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09 de diciembre 2023

Trauma individual / Trauma colectivo y las políticas de reparación en Chile

por Luisa Romina Prieto Gómez

La violencia cometida durante la Dictadura ha obligado al estado chileno a generar e implementar políticas de reparación generadas desde dispositivos políticos-jurídicos en el marco de la llamada “Justicia Transicional” (Elster, 2007), orientados a consolidar la memoria sobre ejes que se dirigen a garantizar verdad, justicia y reparación. Ahora bien, las políticas resarcimiento hacia las víctimas directas, muchas veces no apuntan a una reestructuración de la sociedad con un sentido de justicia más amplio y una consciencia sobre la vulnerabilidad humana ante estos contextos de violencias, donde las magnitudes tal vez merecen un abordaje más amplio; en el día del Día del Periodista Chile, 2023, la psicóloga chilena Ana Maria Aarón, señala lo siguiente al recibir un premio en representación de su hermana: “En reparación decimos que, porque recibimos heridas tenemos que sanarnos, porque recibimos heridas tenemos que contarle a los otros el sufrimiento que vivimos; no basta que yo me repare sola, yo necesito que los otros sepan lo que yo viví, no solo lo que sufrieron nuestros familiares que ya no están, sino lo que sufrimos nosotros”.

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Este año se están conmemorando 50 años del golpe de Estado en Chile, que dio inicio a la dictadura cívico – militar que permaneció por 17 años en nuestro país, generando un profundo impacto. También nos encontramos a un año más del estallido social, llamado 18–0, lo cual reactiva aún más la necesidad de reflexionar desde distintas disciplinas sobre las violaciones a los derechos humanos y la reparación. Desde la psicología hechos de esta naturaleza poseen alcances que, aún a medio siglo, siguen siendo estudiados y abordados.

Durante esta conmemoración, ha sido posible observar en la población la coexistencia entre la memoria y el olvido, generando una tensión, las voces “negacionistas” han emergido con fuerza, a pesar del paulatino trabajo que a nivel gubernamental se ha realizado en torno al reconocimiento de las víctimas, impulsado desde los gobiernos de la Concertación en adelante. A través del desarrollo de distintas acciones, como políticas de reparación simbólica y de las normativas asociadas a beneficios sociales y sanitarios, tales como: pensión para las víctimas directas, becas, el programa PRAIS, el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, entre otros, se ha ido instalando cada vez más en el discurso público el tema de la violación a los derechos humanos ocurrida en nuestro país, principalmente desde el enfoque victimológico. En relación con las víctimas, el informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura (Comisión Valech) estableció que 27.255 personas fueron  víctimas de tortura durante la dictadura. En relación con las víctimas de desaparición forzada, han existido dificultades para establecer una cifra que represente a la totalidad de los detenidos desaparecidos entre 1973 y 1990, sin embargo, a través del trabajo desarrollado por la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (CNVR), la Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR) y la Comisión Presidencial Asesora para la Calificación de Ejecutados Políticos y Víctimas de Prisión Política y Tortura (CPACEPVPPT), califican como detenidos(as) desaparecidos(as) a 1.109 víctimas. Cabe agregar que, según lo publicado por la Defensoría de Niñez, 150 niños, niñas y adolescentes fueron identificados como víctimas de ejecución en dictadura, 40 fueron víctimas de desaparición forzada, 956 niños, niñas y adolescentes sufrieron la prisión y torturas, 102 estuvieron en prisión política acompañados de un adulto, 15 mujeres embarazadas fueron ejecutadas o desaparecidas, y un total de 700 niños, niñas y adolescentes quedaron huérfanos por la ejecución o desaparición de sus padres. Estos datos no pueden sino dar cuenta de cómo un hecho histórico de estas características genera efectos que por su magnitud y violencia que no interpelan solo a las personas que lo han padecido directamente, sino que supone un daño al tejido social profundo, que es posible leer desde la narrativa del trauma, como han desarrollado autores como Hirschberger (2018) y Van de Ven (2020).

En el caso del estallido social, las cifras de violación de derechos humanos y el esclarecimiento de los hechos como elementos fundamentales de la reparación aún están en proceso. El informe «Situación de Derechos Humanos en Chile», realizado Comisión Interamericana de DDHH, estableció que existió un uso excesivo de la fuerza por parte del Estado en contra del ejercicio al derecho a la protesta pacífica. Solo en el caso de menores de 18 años, en mayo de 2022 el Ministerio Público señaló como víctimas a 2.178 niños, niñas y adolescentes; quedando mucho trabajo por hacer en términos de reparación.

