozo-Polyansky observó y estudió cilios, los pelos ondulados que algunos microbios utilizan para moverse, y dijo que no está fuera del ámbito de posibilidades que los cilios, las colas de los espermatozoides, procedan de «cítodos flagelados», claramente refiriéndose a las bacterias nadadoras.

DT: ¿Se ha verificado alguna vez esa idea?

LM: Los órganos sensoriales de los vertebrados han modificado los cilios: las células de los bastones y conos del ojo tienen cilios y el órgano de equilibrio del oído interno está revestido de cilios sensoriales. Inclinas la cabeza hacia un lado y pequeñas piedras de carbonato de calcio en el oído interno golpean los cilios. Esto se supo poco después de la llegada de la microscopía electrónica en 1963. Los cilios sensoriales no provienen de mutaciones aleatorias. Emergieron al adquirir todo el genoma de una bacteria simbiótica que ya podía sentir la luz o el movimiento. Específicamente, creo que fue una espiroqueta [una bacteria con forma de sacacorchos] la que se convirtió en el cilio.

DT: ¿Las espiroquetas no causan sífilis?

LM: Sí, y la enfermedad de Lyme. Hay muchos tipos de espiroquetas, y si estoy en lo cierto, algunas son los antepasados de los cilios de nuestras células. Las espiroquetas bacterianas ya están optimizadas para la sensibilidad al movimiento, la luz y los químicos. Todas las células eucarióticas tienen un sistema de transporte interno. Si es así, todo el sistema –llamado sistema citoesquelético– proviene de la incorporación de espiroquetas ancestrales. La mitosis, o división celular, es una especie de sistema de motilidad interna que proviene de estas bacterias nadadoras, simbióticas y de vida libre. Aquí [muestra un vídeo] comparamos colas de espermatozoides nadadores aisladas con espiroquetas de desplazamiento libre. ¿Está suficientemente claro?

DT: Y, sin embargo, estas ideas no son generalmente aceptadas. ¿Por qué?

LM: ¿Quieres creer que las colas de tus espermatozoides provienen de unas espiroquetas? La mayoría de los hombres, la mayoría de los biólogos evolutivos, no quieren. Cuando entienden lo que digo, no les gusta.

DT: Normalmente pensamos que las bacterias son estrictamente dañinas. ¿Estás en desacuerdo?

LM: No podríamos vivir sin ellas. Ellas mantienen nuestra fisiología ecológica. Hay vitaminas en las bacterias sin las cuales no se podría vivir. El movimiento de tus gases y heces nunca tendría lugar sin las bacterias. Hay cientos de formas en las que tu cuerpo no funcionaría sin bacterias. Entre los dedos de los pies hay una selva; bajo los brazos hay una selva. Hay bacterias en tu boca, muchas espiroquetas y otras bacterias en tus intestinos. Damos por sentada su influencia. Las bacterias son nuestros antepasados. Uno de mis estudiantes hace años se cortó profundamente con un vidrio y accidentalmente se inoculó con al menos 10 millones de espiroquetas. Todos estábamos muy asustados pero no pasó nada. Ni siquiera tuvo una reacción alérgica. Esto te dice que a menos que estos microbios tengan un historial con la gente, son inofensivos.

DT: ¿Está diciendo que las únicas bacterias dañinas son las que comparten una historia evolutiva con nosotros?

LM: Sí, eso es. Las espiroquetas peligrosas, como laTreponema de la sífilis o la Borrelia de la enfermedad de Lyme, tienen una larga relación simbiótica con nosotros. Probablemente tuvieron relaciones con los simios pre-humanos de los que evolucionaron los humanos. El Treponema ha perdido cuatro quintos de sus genes, porque estás haciendo cuatro quintos del trabajo por él. Y aun así la gente no quiere entender que la infección crónica de espiroquetas es un ejemplo de simbiosis.

DT: Usted ha incomodadoa muchos investigadores médicos con la sugerencia de que las espiroquetas en forma de sacacorchos se convierten en «cuerpos redondos» latentes. ¿De qué se trata ese debate?

