Foto de Julia Toro (Intervenida)

13 de enero 2022

Zarpazo

por Aldo Bombardiere Castro

“Que el verso sea una ganzúa”
…y un zarpazo
(garra-araña) 
invisible en su roer y acariciar
la loza resbaladiza de una tina.
¡Ay, la muerte no tiene tino!
Siempre a destiempo o buscando deliberadamente el retraso
(“¡Atina, Rodrigo!”, te decía mamá).
En su tono lírico y sombrío,
la muerte no tiene tino.


Pero aquí estamos
para constatar cómo algunas bibliotecas remojan sus pestañas
en el leve calor de las piernas cruzadas por las estudiantes.
Para constatar: el suicidio también asedia y ahorca en ese gesto.
(Moraleja y Catecismo: 
el punto de fuga empieza en la carne, avanza por el mundo y lo conduce el diablo).
Lavemos la culpa
…lamamos la culpa, como gatos en departamentos de alquiler
¡Con lenguas de fuego!


¿Punto de fuga o agujero negro?
He ahí la cuestión.
¿He ahí el universo, tan lejos de la existencia?
He ahí la cuestión.
La fuga o el agujero negro
huyen por el drenaje
enronqueciendo las manos nerviosas.
Los antipsicóticos han bloqueado la cañería
y no queda más que escriturar o pajarear:
Pajareo de vanguardia
que se pajea furtivamente
cuando llega del Peda buscando una raíz o razón
sin objeto de deseo ni sujeto deseante
como un hoyo de pelos,
un agujero negro lentamente enrojecido.

“¡Abramos el agujero, la tina y el drenaje”, 
dijo la poesía chilena de los 80 
(pero en los 2000).
“No profanéis el misterioso templo de la muerte”, 
replicó la sagrada familia.
“¡Traigan la ganzúa!”,
quiso escuchar el hermeneuta desde el fondo sin fondo de la cloaca.
Y los metafísicos y metapoetas, metafóricamente, discursearon su elegía:
“Orfeo ha cortado su Lira: Rodrigo era esa Lira, y ese Orfeo”.


Que el verso sea ese mismo instante: la carcajada estremecida hasta el llanto
(No por nada el rostro del orgasmo es idéntico al rostro de quien, extasiado, agoniza).
Que sea
Un colmillo venenoso
La proclama donde la bestia declara su compromiso con:
el irrenunciable e insuperable estado de barbarie.
Firmado y explícitamente expresando con:
sangre escribiente
(bebida totémica siempre recién bebida: bebestible viviente y vitalizante)
de su puño, muñeca y letra
-como un zarpazo-,
léase
lo siguiente:


Que todo no ha sido más que una carcajada,
un baño de tina, una casa, un juego de muñecas
…desangradas.
Y ahí la cuestión: en el zarpazo que da (o no da) la bestia.

Aldo Bombardiere Castro (Santiago de Chile, 1985). Licenciado en Filosofía de la Universidad Alberto Hurtado y estudiante del Magíster en Filosofía de la misma Universidad. Ha publicado el libro de ensayos sobre obras de arte Donde reina un olor a vestimenta cansada (Carbonada Ediciones, 2016) y el libro de narrativa Relatos menores (Editorial Luna de Sangre, 2017). Es colaborador permanente del magazine Ficción de la Razón. Administra el blog Plaza de la Hibridez (http://payasocontradictorio.blogspot.com).

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