Por su parte, estudios ligados al tratamiento con víctimas de genocidio (holocausto) y dictaduras en el mundo, han demostrado que el trauma además de los efectos ya descritos en las victimas se transmite entre generaciones. (Cintras 2012; EATIP, 2009; Frosh, 2013; Felsen, 2017). Una investigación realizada en 2012 por la ONG CINTRAS con jóvenes entre 14 y 18 años, pertenecientes a la segunda generación de sobrevivientes de tortura en Chile, confirma lo anterior; sin embargo, pareciera que esta dimensión más amplia y colectiva ligada al trauma no ha sido del todo incorporada en las políticas de reparación implementadas por Chile, puesto que se han centrado en un abordaje en la esfera de lo privado principalmente.

Según Didier Fassin y Richard Rechtman (2009) la expresión “el imperio del trauma”, hace referencia al proceso que tiene lugar desde finales del siglo XIX y segunda mitad del siglo XX, el concepto de trauma se consolida como una categoría de plena valía y estudio que supone una nueva comprensión de la precariedad humana, teniendo consecuencias morales para el tratamiento de las víctimas no solo como objetos de compasión y empatía, sino también como fuentes legítimas de verdad histórica.

Desde la mirada victimológica, el nuevo espacio de las víctimas lo integran los ciudadanos que, al haber padecido una experiencia traumática, son desalojados de la normalidad, pero no así de su ciudadanía, que sin duda los sitúa en un escenario colectivo, donde su vivencia puede tener ecos en otros.

En relación con lo anteriormente expuesto, resulta relevante el poder introducir al análisis elementos psicoterapéuticos, de las denominadas “terapias de tercera generación”, para poder remirar la reparación y específicamente la dimensión del trauma, desmarcándola de conceptualizaciones ligadas a la psicopatología propiamente tal, sino apuntando a resituarlo como una experiencia humana cotidiana que puede ser comprendida y que permite aspirar a que también pueda ser prevenida desde lo colectivo, donde el rol del Estado sigue siendo central en tanto articulador de nuevas prácticas y garante de derechos.La Experiencia Somática (Somatic Experiencing), enfoque desde el cual realizo mi práctica clínica para el trabajo con trauma, es un método terapéutico que releva la dimensión corporal y colectiva de todo proceso de traumatización, fue creado por el Dr. Peter Levine y aporta una visión diferente, pero a la vez complementaria a los enfoques reparatorios ya conocidos.

Experiencia Somática postula que el trauma se instala en el cuerpo y explica su teoría en base a los modelos de reacción que muestran los animales ante la amenaza de los depredadores (respuestas instintivas) y las bases estructurales de nuestro sistema nervioso, postulando que en lo seres humanos el sistema nervioso (traumatizado) se desorganiza, colapsa y no logra reajustarse, manifestándose en una fijación global, en una pérdida fundamental en la capacidad de autorregulación, de orientarse y de estar en el presente. Enfatiza que las experiencias traumáticas conducen a una disfunción del sistema nervioso cuando no se procesan completa y apropiadamente, esta disfunción puede impedir que alguien viva en el presente, así como contribuir a que aparezcan una serie de síntomas y mecanismos de defensa; mecanismos que fueron apropiados en el pasado, pero pueden no serlo en el presente, provocando una desconexión de nosotros mismos, del entorno y de los otros. Otro aspecto importante que considerar desde esta perspectiva que colabora con que el trauma se fije en nuestro sistema nervioso, es la ausencia de un espacio de reconocimiento empático de lo ocurrido, es así como la presencia de otro sensibilizado con los mecanismos que provocan trauma y con la importancia de ofrecer un espacio de acogida y reconocimiento a otro que sufre.

En este entramado, trauma, víctima, y memoria son elementos de una nueva gramática, según lo descrito por Koselleck (1993); una gramática a la cual se puedan integrar enfoques, estrategias y técnicas terapéuticas para el trabajo con las víctimas, pero también que, a nivel social, incorporen la apuesta por la psicoeducación para reposicionar el trauma como algo cotidiano en la vida de los seres humanos y no solo como un conocimiento de expertos en salud mental; lo que hace mucho sentido con la contingencia actual relativa a los conflictos y guerras que estamos presenciado. La reparación del trauma requiere de reconocimiento, no es posible empatizar con el dolor de un otro si no hay reconocimiento, el trabajo sobre la “memoria” con un anclaje colectivo, de conexión entre el que padeció, padece y puede padecer; podría movilizar posiciones subjetivas; donde las políticas públicas de reparación no deben descuidar este aspecto de convocarnos a sentirnos parte de nuestra historia sin necesariamente haber sido víctima directa.