LM: Las espiroquetas se convierten en cuerpos redondos en cualquier condición desfavorable donde sobreviven pero no pueden crecer. El cuerpo redondo es una etapa latente que cuenta con todos los genes y puede empezar a crecer de nuevo, como una espora de hongos. Las espiroquetas de la enfermedad de Lyme se convierten en cuerpos redondos si las suspendes en agua destilada. Luego salen y empiezan a crecer tan pronto como las pones en el medio alimenticio adecuado con suero. El mito común es que la penicilina mata las espiroquetas y por lo tanto la sífilis no es un problema. Pero la sífilis es un gran problema porque las espiroquetas permanecen ocultas como cuerpos redondos y se convierten en parte de la propia química de la persona, la cual dirigen a fin de  lograr reproducirse. De hecho, el conjunto de síntomas, o síndrome, que presenta la sífilis se superpone completamente con otro síndrome: el SIDA.

DT: Espera, ¿estás sugiriendo que el SIDA es en realidad sífilis?

LM: Hay una vasta literatura sobre la sífilis que abarca desde el siglo XVI hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la enfermedad supuestamente se curó con penicilina. Sin embargo, los mismos síntomas describen ahora perfectamente el SIDA. Está en nuestro artículo «Resurgimiento de la Gran Imitadora». Nuestra afirmación es que no hay pruebas de que el VIH sea un virus infeccioso, y ni siquiera una entidad propiamente tal. No hay ningún documento científico que pruebe que el virus VIH cause el SIDA. Kary Mullis [ganador del Premio Nobel de 1993 por la secuenciación de ADN, y bien conocido por sus opiniones científicas poco convencionales] dijo en una entrevista que se había empeñado en encontrar una referencia que corroborase que el VIH causa el SIDA y descubrió que «no existe documento tal».

La sífilis ha sido llamada «la gran imitadora» porque los pacientes muestran toda una gama de síntomas en un orden determinado. Tienes un chancro genital, tus síntomas desaparecen, luego tienes  viruela, este problema de la piel, y luego se hace crónico, y te enfermas cada vez más. La idea de que la penicilina mata la causa de la enfermedad es una locura. Si tratas el chancro indoloro en los primeros días de la infección, puedes detener la bacteria antes de que se desarrolle la simbiosis, pero si realmente contraes sífilis, todo lo que puedes hacer es vivir con la espiroqueta. La espiroqueta vive permanentemente como un simbionte en el paciente. La infección no se puede erradicar porque se convierte en parte del genoma del paciente y de la bioquímica de síntesis de las proteínas. Después de que la sífilis establece esta relación simbiótica con una persona, se vuelve dependiente de las células humanas y es indetectable por cualquier testeo.

DT: ¿Existe aquí una conexión entre la sífilis y la enfermedad de Lyme, que también es causada por una espiroqueta y que también se dice que es difícil de tratar cuando se diagnostica tarde?

LM: Tanto el Treponema que causa la sífilis como la Borrelia que causa la enfermedad de Lyme contienen sólo una quinta parte de los genes que necesitan para vivir por sí mismos. Las demás espiroquetas que pueden vivir fuera por sí mismas necesitan 5.000 genes, mientras que las espiroquetas de esas dos enfermedades sólo tienen 1.000 en sus cuerpos. Los 4.000 productos genéticos faltantes necesarios para el crecimiento bacteriano pueden ser suministrados por tejido humano húmedo y caliente. Por eso tanto la Borrelia de la enfermedad de Lyme como la sífilis Treponema son simbiontes, es decir que requieren de otro cuerpo para sobrevivir. Estas Borrelia y Treponema tienen una larga historia dentro de las personas. La sífilis se ha detectado en anomalías del cráneo que se remontan a los antiguos egipcios. Pero estoy interesada en las espiroquetas sólo por nuestra ascendencia. No me interesan las enfermedades.

DT: Cuando hablas de la inteligencia evolutiva de las bacterias, casi suena como si pensaras en ellas como seres conscientes.

LM: Creo que la conciencia es una propiedad de todas las células vivas. Todas las células están unidas por una membrana que es su propia creación. Para percibir sustancias químicas, alimentos o venenos, se necesita una célula. Para tener sentido del olfato se necesita una célula. Para sentir la luz, se necesita una célula. Tienes que tener una entidad delimitada con fotorreceptores adentro para percibir luz. Las bacterias son conscientes. Estos seres bacterianos han existido desde el origen de la vida y todavía inciden en el suelo y el aire y afectando la calidad del agua.

DT: Tu perspectiva es bastante empequeñecedora.