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Referencias bibliográficas:

Alexander, J. C. (2004). Toward a theory of cultural trauma. En J. C. Alexander, R. Eyerman, B. Giesen, N. J. Smelser, & P. Sztompka (Eds.), Cultural trauma and collective identity (pp. 1-30). Oakland, CA: University of California Press. www.jstor.org/stable/10.1525/j.ctt1pp9nb.4 

Castillo M., Diaz M. y Gómez E. (2014) Reconocimiento social y elaboración del trauma de origen sociopolítico Una experiencia grupal con mujeres torturadas. TRAMAS 41 2014, México. file:///C:/Users/ps.practicas/Downloads/686-Texto%20del%20art%C3%ADculo-683-1-10-20190214%20(1).pdf

Defensoría de la Niñez revela importantes datos de niños, niñas y adolescentes víctimas de la dictadura. https://www.defensorianinez.cl/150-ejecutados-y-40-desaparecidos-defensoria-de-la-ninez-revela-importantes-datos-de-ninos-ninas-y-adolescentes-victimas-de-la-dictadura/

Defensoría de la Niñez: Según nuevo informe de seguimiento de la Defensora de la Niñez 178 niños, niñas y adolescentes sufrieron violaciones a sus derechos humanos en el estallido social. https://www.defensorianinez.cl/segun-nuevo-informe-de-seguimiento-de-la-defensoria-de-la-ninez-2-178-ninos-ninas-y-adolescentes-sufrieron-violaciones-a-sus-derechos-humanos-en-el-estallido-social/

Elster, J. (2007). Justicia transicional y violencia política. En Memorias del Seminario Internacional Justicia transicional en la resolución de conflictos y secuestro. Bogotá: Unibiblos.

Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura (Valech I) (2005). http://bibliotecadigital.indh.cl/handle/123456789/455

Informe y Nómina de Personas Reconocidas como Víctimas en la Comisión Asesora Presidencial para la Calificación de Detenidos Desaparecidos, Ejecutados Políticos y Víctimas de Prisión, Política y Tortura (Valech II) (2011). http://bibliotecadigital.indh.cl/handle/123456789/600

Hirschberger, G. (2018). Collective trauma and the social construction of meaning. Frontiers in Psychology, 9(article 1441). https://doi.org/10.3389/fpsyg.2018.01441 

Koselleck, R. 1993, Futuro pasado. Para una semántica de los tiempos históricos, Barcelona, Paidós

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Levine, P. Articulo: https://es.slideshare.net/LuisBravo23/peter-levine-2001curar-el-trauma.

Madariaga C. (1985) La Tortura y otras violaciones de los Derechos Humanos. CINTRAS Chile.

Meléndes A. (2022) La reconfiguración de la relación entre trauma y víctima y sus injerencias en la historia. Quaderns de filosofia vol. ix núm. 1 (2022): 85-104 eissn: 2341-3042 doi: 10.7203/qfia.9.1.21820. https://ojs.uv.es/index.php/qfilosofia/article/download/21820/20786

Pardo Montecinos, M. (2016). Significaciones de la reparación en los discursos de los profesionales del equipo PRAIS Antofagasta. Tesis de Magíster Psicología Comunitaria. Universidad de Chile, 2016.

https://repositorio.uchile.cl/bitstream/handle/2250/146200/Significaciones%20de%20la%20reparaci%c3%b3n%20en%20los%20discursos%20de%20los%20profesionales%20del%20equipo%20Prais%20Antofagasta.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Van de Ven, P. (2020). The journey of sensemaking and identity construction in the aftermath of trauma: peer support as a vehicle for construction. Journal of Community Psychology48(6), 1825-1839. https://doi.org/10.1002/jcop.22373 

Psicóloga, Magíster en Salud Mental y especialista en psicodiagnóstico clínico. Diplomada en Niñez y Políticas Públicas. Terapeuta para Memorias Traumáticas, en formación SEP Trauma Institute EE UU. Docente de la Escuela de Psicología Universidad Academia de Humanismo Cristiano

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