LM: Las especies de algunos de los protistas tienen 542 millones de años. Los mamíferos tienen un promedio de existencia viva en el registro fósil de unos 3 millones de años. ¿Y los humanos? ¿Sabes cuál será el índice de fósiles del Homo sapiens en el registro fósil reciente? Los restos aplastados del automóvil. Habrá una capa en el registro fósil en la que sabrás que la gente estuvo ahí por los automóviles. Será una capa muy fina.

DT: ¿Nos sobrevaloramos como especie?

LM: Sí, pero no podemos evitarlo. Mira, hay casi 7.000 millones de personas en la tierra hoy en día y hay 10.000 chimpancés, y el número se reduce cada día porque estamos destruyendo su hábitat. Reg Morrison, quien escribió un maravilloso libro llamado El Espíritu en el Gen, dice que aunque genéticamente tenemos un 99% en común con los chimpancés, ese 1% hace una gran diferencia. ¿Por qué? Porque nos hace creer que somos los mejores de la tierra. Pero hay mucha evidencia de que somos «malezas mamíferas». Como muchos mamíferos, crecemos en exceso en nuestros hábitats y eso nos lleva a la pobreza, la miseria y las guerras.

DT: ¿Por qué tienes la reputación de hereje?

LM: Cualquiera que critique abiertamente los fundamentos de su ciencia es persona non grata. Soy crítica de la biología evolutiva que se basa en la genética de la población. La llamo zoocentrismo. A los zoólogos se les enseña que la vida comienza con los animales y bloquean cuatro quintos de la información en biología [ignorando los otros cuatro grandes grupos de vida] y toda la información que nos entrega la geología.

DT: Has atacado la genética de poblaciones – la base de gran parte de la investigación evolutiva actual – como «numerología». ¿Qué quieres decir con ese término?

LM: Cuando los biólogos evolucionistas utilizan modelos informáticos para averiguar cuántas mutaciones se necesitan para pasar de una especie a otra, no es matemática, sino numerología. Están limitando el campo de estudio a algo que sea manejable e ignorando lo más importante. Tienden a no saber nada sobre la química atmosférica y la influencia que tiene en los organismos o la influencia que los organismos tienen en la química. No saben nada sobre sistemas biológicos como la fisiología, la ecología y la bioquímica. Darwin decía que los cambios se acumulan a través del tiempo, pero los genetistas de poblaciones describen mezclas que son temporales. Lo que se une por el sexo se rompe en la siguiente generación por el mismo proceso. La biología evolutiva ha sido acaparada por los genetistas de poblaciones. Son reduccionistas ad absurdum. El genetista poblacional Richard Lewontin dio una charla aquí en UMass Amherst hace unos seis años, y matematizó todos los cambios en la población, la mutación aleatoria, la selección sexual, el costo y el beneficio. Al final de su charla dijo: «Sabes, hemos tratado de probar estas ideas en el campo y en el laboratorio, y realmente no hay mediciones que coincidan con las cantidades de las que te he hablado». Esto me horrorizó. Así que le dije: «Richard Lewontin, eres un gran conferenciante por tener el valor de decir que no te ha llevado a ninguna parte. Pero entonces, ¿por qué sigues haciendo este trabajo?» Y miró a su alrededor y dijo: «Es lo único que sé hacer, y si no lo hago no tendré mi dinero de la subvención». Así que es un hombre honesto, y esa es una respuesta honesta.

DT:¿Alguna vez te cansas de que te llamen polémica?

LM: No considero que mis ideas sean controvertidas. Las considero correctas.

(Chicago, Illinois; 5 de marzo de 1938-Amherst, Massachusetts; 22 de noviembre de 20113​4​) fue una destacada bióloga estadounidense, considerada una de las principales figuras en el campo de la evolución biológica, respecto al origen de las células eucariotas. Entre sus numerosos trabajos en el campo de la Biología, destacó por describir un importante hito en la evolución, su teoría sobre la aparición de las células eucariotas como consecuencia de la incorporación simbiótica de diversas células procariotas (endosimbiosis seriada).​ Posteriormente, también postuló la hipótesis según la cual la simbiogénesis sería la principal fuente de la novedad y diversidad biológicanota. De aceptarse su hipótesis, pondría fin a cien años de prevalencia de la actual teoría de la síntesis evolutiva moderna. (Fuente: Wikipedia)

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